Rendidos al deseo de amor que arde por dentro
se abre la prisión que encarcela nuestras ganas de matarnos a besos
y se liberan nuestras ansias de morder la intimidad de este amor febril
que acalora nuestras fibras.
Entonces, cautiva de encanto
cae la debilidad de nuestra carne vencida a la entrega,
rendida a las ganas de sentirse y ser solo una.
Se curte tu piel, se curte la mía por las huellas de la indiscreción
y claudican al hambre de comer la manzana prohibida
para abandonar sin que cueste,
ni pese, el paraíso prometido.
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Los nombres de la Poesía - Tomo 1-
Poetry🙝Qʋe ɱis ɱɑƞσs seɑƞ plʋɱɑ pɑɾɑ cɾeɑɾ pσesíɑ🙟 Recopilación de mis poemarios. "Lσs ƞσɱbɾes...