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Bang Chan era un hombre serio y reservado, muy pocas veces lograba demostrar su afecto y confianza hacia quien él creía que la merecía, no era sentimental y si no fuera por el joven rubio que tenía por esposo, podría decir que no era nada romántico

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Bang Chan era un hombre serio y reservado, muy pocas veces lograba demostrar su afecto y confianza hacia quien él creía que la merecía, no era sentimental y si no fuera por el joven rubio que tenía por esposo, podría decir que no era nada romántico.

A Bang se le dificultaba consolar a las personas o aconsejarlas, era una tremenda tortura rebanarse los sesos para encontrar una manera de brindar su fortaleza a los demás.

Así que fue una sorpresa para él encontrarse feliz de poder ofrecer su mano a la pequeñita de Jeongin, quien se encontraba bastante nervioso. El menor vio la mano que él mantenía sobre su propia rodilla, Jeongin le miró y solo pudo regalarle un ligero ascenso de la comisura de sus labios que fue respondido con una sonrisa cohibida.

El menor posó su mano sobre la del mayor y él apretó mirando la unión en el dedo anular

—¿Nunca habías venido a consultar? —preguntó Chan tratando de relajar al rubio.

—No, Hyung. Desde que nací los médicos dijeron que soy un doncel sano y mi médico general siempre menciona que puede que mi naturaleza sea más fértil que cualquiera por los estudios hormonales que me hago de vez en cuando.

—Pero creí que las mujeres y donceles tienen que hacerse un chequeo anual.

—Mientras sea menor de 30 años y siga siendo virgen, los donceles y las señoritas no tienen que venir a esos chequeos, Hyung —explicó—. A menos que presentemos algún malestar o notemos algo fuera de lo normal.

—Vaya —susurró el mayor—, y yo creí que lo sabía todo.

—Por lo regular, no se tiene la educación de enseñar a los hombres a preocuparse por temas que no son de su género —Jeongin se mordió la lengua y miró arrepentido a su esposo—. Lo siento, Hyung, he hablado de más, no me haga caso.

—Me gusta cuando das tu opinión, Jeongin —murmuró el mayor besando la regordeta mejilla.

Chan había notado que su joven esposo solo daba su opinión cuando la conversación fluía entre ellos dos, sin embargo, muchas veces el chico solo daba la razón a los demás, temía imponer sus ideas por sobre la de ellos.

Otro punto más que tenía que trabajar para que el chico tuviera más confianza en sí mismo.

—Bang Jeongin —llamó la asistente del médico.

—Hyung... ¿Podrías entrar conmigo? —preguntó cohibido.

—Claro que sí, pequeño.

Ambos entraron siendo recibidos por un joven de apariencia seria.

—Buenos días, mi nombre es Lee Seunghyub y seré el médico que llevará el control de Jeongin —se presentó—. No es la primera vez que atiendo donceles, por lo que pueden confiar en mí.

El menor sonrió asintiendo y miró a su esposo para que los presentaran. Otro punto que Bang quería solucionar, pues Jeongin nunca hablaba con nadie antes de que él lo hiciera primero.

—Soy Bang Chang, vengo a acompañar a mi esposo Jeongin. Él nunca ha venido a chequeos médicos, ¿cielo? —llamó al menor volteándolo a ver, Jeongin se sentía más tímido de lo normal—. Por qué no le cuentas al Dr. Lee el motivo de nuestra visita.

—Siéntense, por favor y conversamos —invitó el médico señalando los asientos frente a su escritorio. Los tres se sentaron y esperaron a que el menor comenzara a hablar.

—Yo... Nosotros —corrigió nervioso mirando su mano unida a la de su esposo—. Queremos un método anticonceptivo —murmuró apenado, un doncel que evitaba un embarazo con una pareja estable era algo vergonzoso para la mayoría de la sociedad.

—Muy bien, por qué no comenzamos diciéndome tu edad —preguntó el médico abriendo un documento en su computadora y haciendo un archivo con el nombre de "Px. Bang Jeongin".

Jeongin se sintió cómodo con su médico, no se sintió juzgado durante la consulta y hasta pudo preguntar cosas que jamás se había atrevido a hacer en voz alta.

Le había dado una orden para sacarse estudios de sangre, hormonales y de orina. Después de hacerse cada uno de ellos, Chan lo invitó a almorzar a un restaurant elegante, comieron y conversaron un poco antes de volver por sus estudios y regresar a su consulta.

Y como Jeongin había dicho, era un doncel perfectamente sano, sus estudios habían salido bien y el Dr. Lee le recomendó las inyecciones como método anticonceptivo, pues era la más efectiva en alguien tan fértil como él.

—No me agrada la idea de que te tengas que inyectar cada mes —le había dicho Chan—. Mejor volvamos con los preservativos.

—No te preocupes, Hyung, no son muy dolorosas y sé que no te gusta usar condón, yo estoy sano y usted también.

Y ahora Chan quería llegar a casa enseguida para hacerlo por primera vez sin el maldito látex de por medio. 

 

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My Boy¹ ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora