Me arrancaste miles de suspiros, me evaporaste el raciocinio. Me nublaste la visión y hasta con tu fuego convertiste en llama mi corazón. Pero no me amaste como dijiste (porque así quisiste).
Hoy razono en el juicio que le hago a tu recuerdo para ver que no me diste lo que prometiste y abro a tope la escotilla de mi memoria para arrojar al aire la alusión de todo aquello que juraste más no me cumpliste y para quitarme del pecho este pérfido luto.
¿O qué pensaste? ¿Que cargaría siempre con la cruz de tus cenizas? Pues entérate que no, que junto a ellas a tu recuerdo le hago trizas dejándolo enterrado en tierra de resarcimiento y que también me quito esta mísera desdicha por la calamidad de haberte amado.
Nunca fuiste desconfiado... siempre pensando que mi amor duraría por siempre y que si de mi te alejaras pasaría sin ti a mejor vida. Y por confiarte de esto te fuiste dejándome vacía, pecando de tonto e ingenuo. Creyendo que sin ti me moriría. ¡Y mira, aún sigo con vida!
¿O qué pensaste? ¿Que cargaría siempre con la cruz de tus cenizas? Claro que no. Yo ya me despido de vos... ¡Crédulo! chau, chau adiós.
MUCHAS
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Los nombres de la Poesía - Tomo 1-
Şiir🙝Qʋe ɱis ɱɑƞσs seɑƞ plʋɱɑ pɑɾɑ cɾeɑɾ pσesíɑ🙟 Recopilación de mis poemarios. "Lσs ƞσɱbɾes...