49. (N)

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«Solo es una opción».

La voz de Adam retumbó en su cabeza mientras, frente al espejo, se repetía la frase que desde hace un par de semanas parecía ser un mantra.

Hace un rato, tuvo las manos de un chico en su cintura, unas manos que no eran de Adam Baek. Bailaba en una pequeña sala, que se había convertido en una pista de baile para un montón de personas, cuando sintió su respiración en su oreja haciéndole cosquillas y dejó que besara su mejilla. Quizás, solo quizás, si el olor de su perfume no hubiera golpeado su nariz con tanta fuerza, hubiera dejado que le besara algo más.

Demonios, era tan débil de cuerpo que no encontró una mejor alternativa que usar la vieja excusa del «voy al baño, ya vuelvo».

—Solo es una opción —dijo de forma casual una última vez antes de salir del baño.

«Esta noche, en la fiesta, si quieres..., ya sabes, podrías probar. Si funciona, cuéntame». Tonto Adam Baek. Nadie podía soltar algo así antes de cortar una llamada.

Se sentía mareado y nada tenía que ver el alcohol que había estado bebiendo, pero sí mucho esa repentina libertad.

No se atrevió a volver a la sala, temeroso de asfixiarse entre la gente y, claramente, de encontrarse con el chico con el que había estado bailando. Prefirió quedarse en el pasillo por el que había llegado al baño, el cual apenas estaba iluminado por las luces de colores que estaban por todo el departamento. Soltó un suspiro y sacó su celular.

GAEL:

Vine al baño y nadie me pegó con la puerta. Las fiestas ya no son divertidas sin ti.

Se quedó a la espera de una respuesta y se mordió el pulgar hasta que esta llegó.

ADAM:

Qué decepción, pensé que alguien tomaría mi lugar.

A veces, Adam Baek no tenía idea del impacto de sus palabras. O puede que sus verdadera intenciones se colaran entre sus palabras, esas que lo hacían creer que realmente esperaba que alguien tomara su lugar en más de un sentido.

GAEL:

No sería lo mismo ☹

Las cosas habían estado tensas entre Adam y él desde lo que, dramático como siempre, llamaba «La conversación». Era como si caminara con una piedra en el zapato; sin embargo, parecía que esa tensión, esa misma piedra, los hubiera acercado mucho más, a pesar de lo incómoda que podía ser tener precisamente esa carta de la «relación abierta» sobre la mesa.

Esa carta que de pronto levantó un pesado velo y le permitió de nuevo ver a otros chicos de la misma forma que lo hacía cuando estaba soltero. Los veía de verdad.

Coquetear para él siempre había sido fácil, no porque lo hiciera bien, sino porque se le daba como algo natural. Era guapo, risueño, encantador y siempre tenía las palabras precisas para despertar el interés en otros. Si estaba en una relación, sabía controlarse, pero, ahora, con esa especie de pase libre que le había dado Adam, se encontró con los ojos clavados en un chico, incluso cuando estaba a su lado.

—Gael, que bueno verte.

Levantó la cabeza y pensó que la vida era muy cruel con él. ¿Qué clase de juego perverso era ese?

—Lucas, hola, ¿cómo... cómo estás?

¿Cómo podía ser que Lucas Milán apareciera siempre que sentía que la vida le ponía un reto? ¿Quién era ese Lucas Milán en realidad? ¿Su karma?, ¿su Ángel de la guarda?, ¿la peor de las tentaciones? Lo odió, sobre todo porque ese chico alto, moreno y de sonrisa tan brillante era, en realidad, todo lo que buscaba en alguien si un día decidía desviarse del camino pedregoso por el que Adam lo llevaba.

My Chemical (Asexual) Love ✦ DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora