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El clan de los Jeon, omegas de agua, ha sido uno de los más degradados, por el simple hecho de que su líder sea un omega sin un alfa que lo proteja, el Omega ha tenido el mismo trágico destino de perder a su compañero, los demás clanes lo han catálogo como una maldición que pasa de generación en generación, pero, no siempre fue así.

Cuando aún existían los alfas dragón, el clan de fuego, quienes eran de los más fuertes e intimidantes, el clan de los Jeon, estaba al mismo nivel que estos, por lo que, siempre fortalecían sus comunidades, con matrimonios entre ambos clanes, formando un solo clan, el más poderoso, el más temido y grande.

Pero de repente, todos los alfas dragón empezaron a morir y desaparecer, hasta que ninguno quedó de ellos, volviéndose simples leyendas, así como también el último Omega de los Jeon, perdió a su alfa, haciendo esto una repetición.

Todos los alfas que terminaban unidos a estos omegas, morían de causas extrañas, por lo que, los clanes empezaron a prohibir a sus alfas relacionarse con los Jeon, pero, era inevitable no caer ante la belleza de estos etéreos omegas, todos los omegas descendientes de alfa dragón y omega de agua, tenían una belleza inigualable, siendo la envidia de todos, así como también una gran fertilidad innata.

Pero un encuentro casual, podría cambiar el destino del clan.

...

Con su pequeño cachorro en brazos, caminaba por la orilla del río, cantándole una canción de cuna, por el destello azul de sus ojos, sabía que cuando crezca, sería un hermoso Omega, aunque desearía que fuera lo contrario, no quiera que su destino fuera el mismo de todos, esperaba que algo fuera diferente, si fuera alfa, las cosas serían distintas.

Un llanto ajeno al de su cachorro, resonó entre las ramas de un árbol caído al río, no era un recién nacido, pero si de un pequeño, caminó siguiendo el llanto, no podía creer lo que sus ojos veían, un pequeño de no más de dos años, enredado entre las ramas, rasguños en su rostro y cuerpecito desnudo, toda su ropa había sido destrozada, tenía una gran mordida en su muslo izquierdo, que aún sangraba en abundancia, pero ¿quien seria capaz de hacerle algo así a un pequeño cachorro?

Dejo a su pequeño bebé en el canasto para poder agarrar al niño que lloró  aún más fuerte al verlo llegar, estiraba sus rellenitos brazos a él, pidiendo que lo sacará de ahí, el omega tuvo que meterse al agua, no le importo mojar su ropa, envolvió al pequeño en una manta, tenía el cabello de un gris cenizo, su piel como la arena, y aún siendo tan pequeño desprendía un fuerte aroma a cenizas, jamás había sentido tal aroma.

Se sentó a la orilla por unos minutos para vendar su pierna y evitar que siga desangrándose, el pequeño se acurrucaba en su pecho, inhalando su aroma, eso parecía calmarlo.

En su casa, curo sus heridas, el pequeño frotaba su naricita en su cuello aspirando su aroma, sus manitas acariciaban sus mejillas, tan pequeño e inocente, no imaginaba lo que tuvo que pasar, seguro la corriente del río lo arrastró hasta ahí, era una suerte que lo haya encontrado, o tal vez no sobrevivía.

- Desde ahora voy a cuidarte, seré tu padre, pero antes tengo que ponerte un nombre – mecía al niño en sus brazos para que durmiera después de comer, sus ojitos lo miraban entrecerrados, y no supo si fue por la luz, pero vio un fugaz destello rojo de esos ojos cafés, antes de que se cerrarán, miro a su propio cachorro que dormía en la cuna.

- Taehyung, te llamaras Taehyung.

FIRE ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora