Harry nunca había sido capaz de comprender una relación entre hermanos, pero siempre pensó que se le daría muy bien. Hasta que, como Amo de la Muerte, renace como Turais Rigel Black, hermano mayor de Sirius y Regulus. (Renacimiento/viaje en el tiemp...
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Una línea muy fina
Peter Pettigrew era un Gryffindor de tercer año, y sentía que esta afirmación lo resumía perfectamente. Formaba parte de la casa de los leones, era uno de los diecinueve chicos que cursaban su tercer año de estudios, y seguro que no era el mejor ni el más brillante, pero estaba aquí. Y eso era lo que le importaba. Tenía tres grandes amigos que le apoyaban, que le ayudaban con la magia que no acababa de entender. Diablos, Peter ni siquiera estaba seguro de querer ser el mejor mago de su edad, no estaba hecho para eso.
Quizás el mejor mago de su edad era Sirius, con James y Remus no muy lejos. Pero no era de extrañar que el Black fuera tan bueno, teniendo en cuenta a su hermano.
Turais Black aterrorizaba a Peter.
Oh, sabía que el chico era brillante, era amable con todo el mundo y siempre tenía tiempo para pararse a charlar con cualquiera. Pero Peter odiaba las serpientes, y el chico era un Parselmouth. Pero no le bastaba con no hablar con el mayor. Era sólo una cosa sin importancia que siempre tenía a Peter en vilo, esperando que una serpiente apareciera de la nada y empezara a morder los talones de todos los que estaban cerca. Por supuesto, eso nunca ocurría.
Lo que más asustaba a Peter del chico era lo perfecto que parecía. Tenía que haber algo malo con Turais Black, algo que estuviera ocultando. Nadie podía ser tan perfecto, ¿verdad? Tenía que haber algo malo en él, un temperamento temible, tendencias cuestionables. Algo detrás de esa agradable máscara que llevaba, oculto bajo llave.
Peter nunca había compartido este pensamiento con nadie más, pero había algo más en Turais Black. Probablemente nunca se habría dado cuenta, probablemente se habría hecho la misma ilusión que los demás. Pero había visto al chico mayor, sólo por un momento, cuando había bajado a hurtadillas a las cocinas con el resto de los Merodeadores. Turais ya había estado allí -pues el chico conocía el castillo mejor que nadie-, pero Peter se había fijado en la mirada del muchacho.
Era oscura, casi embrujada.
No eran los ojos de un niño, le recordaban a su abuelo muggle, que había luchado en la guerra muggle. Eran los ojos de un soldado.
¿Cómo nadie más había notado esa mirada? Claro que sólo había estado allí un momento, pero Turais Black no era tan bueno ocultándolo como para que su familia no lo hubiera visto, ¿no? Peter no lo sabía, pero sabía que Sirius quería muchísimo a su hermano. Y Turais Black cuidaba de sus hermanos pequeños con la vena protectora de una madre dragón lactante. Así que se guardaría de decir nada por ahora.
A menos, por supuesto, que James llevara a cabo su idea de gastarle una broma a Turais. Entonces pondría todo su empeño en impedirlo. No quería pensar en las posibles repercusiones de aquella idea. En absoluto.
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