55.

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—Gael...

Detuvo el movimiento al sentir un líquido caliente en su mano. Se quedó inmóvil y lo observó. Se veía tan ajeno pero a la vez tan suyo que sonrió. Su entrepierna palpitaba, más emocionada de lo que él mismo se sentía. Él estaba bien, muy a gusto. ¿Cómo no estarlo? Si debajo de él tenía a Gael Sorní jadeante y sudado.

Gael se cubrió los ojos con ambos brazos tratando de calmar su respiración. Sus labios entreabiertos se veían resplandecientes y hermosos. El color de sus mejillas rosadas por el calor era, desde hoy en adelante, su favorito. Sonrió y se inclinó para besar su abdomen orgulloso, sobre todo, al verlo sonreír. Todo eso gracias a él, algo que pensó que nunca en su vida lograría.

Dejó un beso en medio de su pecho y rozó su cuello con su nariz hasta hundirla en su piel. Su dulce olor a lilas se mezclaba con el sudor. Era nuevo y delicioso.

Ahora entendía toda la conversación que había tenido con Kai. Ahora ambos sabían lo que querían, ambos estaban listos y ambos, al fin, liberaron todo lo que les ardía en el pecho.

Sonrió y tomó aire para soplar su cuello, lo que le causó una risilla divertida antes de que besara la parte oculta detrás de su oreja. Luego bajó y besó su mandíbula, su mentón, su mejilla hasta que llegó a su boca.

Gael le contestó el beso amodorrado y se descubrió la mirada para mirarlo con ojos aguados, brillantes y hermosos a la luz suave de su lámpara.

—Gael Sorní es mío, no puedo dárselo a nadie más —interrumpió el beso solo para murmurar lo que se sintió como una declaración de intenciones y continuó un beso que podría haber durado un par de eternidades.

—¿Estás bien? —le preguntó Gael.

—Solo no sé qué hacer con... —Movió su mano porque nunca nadie le dijo lo que se hacía cuando tenías semen ajeno en tu mano y no lo había visto antes en ninguna película. Su semen era tan escaso que siempre terminaba en la camiseta de segunda mano que usaba de pijama.

Gael rio y se acomodó con ambas manos en la cama antes de revisar en su cajón hasta encontrar papel desechable. Sacó unos cuantos y él mismo lo limpió antes de asear su abdomen y acomodar su ropa interior y sus pantalones.

—Listo. —Gael se permitió acomodar su cabello largo detrás de su oreja—. Ahora dime, ¿no te sientes incómodo?, ¿forzado? ¿No te obligue a nada?

Adam rodó los ojos y negó sonriendo de medio lado.

—Nada de eso —suspiró—, no tenía idea de lo bien que se siente tenerte así. —Adam carraspeo y bajó su mirada—. ¿Estuve mal?

Fue el turno de sonreír de Gael, quien se sentaba en la cama de la misma forma en la que él lo estaba.

—Estuvo genial.

—Si lo hubiera hecho mal, ¿me lo hubieras dicho?

—No, porque me hubiera importado más que fueras tú. —Gael se inclinó con los ojos cansados—. Si no fueras asexual te exigiría saber dónde aprendiste a hacer algo así, pero me toca solo pensar que te diviertes mucho con lo que tienes allá abajo.

Volvió a mirarlo a los ojos, aunque prefirió rascarse la nariz nervioso y prestarle atención a la ventana.

—Por favor, ten en cuenta que en algún momento te fallaré, que lo haré pésimo, que me pondrás un dos en tu escala, que te molestará que no te siga el ritmo.

—Si pasa todo eso, te querré igual.

—No quiero que seamos una de esas parejas donde uno decide no tener sexo o el otro decide tenerlo aunque el otro no quiera.

My Chemical (Asexual) Love ✦ DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora