12.

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—No le partí la nariz, ya deja de decir eso.

—Lo siento, es más gracioso si lo digo así. Además, eso es lo que todos dicen.

—Y a ti te encanta repetir lo que todos dicen, ¿no es cierto? —Adam Baek dejó sus cosas y un par de libros sobre la mesa con ímpetu—. Ya te conté varias veces lo que pasó, ahora vete que tengo una tutoría.

Kai ni se movió de la silla, por el contrario, se cruzó de piernas y apoyó sus manos detrás de su cabeza.

Con lo que tenía que lidiar. Le dolía la cabeza y estaba cansado, deseaba con muchas ganas irse a su casa, después de todo, los miércoles eran sus días libres, pero se había comprometido y sentía que se lo debía a Gael Sorní después de aquel accidente.

No podía sacarse de la cabeza toda la escena ocurrida en el baño, se sentía un idiota con solo pensarlo. ¿Cómo había sido tan poco cuidadoso? ¿Era necesario arrancar así de alguien? La fiesta iba bastante bien, se sentía relajado al fin luego de un día agotador; sin embargo, Amy Ann Díaz no se despegaba de él en busca de cualquier oportunidad para tocarlo y eso lo ponía enfermo e incómodo.

No dejaba de pensar en el devenir de los hechos y, por sobre todo, no dejaba de pensar en los ojos entrecerrados de Gael Sorní y su: «Arrugas la nariz cuando estás molesto. No me había dado cuenta, es lindo, ¿te lo han dicho antes? Me gusta».

Le daban escalofríos cada vez que pensaba en esas palabras, apretaba las manos y deseaba sacudir la cabeza, atontado de pronto porque no podía dejar de preguntarse por qué se sentía tan incómodo, pero no de la misma forma que con Amy Ann Díaz.

—Deberías tratarme con más gentileza, pues te recuerdo que nos dejaste a la deriva. Becca tuvo que pedir un taxi. Íbamos como John y Jackie Kennedy después del disparo. No fue fácil explicarle al chofer algunas cosas.

Adam frunció el ceño.

—¿Crees que soy tu chofer?

—Aparentemente, eres el de Gael Sorní —sonrió y se quitó los lentes para limpiarlos—. Estoy confundido, necesito entender esta historia mejor: ¿le diste con la puerta del baño en la nariz, luego te comportaste como su guardaespaldas y lo llevaste hasta su casa para asegurarte que llegara bien? —Adam rodó los ojos mientras hablaba y asintió en silencio al sentarse frente a su amigo—. Menos mal que no te agrada por ser irresponsable y mediocre.

—Nunca he dicho eso, solo agota mi paciencia. Tal cual como tú haces ahora.

Kai aplaudió emocionado.

—No lo conozco y ya me cae bien. Saca cosas buenas de ti, tienes muchas y no quiero ser el único que las vea.

—No empieces, Kai —lo amenazó con un dedo.

—No empiezo nada, es que ¿acaso no puedo desear que mi mejor amigo tenga otro amigo? Ya no me dan celos, ni siquiera con Becca, mira lo maduro que estoy.

Era ridículo, pero no pudo evitar reírse por la cantidad de brutalidades que Kai decía por minuto.

—Vete, Gael debe estar por llegar. —Pensó que si dejaba de mirarlo, su amigo al fin entendería que quería dejar cualquier conversación hasta ahí.

—Me iré, pero solo si me ayudas con mi ensayo. —Kai se puso de nuevo los lentes y batió sus pestañas con las manos debajo de su mentón.

—¿De nuevo?

—Es que no logro pasar de la introducción y son mínimo diez páginas. Lo haría yo, pero ya sabes que este fin de semana estaré ocupado con el cumpleaños de Becca. Es para el lunes, sálvame por favor—le rogó.

—Está bien.

De un salto, su amigo se puso de pie y se le acercó para pasarle un brazo por el cuello antes de besar su coronilla.

—Gracias, gracias, gracias...

—Ya suéltame.

—Hola.

Oh, no, esa voz.

Se soltó del agarre de un codazo, con el que apartó a Kai. Abrió los ojos y vio que Gael Sorní lo miraba con una expresión difícil de descifrar. Su sonrisa se veía bastante tensa.

Genial, se estaba poniendo en ridículo él solo.

—Sorní —dijo como forma de saludo—. Siéntate. ¿Estás listo? —preguntó para ignorar la situación anterior—. Él es Kai Imato, mi...

—Su mejor amigo —notó como Kai parecía muy enfático al decir «amigo»—. Ya me iba.

Gael sonrió radiante, como siempre, e inclinó la cabeza para saludar. Notó que la sombra del moretón aún seguía ahí.

—Nos vemos, Adam. —Puso una mano en su hombro y pasó junto a Gael antes de que este tomara asiento en la silla de enfrente, como siempre.

Adam no dejó de seguirlo con la mirada, aunque debió haberlo hecho porque, apenas estuvo lo bastantemente lejos, Kai se volteó para hacerle señas y tirarle unos besitos al aire. Una clara insinuación.

Iba a matarlo.

—Adam. —Gael lo hizo volver a la tierra—, ¿puedo?... —Estiró su mano con temor. El movimiento se interrumpía, inseguro, hasta que, de pronto, la mano de este estuvo cerca de su cara y sus dedos en su pelo—. Es que tu pelo... es que estás un poco... —no continuó, pero su mano sí; en dos segundos comenzó a arreglar el cabello que su amigo le había desordenado antes—. Listo.

Gael Sorní volvió a acomodarse en la silla y se inclinó para sacar sus cosas de su bolso, sin notar que Adam lo miraba con las mejillas ligeramente sonrojadas. 


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My Chemical (Asexual) Love ✦ DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora