𓆩*𓆪 Confianza

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Jeongin hablaba por videollamada con su amigo Félix, el único amigo que tenía en realidad pues compartía el mismo don con él

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Jeongin hablaba por videollamada con su amigo Félix, el único amigo que tenía en realidad pues compartía el mismo don con él.

—¿Entonces no lo hicieron hasta el final?

—No, el señor Bang fue muy amable y comprensivo, dijo que él esperaría a que yo me sintiera completamente cómodo —contaba con un gran sonrojo en el rostro—. Incluso me limpió y sólo me incitó a dormir. Félix, todo este tiempo sólo hemos pasado el día recorriendo la ciudad y por la noche cenamos en algún bonito restaurante para conversar, no podemos dormir separados, pero él nunca cruza su lado de la cama. Es un caballero.

—Vaya... —impresionado su amigo se expresó—. Y tú... ¿No has querido cruzar esa línea?

Jeongin se sonrojó ante lo dicho, ¡claro que él quería cruzar esa línea, sin embargo, su timidez, inocencia e inseguridad no le permitían ser más atrevido, incluso, llegaba a pensar que no era lo suficientemente bonito para su Hyung.

Después de colgar se miró de nuevo al espejo, Félix le había hecho usar ese pantalón negro ajustado en conjunto con la camisa que el menor aconsejó para que no se abotonara los primeros dos botones y luciera sus bonitas clavículas.

El rubio se avergonzó de lo descarado que llegaba a ser su amigo, a pesar de ser un doncel, los padres de Félix lo dejaron ser libre en su manera de ser y pensar.

Por el contrario, Jeongin heredó todo el comportamiento de un doncel, influyendo también que sus padres siempre le habían tratado como tal; un chico obediente, lindo y que solo nació para ser protegido por otro hombre, para hacer feliz a este y darle todos los hijos con los que fuera bendecido.

Por el contrario, Jeongin heredó todo el comportamiento de un doncel, influyendo también que sus padres siempre le habían tratado como tal; un chico obediente, lindo y que solo nació para ser protegido por otro hombre, para hacer feliz a este y da...

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—¿Los botánicos tienen alguna maestría o especialización? —preguntó dándole un sorbo a su vino, el menor asintió—. ¿Tú quieres una especialización?

—Me gustaría, pero sería mal visto que yo prolongara más mis estudios cuando ya estoy casado, Hyung. Terminando mi carrera ya tendríamos que tener un pequeño al menos.

Chan se atragantó con el bocado que había llevado a su boca y después de tragar río bajito.

—¿Y eso es lo que tú quieres?

—Eso es lo que un doncel debe de hacer.

—Jeongin, cuando te dije que iríamos lento lo decía en serio —el mayor lo miró con seriedad—. Quiero que disfrutes un poco de la vida antes de tomar el camino de la paternidad, ¿qué chiste tiene embarazarte al primer encuentro sexual?

Después de esa incómoda conversación (para Jeongin), ambos terminaron su cena y se dirigieron al elevador para subir a su piso a descansar.

Chan, quien iba detrás del menor, no podía dejar de ver la retaguardia de este. Jeongin lucia unos espectaculares pantalones negros que no sólo resaltaban sus respingados glúteos, sino también los firmes y grandes muslos, tragó saliva de solo recordar el sabor de esa piel aperlada.

Entraron al elevador y Jeongin marcó el último piso, donde se encontraba su suite. Una pareja más subió con ellos y Chan lo tomó del brazo para acercarlo más a él y abrazarlo por la cintura. Vaya error.

El pelinegro sintió la pequeña cintura en sus manos y respiro el embriagante aroma del perfume de su esposo. Había estado siendo una tortura para él darle espacio al menor, quería que el chico le tuviese confianza, antes que nada, sin embargo, privarse de tocar semejante belleza había estado siendo muy difícil para Chan, más con la coqueta y sexy ropa que usaba el menor para dormir.

Min sabía que no era la típica ropa con la que Jeongin dormía, el chico a veces se notaba incómodo con tales prendas, sin embargo, las seguía usando.

Su mente había comenzado a divagar e inconscientemente apretó su agarre en la cintura del rubio quien pegó un saltito ante las cosquillas y un potente sonrojo se instaló en sus mejillas.

Chan lo miró de reojo y sonrió.

El elevador paró en el piso de la pareja que los acompañaba y sin siquiera detenerse a pensar sobre sus acciones, el mayor giró a Jeongin frente a él, la mano en su cintura se quedó quieta y la otra lo tomó de la barbilla para levantarla y comenzar un beso rudo.

El menor estaba en shock por lo recién ocurrido, pero no se detuvo mucho a pensarlo pues se encontraba tratando de seguir los movimientos del pelinegro en sus labios. Aún en el beso, en donde ahora las lenguas también interactuaban, el doncel fue empujado hasta uno de los laterales del elevador, Chan comenzó un camino de besos, pasó por su barbilla y cuello en donde daba pequeñas mordidas, continuó hasta las expuestas y exquisitas clavículas y volvió a subir a la boca del más joven.

Jeongin se sobresaltó al sentir las grandes manos de su esposo en su trasero el cual fue estrujado con empeño y se sintió desfallecer al primer roce de su entrepierna con la del contrario.

—Lo siento, Jeongin —habló con la voz ronca y agitada—. Pero si me dejas continuar saliendo de este elevador, no pienso parar en nuestra habitación. Por favor dime, pequeño, ¿te sientes listo para continuar con esto?

El rubio no sabía si fue por el momento de calor, por la espera de los últimos días o la apasionada mirada que le dedicaba su mayor, pero sin pensarlo y solo sintiendo soltó:

—Estoy listo, Hyung. Por favor, tómame esta noche.

 Por favor, tómame esta noche

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My Boy¹ ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora