𓆩*𓆪 Apetitosos labios

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Chan no quería iniciar tan rudo con su joven esposo, al contrario, si Jeongin aceptaba lo de hoy, iría subiendo de nivel poco a poco

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Chan no quería iniciar tan rudo con su joven esposo, al contrario, si Jeongin aceptaba lo de hoy, iría subiendo de nivel poco a poco.

El rubio se encontraba completamente desnudo en medio de la cama, su piel se encontraba rizada ante el frío y la expectativa de lo que estaba a punto de suceder.

Chan le sonrió parado frente a él, aún se encontraba vestido y eso cohibía de cierta manera a su pequeño.

—Abre la boca y saca tu lengua, precioso —pidió el mayor amablemente.

El más joven obedeció entreabriendo sus bonitos belfos, sacó la lengua con timidez y miró a su esposo en busca de aprobación.

—Perfecto, ahora, voy a meter mis dedos a tu boca y te enseñaré a hacer un oral —la ronca voz había sonado distinta a otras veces, parecía que se había vuelto más pesada, jadeante. El mayor metió la mitad los dedos anular y medio a la húmeda cavidad y se estremeció al tacto—. Ahora cierra la boca y chupa.

Jeongin acató la orden con obediencia y succionó lentamente, Chan sacó los dedos hasta la yema y volvió a meterlos con suavidad hasta la mitad.

El menor sintió que salivaba de más y trataba de chupar y tragar para no escurrir, aunque le fue imposible cuando el movimiento se volvió más rápido.

—Usa tu lengua —el pelinegro murmuró, la escena frente a él le estaba poniendo, llevaba meses deseando con ganas que esa boquita se comiera su pene—. Así es lindo, lo haces excelente.

La mano libre de Chan se dirigió a los suaves cabellos en donde dejó caricias para continuar bajando hasta la rellena mejilla dejando otra caricia. Pasó los nudillos sobre los erectos pezones y después tomó el pene de su novio para comenzar a bombear. Jeongin gimió deliciosamente en respuesta y comenzó a chupar con más rapidez los dedos de su esposo.

Chan ya estaba duro. No quería, necesitaba llenar la boca de Jeongin con su miembro y venirse en la cara del menor.

Ante tal imagen mental, sacó los dedos de la boquita y le sonrió, mientras soltaba su pene y se desabrochaba el cinturón, sacó su dureza del bóxer y la sostuvo frente al menor.

—Ahora harás lo mismo con mi pene —ordenó con una sonrisa—. Come todo lo que puedas.

El menor miró el gran trozo de carne frente a él, se encontraba completamente erecto y las venas resaltaban impresionantemente. Se relamió los labios y apoyó las manos en el colchón quedando en cuatro para acercarse al poderoso miembro.

Con timidez dejó un besito en la punta como Chan hacía con él, abrió la boca y sacó la lengua, lentamente metió el glande y degustó, era la primera vez que le hacía un oral a su esposo y tenía miedo de decepcionarlo.

—Respira por la nariz y cubre tus dientes con los labios —guiaba el mayor acariciando de nuevo el pene de su esposo, Jeongin gimió ante el toque mandando vibraciones en el pene de Chan, que gruñó ante el estímulo.

Con esfuerzo, el rubio siguió engullendo más del miembro hasta que no pudo meter más, Chan no sólo era largo, también era muy ancho por lo que su mandíbula comenzaba a acalambrarse, hizo su cabeza hacia atrás y volvió a comer hasta un poco más de la mitad, un vaivén lento comenzó y Chan le ayudó masturbando desde la base hasta donde se perdía dentro de la cavidad del menor. El pelinegro gruñía, la boca de Jeongin era el paraíso, los labios del chico se abultaban y el color rojo en sus mejillas solo le excitaba aún más, sin poder evitarlo balanceó sus caderas entrando más profundo en la boca de su pareja, Jeongin sentía que se ahogaba y las lágrimas comenzaron a derramarse por sus mejillas, el sonido húmedo de su boca siendo profanada por la verga de su marido, los gruñidos de placer y la mano de este masturbándolo le hicieron gemir alto y venirse con rapidez.

—Chupa —ordenó el mayor con fiereza, Jeongin acató la orden y Chan sacó el pene de la boca ajena para comenzar a masturbarse con rapidez—. Abre la boca, pequeño.

Con la respiración entrecortada y la mandíbula adolorida, el rubio abrió la boca sabiendo lo que venía.

Con un gemido ronco, el mayor se corrió en la boca de Jeongin, quien hacía lo posible porque todo el líquido entrara en su boca, aunque un poco escurrió por su mandíbula y cayó hasta sus clavículas.

Bang sonrió con satisfacción cuando su esposo tragó su esencia.

—No tenías que hacer eso —soltó una risita divertida y se agachó para besar los hinchados y apetitosos belfos—. Estuviste espectacular. 

 

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My Boy¹ ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora