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22 años después.

Jungkook bajo del árbol y sacudió sus ropas, solo esperaba que nadie lo haya visto, a su papá le daría un ataque si se entera que de nuevo se subió a los árboles de naranjas, él siempre decía que tenía que ser más discreto, pero jamás lo limitaba, si no quería usar vestidos y faldas, no lo obligaba, si no quería ir a eventos para buscar un compañero, tampoco lo obligaba, le dejaba tomar sus propias decisiones.

Cierto aroma llegó a sus sentidos y no tuvo que voltear a ver quién era, solo rodó los ojos esperando a que el otro se acercará.

- Que quieres Chan, ya te dije que no voy a ser tu Omega, me da igual lo que tus padres digan, la maldición ¿Acaso no recuerdas? – explicó fastidiado, el alfa pelinegro rió a sus espaldas, pasó un brazo por su cintura apegándolo a su pecho, aspirando con descaro su aroma directamente de su fuente de olor, por más que Jungkook trato de alejarlo, no pudo.

- Y yo te dije que no me importa la tonta maldición, es mentira, mis padres están seguros que alguien o varios matan a todos los alfas de tu familia, yo sé cuidarme, nadie se atreverá a tocarme un pelo, ni siquiera tendrá oportunidad – charló engreído, el Omega iba a reprochar, pero otro aroma que conocía muy bien llegó a sus fosas, sonrió con maldad al ver de reojo quien se acercaba a ellos “Chan no debiste decir eso” murmuró su lobo a la vez que movía la cola.

- Quítale tus sucias manos de encima, si no quieres que te las arranque – la gruesa y fuerte voz del otro alfa, erizó la piel del pelinegro que soltó enseguida al omega cómo si quemara, trago en seco al ver al alfa que aparto al menor de su lado, también vio la sonrisa altanera del azabache.

- No es lo que crees, yo solo estaba-

- Oh, yo sé muy bien lo que era, pero déjame decirte algo y pon atención porque no voy a repetirlo dos veces, el único que puede tocarlo soy yo, si vuelvo a ver tus asquerosas manos en él, no serán solo palabras, ¿entendiste? – espetó entre dientes, dejando ver parte de sus colmillos, no esperaba una respuesta, así que se llevó al Omega de ahí, quien se despidió con la mano del otro y se apegó al pecho del alfa peligris que tenía la mandíbula tensa, y emanaba un fuerte aroma que lo ponía algo nervioso, estaba molesto, muy molesto.

- Tae... – trato de decir, pero fue interrumpido.

- No sé cuántas veces tengo que decirte que no debes salir solo, si algo llega a pasarte, padre estará muy preocupado, deberías ser más consciente, hay muchos que están detrás de ti, deja de actuar como un niño, no toda la vida voy a estar ahí para cuidarte – regañó, cuando llegaron a la casa lo soltó y se fue a su habitación, dejándolo ahí solo, Jungkook suspiro mirando por dónde se fue.

- Yo sé que también te gusto, pero te haces el difícil, alfa tonto.
Desde que su padre enfermo, Taehyung se había vuelto como su escolta, guardián, guardaespaldas, quien lo cuidaba, y Jungkook estaba feliz, llevaba enamorado del alfa peligris desde que tenía uso de razón, simplemente fue algo que se dio, desde niños sabían que no eran hermanos de sangre, pero aún así, el alfa llamaba padre a Suho, ya que fue quien lo crío.

Le tenía mucho afecto y cariño, cómo a un verdadero padre, le había prometido cuidar de Jungkook desde que intentaron asesinarlo cuando tenía 10, alguien quería que todo el clan Jeon desapareciera, y que mejor que eliminando al primogénito de Suho y único descendiente, cortando desde la raíz al linaje de omegas de agua, pero gracias a Taehyung, seguía con vida, ese evento solo hizo que el enamoramiento que tenía el Omega incrementara.

En varias ocasiones se declaró al alfa, siendo él el que intentara cortejarlo, pero siendo rechazado, en todas, pero era alguien de persistencia, el que persevera alcanza se repetía cada mañana al despertar, no iba a rendirse fácil, no había otro alfa que quisiera, si no era él, los demás le parecían mediocres comparados con Taehyung.

FIRE ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora