My Chemical (Asexual) Love ✦ DISPONIBLE EN FÍSICO

34.

—¿No quieres subir?

Su voz sonó suave a la espera de que así no se le notara lo ansioso que se sentía. Adam no había vuelto a estar tan cerca de su departamento desde la vez que lo dejó cruzar el umbral de su puerta luego de que espantara a su ex. Esa vez, Adam había acariciado su hombro con una sutileza casi imperceptible, mientras Gael pensaba en cómo pedirle que no le acomodara la ropa, sino más bien que se la quitara de una vez y que besara toda la piel que le quedaba expuesta.

—Tienes un ensayo que terminar y yo tengo un examen mañana.

—Qué aburrido eres, Baek —chasqueó la lengua y se cruzó de brazos.

Se mantuvo en silencio un momento, a la espera de su reacción, aunque la ansiedad lo apuró a insistir.

—¿Y si subes y terminamos nuestros deberes juntos? Podrías ver a Mochi también; te sorprendería lo mucho que ha crecido.

Con ustedes, la excusa más antigua de la historia.

—Tengo más fotos de Mochi que de mi familia en mi celular .

Bajó los hombros con el recuerdo de aquellos tiempos en los que, con una sonrisa y un poco de insistencia, hubiera logrado convencer a cualquier chico. Ahora no le quedaba más opción que alargar la despedida lo máximo posible.

—Debes subir a ponerte hielo.

Sus dedos largos y nudosos pasaron despacio por su nuca. No le dolía, a menos que le tocaran la zona, como ahora, al sentir su mano.

—Lo siento.

—¿Ves? Estoy malherido. Necesito que me cuides.

Tercer golpe y esta vez obtuvo resultados: Adam rió por lo bajo negando ante su actitud. Aprovechó, entonces, su guardia baja y tomó su mano.

—¿Así coqueteabas antes?

—Síp.

—¿Y funcionaba?

—Síp.

Adam sonrió y se pasó la mano libre por la nariz, nervioso.

—¿Cómo supiste que estaba en la biblioteca?

—Me lo escribiste —dijo sin más y movió sus dedos para acariciar los suyos, con cuidado.

—Pensaba que no habías leído el mensaje. No lo respondiste.

—Que no te responda no quiere decir que no lo haya leído, Gael.

Veía las cosas con tanta simpleza que su respuesta era directa y natural. Parecía demasiado obvio y eso lo hizo sentir como un tonto.

Se desabrochó el cinturón de seguridad para ladearse y mirarlo de frente.

—Respóndeme cuando te escriba. —La mirada extrañada de su tutor hizo que tuviese la necesidad de agregar—: siempre que puedas.

Adam también se quitó el cinturón, y le enseñó en primer plano su mirada confundida.

—¿Es necesario?

—¡Claro que lo es! Para mí lo es. ¿Cómo voy a saber que estás atento a lo que te digo si no me dices nada de vuelta? —farfulló—. Eso es lo que hacen las personas cuando salen.

—¿Y nosotros estamos saliendo? —preguntó divertido.

Abrió la boca ofendido.

—Me parece que, después de todo este tiempo que llevamos comiéndonos la boca, ya entramos en el grupo de «personas que salen".

Esta vez la risa de Adam no fue bajita ni tampoco negó con la cabeza, esta vez la risa fue real. Los ojos de Gael brillaban siempre que podía lograr algo así. Se le apretaba la garganta también, porque se le atoraban las ganas de decirle lo mucho que le gustaba y las muchas carcajadas que le quería provocar.

—Está bien, salimos juntos entonces. Tomo nota.

—Sé lo que dicen de mí, no les quito razón, pero créeme veintiún días es un número suficiente para confirmar que, efectivamente, estamos saliendo.

No fue hasta que terminó de hablar que se dio cuenta de lo amarga que había sonado su voz al decir lo último. No le importaba lo que la gente dijera ni lo que opinara sobre a quién besaba o con quién se acostaba en la universidad, pero ahora había una línea entre «los demás» y «Adam Baek».

—Tú... alguna vez, ¿has escuchado rumores sobre mí? —preguntó lento, porque temía meterse en terrenos pantanosos.

Adam tomó su mano y la llevó hasta su boca. Daban ganas de hacer un checklist de todas las cosas nuevas que hacía por él —y con él—, solo como un recuerdo especial de lo que se sentía ser la primera vez de alguien.

—No me importa. Escucharé solo lo que tú me quieras contar.

En esos ojos profundos que tenía, vio que decía la verdad, que a pesar de los rumores, ciertos o no, Adam estaba ahí para él, con él, por él, sin importar su historial de citas y encuentros casuales.

Lo besó y se sintió maravilloso. Cada vez menos torpe, pero igual de suave y a la vez intenso que la primera vez. Su lengua buscó la suya con cautela, le provocó una sonrisa cuando la recibió despacio, tan a gusto.

Se miraron, en silencio, un rato luego de separarse. Gael olvidó el golpe en la nuca, ya que estaba demasiado concentrado ahora en lo inquieto que se veía su tutor.

—Espero, algún día, poder leer lo que piensas, Adam.

Gael sintió que le acariciaba el cuello con el pulgar.

—¿Por qué?

—Porque piensas más de lo que dices. —Adam guardó silencio. Aun así, no podía esconder lo mucho que decían sus ojos—. ¿Lo ves?

Se apartó para pegar su espalda al asiento. Se apretó el tabique de la nariz y Gael solo esperó a que su mente se pusiera en orden antes de hablar.

—Temo no hacerlo bien, a veces siento que soy muy torpe —dijo al fin—. Si no lo hago... si fallo, ¿me lo dirás?

—Lo haré, no soy bueno con eso de callarme, ¿recuerdas?

Fue el turno de Adam de mirarlo de reojo, quien relajó su expresión y se inclinó para darle un beso corto antes de seguir.

—Pero no te puedo decir todo, porque quiero que descubras cómo quererme y que, al final, me quieras como tú quieras.

Sus susurros fueron como palabras mágicas que hicieron que los ojos de su tutor brillaran en la penumbra de su auto. Gael, sin saberlo, había dicho las palabras correctas, así que se dejó atraer desde su cuello para que Adam lo besara marcando el ritmo y la cadencia, todo el tiempo que deseara.

Fue un beso largo porque fue uno de esos que terminan y vuelven a empezar, así que no supo cuánto tiempo duró la despedida desde que habían llegado a su departamento.

Quiéreme como tú quieras, Adam Baek, pensó mientras le daba el último beso antes de darle las buenas noches, complacido, con los labios hinchados y con el sabor de Adam en la boca.

Como tú quieras.

Me gusta mucho este capitulo :') ♡