My Boy¹ ☘ ChanIn

𓆩*𓆪 Boda

Cuando Chan había aceptado asistir a la boda a la que sus padres le habían invitado, jamás se imaginó que él era el novio.

Se colocó el saco negro y su hermano menor acomodó las florecillas lilas en el bolsillo de éste con una sonrisa divertida.

—¿Te diviertes?

—Como no tienes idea, hyung —se burló el chico de sonrisa de conejito—. Estás muy guapo.

—Lo sé —contestó mirándose en el espejo—. ¿Al menos podrías decirme el nombre de la persona con quien me voy a casar?

—Claro —contestó el menor mirándolo por el reflejo del espejo—. Sí puedo decirte, pero me gustan las sorpresas. Es hora de salir.

Chan suspiró y con aburrimiento salió de la que fue su antigua alcoba.

Lo único que podía agradecer por el momento, era que sus padres habían tenido la "gentileza" de hacer todo este alboroto de una manera discreta. Al parecer, solo los socios de la empresa, sus padres, su hermano y los padres de quien sería su pareja iban a asistir a ese estúpido evento, el cual se celebraría en el Gran jardín de la mansión de sus padres.

Un pequeño escenario se había montado, en donde sólo subiría el juez que lo casaría, su acompañante y él. Estaba adornado con florecillas que combinaban con las que él llevaba en el saco y frente al escenario se encontraban varias sillas acomodadas estratégicamente dejando un espacio en medio por donde se extendía la alfombra blanca.

Los invitados fueron llegando uno en uno, felicitándolo y dándole sus buenos deseos, ignorando que el novio no tenía idea siquiera de con quien estaba a punto de unir su vida. Y realmente no le interesaba, Chan desde joven fue criado con la idea de que el matrimonio sólo era un negocio más, sabía que la persona que sus padres habían elegido para él le traería grandes beneficios a la empresa.

—Me sorprende que te estés tomando esto con demasiada tranquilidad —susurró su padre fingiendo una enorme sonrisa.

—¿Prefieres que mande todo a la mierda y me largue en este momento? —preguntó con la misma sonrisa fingida, aceptando el abrazo y palmadas de su padre en la espalda.

—Me alegra que siempre pienses con la cabeza fría, además, hicimos una buena elección, te sorprenderás cuando te enteres quién será tu esposo.

—¿Esposo? —preguntó Chan con una ceja alzada—. ¿Un hombre?

—Así es —confirmó el mayor con seriedad—. No puedes reclamar nada, sé que realmente no te interesaría el género de alguien a quien probablemente te la pasarás ignorando la mayor parte de tu vida. Sin embargo, me gustaría que trates de llevarte bien con el muchacho, es un buen chico, me costó convencer a sus padres para poder unir nuestras empresas, sobre todo el padre, su hijo es su mayor tesoro.

—Debe ser muy especial —soltó Chan con desinterés, mirando a todos los invitados instalarse en las sillas.

—Es un doncel —susurró el hombre antes de palmear su hombro y bajar del pequeño escenario para sentarse en primera fila con su esposa e hijo, dejando a un Chan sorprendido.

¿Un doncel?

Eran hombres escasos y los que había ocultaban su don, todos sabían que los donceles eran hombres hermosos y, además de enamoradizos, eran muy influenciables.

El juez subió al escenario y saludó al pelinegro con una sonrisa.

—Iniciemos —anunció el hombre y la orquesta comenzó a sonar.

Chan tragó saliva al ver semejante belleza. Y no era por nada, su hermano no mentía cuando le dijo que sería una sorpresa, él conocía perfectamente al chico que caminaba en medio del pasillo alfombrado.

Cabellos rubios, ojos miel, mejillas abultadas y sonrojadas, el aire se atoró en su garganta cuando miró los rellenos y apetitosos labios. Una sonrisa divertida se instaló en su rostro al imaginar el uso de esa preciosa boca. Su padre no estaba equivocado al decir que habían hecho una buena elección.

El joven vestía una sencilla camisa blanca y pantalones negros, su cabello era adornado por una linda corona de flores.

Yang Jeongin era el chico más lindo y más codiciado entre los solteros de Seúl y tal vez, de todo Corea. Y ahora era suyo.