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Allinq se encontraba entrenando junto a Nanami y Haibara su lucha cuerpo a cuerpo, lo había estado intentando un par de dias antes con Gojo, pero el no controlaba su fuerza y menos la enseñaba a pelear de manera correcta, por otro lado, ella no ponía mucho de su parte, ya que el albino simplemente fardaba de sus habilidades.

—Nanami ¿Has pensado en ponerte otro pelo? Ese está muy repeinado ¿No crees, Haibara? —La mujer soltó una pequeña risa mientras miraba al pelinegro negaba rápidamente para ahorrarse disgustos con su compañero.—Oh, vamos, Yu, estoy de broma, Kento está guapo de cualquier manera. —Apoyó su brazo en el hombro del rubio al ser de la misma altura, este la miró de mala manera y retiró su brazo con cuidado.

--Mi cabello está bien, no hace falta que opines de el, nadie ha pedido tu opinión.--Dijo el rubio mientras se colocaba para pelear de nuevo.

--Parece que la princesa se ha enfadado. --Soltó una pequeña risotada mientras también se colocaba.

--¿Me has llamado princesa?--Se reincorporó, mirándola sorprendido.--Ya que te estás mofando de mi pelo yo me tomaré la libertad de opinar del tuyo.--La mujer se puso en la misma posición que el, lo señaló con la mano, incitandolo a seguir mientras sonreia.--Bien, llevas el pelo que pareces una señora de 90 años, además de que es un blanco horrendo, no entiendo como a la gente puede gustarle tu pelo.--La sonrisa de Allinq fue borrandose conforme lo escuchaba. —Además mira esas entradas, no. Asqueroso.

--Oi...Nanami, te has pasado.--Haibara se acercó a su amigo y posó una mano en su hombro.

La albina tomó un mechon de su cabello y lo miró fijamente ¿De verdad era horrendo?Si bien era cierto que no era tan blanco como el de Gojo, pero ella no lo consideraba feo, ni menos horrendo. Asintió varias veces mientras es daba la vuelta, comenzando a caminar hacia el interior del recinto.

--Oye... Allinq.--El rubio la llamó, pero esta estaba absorta en sus pensamientos.-- ¡No iba enserio!

No alcanzó a escucharlo, ya habia llegado al recinto, se adentró en este, yendo a su habitación. Geto se cruzó con ella y la saludó con una sonrisa, pero ella habia pasado de largo, causando cierta confusión en el azabache. Entró a su habitación y cerró la puerta. No se consideraba una persona influenciable, pero el hecho de que una persona a la que consideraba su amigo le hubiera dicho aquello le habia dejado dolida.

--Maldito Kento...--Se miró al espejo que tenía situado sobre su cómoda

--Bien ¿Que te pasa?--Geto entró a su habitación. Se ve que habia estado tocando a la puerta pero al no recibir respuesta habia entrado, a esto se arriesgaba a numerosas situaciones, pero estaba dispuesto a asumir el riesgo y sus consecuencias.

--Mi pelo... ¿Te gusta?

--¿A que viene esa pregunta? Ya te dije el primer dia que viniste que tenias un pelo precioso, no es blanco como la nieve, pero tampoco es gris como la nubes en una dia lluvioso, es perfecto.--Se acercó a ella, posicionandose detrás suya, mirandose también al espejo. Tomó el cabello de la mujer y lo pasó sobre sus hombros, liberando su nuca.--¿Estabas así porque te han dicho que tu pelo era feo, verdad? --Ella asintió .--No deberias dejarte influenciar por las malas palabras, solo hacen que destrozar a uno y satisfacer al otro que las ha dicho... ¿Quién ha sido? ¿Haibara? ¿Nanami?

—No te diré quién ha sido, da igual, déjalo. —Se giró a mirarlo, este se agachó un poco para mirarla también. —¿Y quien te ha dado permiso de entrar a mi habitación?

—Yo mismo, he llamado, pero no contestabas. Me he tomado la libertad de entrar.

—Mmm... Bien, ya que estás aquí ¿Quieres tomar algo? —Se dirigió hacia una pequeña nevera que tenía, abrió la puerta y lo miró. —Tengo agua... O agua, nada más, soy menor de edad.

Medio HechiceraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora