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La robusta puerta de madera resonó al ser aporreada por la persona que se encontraba en la calle.

—Ya voy ya voy. —Dijo la de cabello blanco al oír la insistencia. Abrió la puerta y se apoyó en el marco de esta mirando al hombre frente a ella. —¿Que quiere?

—¿Eres Allinq Inumaki? —El castaño acomodó sus lentes negras mirándola fijamente.

—Depende de quién lo pregunte. —Sintió un tirón en su camiseta y se giró para ver a su hermano pequeño. —Toge vuelve dentro y avisa a papá de que aquí hay un señor.—El de ojos morados asintió acatando la orden de su hermana.

—Se que no vives con tus padres, están desaparecidos, vivís solos vosotros dos aquí junto con una mujer que se encarga de cuidar de ambos. —Se cruzó de brazos mirando a la menor. —Soy Yaga Masamichi, director de la escuela jujutsu del área metropolitana de Tokio, vengo para que te unas a nosotros.

Allinq pestañeó varias veces tratando asimilar la información de aquel tipo. ¿Porque ella? Si bien es cierto que era la única medio adulta que quedaba en su Clan, ya que Toge apenas tenía 7 años.

—¿Que gano a cambio? —Lo miró fijamente a los ojos a través de las gafas. —Quitate las gafas para hablar conmigo, me gusta hablar mirando a los ojos de las personas. —El mayor acató y se quitó las lentes. —Contestame, que gano al irme a esa academia, escuela o como quieras llamarlo.

—Protección ¿Es lo que necesitas no? Los altos cargos quieren matarte por tus técnicas. Pero eso ya lo sabes ¿Cierto?

—¿Eres de los altos cargos? —Negó. —¿Y que pasará con Toge? No quiero dejarlo solo con esa mujer.

—Deberá ser así por el momento, le asignaremos si quieres un hechicero como protector. —El hombre miró su reloj. —Necesito una respuesta ya, Allinq.

—Acepto. —Dijo tras pensarlo un par de segundos. —¿Me dejas empacar mis cosas y explicarle las cosas a Toge? —Yaga asintió. La mujer le cerró la puerta en la cara y suspiró apoyando su espalda en esta dejando su cuerpo deslizarse hasta el suelo. —Mierda... —Tras suspirar y frotar su rostro con las palmas de sus manos se levantó y fue directa a la habitación de su menor. —¿Enano? Sal, ya pasó la alerta.

El de cabello blanco salió de bajo la cama y se acercó a ella, la albina se sentó en la cama y lo puso en sus piernas.

—¿Mostaza? —Dijo mirándola.

—No, no lo estoy, tu hermana mayor debe irse por un tiempo, te quedarás con la señora Kima y vendrá otra persona para protegerte, prometo mantener el contacto contigo y venir a verte siempre que pueda. —Lo abrazó con fuerza mientras acariciaba su cabello. —De verdad que te prometo que hablaremos cada semana. —Besó su frente cerrando los ojos.

—Atún.

—No se lo que eso significa, pero iré recogiendo mis cosas. Ya te sabes mi número de teléfono, llámame en cuanto pase cualquier cosa, ¿Si? Vendré lo más rápido que pueda.

Tras una larga conversación, solo la de ojos morados hablaba y el otro escuchaba, acabó de empacar todas sus cosas necesarias y fue hacia la puerta, la abrió.

—¿Lista? —Preguntó Yaga. La menor asintió tras darle un último abrazo a su hermano y agradecer a la señora que los había cuidado. —Vamonos. —Cargó sus cosas en el maletero y se subió al coche, acto seguido lo hizo la otra. —Bien, pues en marcha. —Puso rumbo hacia la academia. —¿Cuantos años tienes? ¿17? Irás con Nanami y Haibara entonces... —Tras un largo trayecto acabaron llegando. —Llegamos.

La mujer salió del coche amarrando su cabello en un moño desecho para que no le molestara el cabello en la cara al transportar sus cosas.

—Masamichi-sensei. —Una voz hizo que la mujer se pusiera alerta rápidamente y  se giró a ver a aquella persona.

Medio HechiceraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora