My Boy¹ ☘ ChanIn

𓆩*𓆪 Oficina

Jeongin había salido temprano de la universidad, por lo que Chan le pidió que llegara a su empresa para comer juntos.

Apenas entrar a la oficina de su esposo, el rubio notó que su mayor estaba frustrado y molesto, se había acercado a saludarlo con un beso sin esperarse que el mayor lo jalaría hasta sentarlo de lado en su regazo y comerle la boca con desespero, mientras apretaba sus glúteos con sus gruesas manos.

—Hyung... —susurró el menor en medio del beso—. No creo que sea correcto hacer esto en su oficina.

—Oh, pequeño, lo que no es correcto es que aún no te lo esté haciendo —murmuró con la voz ronca que a Jeongin le encantaba y lo hacía estremecer.

Sus blancas manos apretaron más su trasero, Jeongin sintió el gran bulto en los pantalones de su esposo y se sonrojó con violencia.

—¡Hyung! —se quejó cuando el mayor comenzó a desabotonar su camisa mientras besaba su cuello—. Para, no es el lugar adecuado.

—Es mi oficina, precioso, nadie entra sin consultármelo —dijo con una sonrisa divertida—. Levántate, cielo.

A pesar de no estar muy de acuerdo, Jeongin obedeció y Chan lo volteó, le pidió que se acostara en su escritorio quedando con el pecho en la mesa y el trasero a la vista del mayor, quien se saboreaba el apetitoso trasero apretado en ese ajustado pantalón.

Jeongin apretó sus manos en puño a los lados de su cabeza, el pelinegro parado a sus espaldas masajeaba sus glúteos, recorrió sus manos hasta el cinturón y lo desabrochó, bajó sus pantalones junto con su ropa interior y le dio una mordida a cada mejilla.

—Hyung, espera, por favor. Tomé un baño esta mañana, pero estuve sudando en la universidad y... ¡Auch!

Una nalgada lo había interrumpido, Chan sonrió con maldad al ver la piel enrojecida, acarició hasta la entrada del más joven e introdujo un dedo con lentitud sacando un suspiro en Jeongin.

—No puedes retenerme más, pequeño —Chan metía y sacaba su dedo mientras charlaba y escuchaba los quejidos del menor—. No he podido disfrutar de estar dentro de ti sin nada de por medio debido a todo el trabajo de esta semana, pero hoy nada va a detenerme.

Jeongin sintió un escalofrío cuando Chan sacó su dedo para ensalivar sus dedos y frotarlos en su entrada. El mayor se desabrochó el cinturón y el pantalón, sacó su miembro delo bóxer y sin más se adentró en el menor suavemente, Jeongin gimió en respuesta, era una nueva sensación.

El pelinegro no pudo evitar soltar un gemido ante lo apretado que estaba su esposo, después de todo no lo había preparado lo suficiente, siempre trataba de darle tiempo a los juegos previos, sin embargo, esta vez quería sacar su frustración laboral. Jeongin era gloria, por fin podía disfrutarlo directamente, piel con piel.

—Hyung, más —susurró el menor con las mejillas encendidas, se encontraba completamente lleno y el contacto directo era delicioso, se sentía más caliente.

—Lo que ordenes, precioso —murmuró Chan entrando por completo en el rubio.

Las embestidas comenzaron con rudeza, Jeongin estiró los brazos para agarrarse del borde del escritorio, Chan lo mantenía sostenido de las caderas mientras lo penetraba profundo para después salir dejando solo el glande en su interior para volver a entrar de golpe. El pene del menor se balanceaba en el aire ante el movimiento y Chan le dio atención cuando se sintió a punto de venirse, lo tomó con una mano y masturbó con fuerza hasta que los chorros de semen se esparcieron por la alfombra, Jeongin gemía con los ojos cerrados y las manos rojas de tanto apretar la orilla del escritorio.

Las paredes anales del chico apretaron el miembro del mayor quien en sólo dos estocadas se vino dentro de su esposo y por la mierda, se había sentido increíble para ambos.

El mayor maldijo cuando tocaron en su puerta y esta se abrió enseguida sin esperar a que él diera el permiso de pasar.

—Hyung, el balance de esta semana... —Changbin se quedó viendo la escena frente a él y mostró su característica sonrisa cuadrada—. Diablos, ¿puedo unirme?

—¡Largo! —ordenó el mayor enojado.

Changbin soltó una carcajada antes de salir de la oficina poniendo él mismo el seguro sin decir nada más.

—Lo siento, pequeño, olvidé que mi hermano es la persona más imprudente e irrespetuosa del mundo —Chan se sentía apenado por el muchacho, sabía que Jeongin era muy tímido.

No prestó mucha atención a que el rubio se mantenía en silencio cuando salió de él y observó su semen escurrir del orificio hasta sus muslos, había sido una imagen tan malditamente erótica que se endureció de nuevo. Ayudó al chico a levantarse y lo volteo, Jeongin tenía los ojos rojos y una mueca que demostraba que quería llorar.

—Oh no, pequeño, no tienes por qué ponerte así —consoló Chan abrazándolo—. Siento no ser más cuidadoso, no volverá a pasar.

—No es eso, Hyung —susurró el menor mientras hipaba y comenzaba a sollozar.

—¿Qué sucedió, Jeongin? ¿Te lastimé? —el rubio negó escondido en su cuello y Chan lo apretó con más fuerza sintiendo algo en su muslo que lo tensó enseguida.

—Estoy mal, Hyung, no soy normal —susurró ahora llorando—. No está bien.

—¿Esto pasó porque Changbin te vio en esta situación? —preguntó con cuidado y con voz bajita, el menor asintió—. Mierda... —susurró y se arrepintió cuando Jeongin comenzó a llorar con más fuerza—. No, tranquilo, lindo, no lo dije porque fuera algo malo. Jeongin, es normal que te asustes cuando tu cuerpo reacciona a cosas que crees que no debería de reaccionar, pero tranquilo, pequeño, eso depende de lo que nos guste, las fantasías que tengamos y esas cosas. Te lo explicaré después, por ahora, deja que me haga cargo de nuestras erecciones.

Jeongin asintió tratando de calmarse, Chan lo separó de su cuello, acarició sus mejillas y le plantó un beso.

El mayor sabía que Jeongin aún estaba descubriendo su sexualidad, y él estaba más que dispuesto a ayudarle a encontrar todo aquello que le gustara.