Harry nunca había sido capaz de comprender una relación entre hermanos, pero siempre pensó que se le daría muy bien. Hasta que, como Amo de la Muerte, renace como Turais Rigel Black, hermano mayor de Sirius y Regulus. (Renacimiento/viaje en el tiemp...
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Un Sonido De Timbre Que Hizo Eco
Era la última visita a Hogsmeade antes de las vacaciones de Navidad. Metiéndose las manos en los bolsillos del abrigo, Sirius Black suspiró hondo antes de exhalar, sin saber muy bien cómo se sentía. Aparte de letárgico. Sabía que debía esforzarse con los deberes, pero, en realidad, ¿qué sentido tenía? Turais sólo había conseguido sus OWL, y aunque eran unos OWL espectaculares, él seguía ahí fuera, marcando la diferencia. Y sí, sólo era de cuarto año, pero eso no significaba que no pudiera hacer nada. ¿O sí?
Sirius hundió la cara en la bufanda roja y dorada y miró a Regulus por el rabillo del ojo. Los dos hermanos Black habían acordado hacer juntos las compras de Navidad. No por verdadera necesidad de pasar tiempo juntos, ya que eso era lo que hacían ahora la mayoría de las veces que comían. Tampoco tenía que ver con el hecho de que hordas de estudiantes insensibles les habían estado preguntando cuándo planeaba Turais batirse en duelo con el Señor Tenebroso desde el periódico de ayer. Aunque eso fuera una gran molestia. No, era por necesidad.
La razón por la que habían venido juntos a Hogsmeade era porque era imposible comprarle a Turais un regalo de Navidad. O mejor dicho, porque no tenían ni idea de qué regalarle.
¿Qué se le podía regalar a Turais? El chico tenía dinero suficiente para comprar lo que quisiera y magia para hacer lo que no se podía comprar. Él y Regulus se enfrentaban a este dilema todos los años, y a medida que se volvían más inteligentes, a medida que crecían, también lo hacía el hecho de que realmente no tenían idea de qué regalarle a Turais.
El año pasado se habían decidido por un raro libro de hechicería, que Turais había leído de cabo a rabo, después de regalarle a Sirius un pequeño diario lleno de bromas que Turais había buscado o creado él mismo, y luego una snitch encantada para Regulus que aumentaba su nivel de dificultad cuanto más hábil se volvía. Ambos regalos eran mucho mejores que cualquier cosa que se hubiera podido conseguir en el mercado, y Sirius estaba decidido a conseguir esta vez algo para Turais que al chico le encantara. Sólo necesitaba averiguar qué sería.
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Habían pasado una hora en la librería discutiendo verbalmente sobre si Turais querría otro libro o un pañuelo que pudieran encantar cuando empezaron los gritos.
