Karma apenas pudo distinguir lo que decían los mensajes preocupados de su novio a través de sus ojos hinchados. Respondió un vago "estoy bien" y guardó el aparato en su bolsillo.
Cuando volvió la vista al frente, ahí estaba; el anuario que había estado hojeando la noche anterior antes de caer dormido. Abrió la página marcada con un separador y la observó hasta que sus ojos volvieron a picar. Era una foto de él mismo, sonriéndole a Koro-sensei. Era una imagen simple, pero suficiente para que otra lagrima volviera a deslizarse por sus mejillas.
Se limpió el rostro rápidamente y corroboró que los demás seguían en el aula, cada uno dormido en su banco con la cabeza sobre sus respectivas guías. Tomó sus cosas y salió del salón de la manera más silenciosa que pudo.
Hacía frío afuera, pero las copas de los árboles permanecían inmóviles, con sus hojas inertes y tristes. La montaña lucía más pálida que de costumbre. Incluso las plantas y animales parecían extrañar al ser amarillo.
Giró su vista hacia el acantilado en donde alguna vez estuvo dispuesto a arriesgar su vida por asesinar a su profesor; irónico que, ahora que lo habían logrado, no podía evitar el nudo en su garganta y las constantes ganas de llorar. Se quedó estático mirando al vacío, pensando que había sido allí donde Koro-sensei le demostró lo que era poder confiar en alguien otra vez.
"Puedes lanzarte al vacío las veces que quieras", había dicho. Si se lanzaba de nuevo, en ese preciso momento, ¿Koro-sensei volvería para salvarlo?
Soltó una carcajada al darse cuenta de la estupidez de sus pensamientos. Koro-sensei no iba a volver, estaba muerto. No, lo habían asesinado.
Su risa pronto se convirtió en pequeños sollozos e hipidos.
Limpió, una vez más, su rostro con la manga de su traje de asesinato. Llorar se sentía extraño; no era que nunca lo hubiera hecho —era un humano, después de todo— pero jamás pensó que lloraría por un profesor. Se dio cuenta de que Koro-sensei había sido más que un maestro; había sido un amigo y, ciertamente, un padre para él.
Una gran cantidad de policías y agentes del gobierno rodeaban la montaña, corriendo de aquí para allá. No debería llorar, no frente a ellos ni frente a nadie. Solo tenía que llegar a casa, allí podría llorar todo lo que quisiera; solo quince minutos a pie lo separaban de su hogar, solo quince.
Rodeó la escuela lo más que pudo para no encontrarse con nadie de Kunugigaoka; no quería verlos ni que lo vieran. Caminó las últimas calles que lo separaban de su hogar sin ningún inconveniente.
Entró a la casa con el ceño fruncido, intentando aguantar el llanto. Su hogar estaría solo, como siempre; sus padres no estarían para preguntarle cómo estaba ni para abrazarlo cuando llorara.
—Karma.
El nombrado dio un salto en su lugar y miró rápidamente al dueño de la voz. Estaba tan distraído con sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta de la persona sentada en el sofá. Los ojos violetas lo miraban con preocupación y casi ternura; una mirada que jamás había visto en su novio porque jamás la había necesitado hasta ese momento.
—¿Qué...? —Su voz salió exageradamente baja y ronca debido a la falta de uso. No había hablado con nadie desde la noche anterior. Se aclaró la garganta—. ¿Qué haces aquí?
—Te envíe un mensaje —Se levantó del sofá y caminó hacia el pelirrojo que seguía inmóvil junto a la puerta de entrada—. Te dije que estaría en tu casa; quería saber cómo estabas.
Por su tono de voz, suave y cuidadoso, Karma pudo deducir que Asano no se refería a su estado físico sino emocional. ¿Qué cómo estaba? Roto. De alguna manera cursi sentía que le había arrebatado gran parte de su vida. Sentía una opresión en el pecho que no creía que se iría en un tiempo. Quería llorar, tirarse en su cama y dormir. Tal vez no despertar.
Dejó caer su mochila al piso y se quitó los zapatos sin siquiera ponerse las pantuflas que usaba en casa.
—Bien.
El susurro hizo eco en la mansión y en los oídos de Gakushu, quien llegó hasta su novio y lo miró de frente. Karma bajó la mirada, ligeramente apenado por haber mentido cuando seguro se veía como la mierda y era obvio que no estaba bien.
—Karma —llamó. Podía ver, por entre los mechones de cabello rojo, el labio de su terco novio temblar—. Oye, dijiste que esa... tu maestro era importante para ti —El pelirrojo se sintió vulnerable. Había hablado con su novio sobre Koro-sensei casi cuando comenzaron a salir, a inicios del año escolar, pero no recordaba haber mencionado algo tan vergonzoso. De cualquier forma, no era mentira—. Ven aquí.
También descubrieron durante su año de relación que, así como Gakushu disfrutaba de los elogios, Karma era un fiel amante del contacto físico. Ambos se esforzaban por amar al otro en una forma con la que realmente se sintieran cómodos. Así que cuando Asano extendió sus brazos, Karma no lo pensó dos veces y se lanzó hacia su novio.
El oji violeta pasó sus manos alrededor de la cintura de Karma mientras este lo hizo alrededor del cuello ajeno.
—Ya no está —fue lo primero que salió de su garganta.
Más que para su novio, lo dijo para él. Era una realización propia; como si acabara de enterarse de la muerte de su maestro y no como si la hubiera visto con sus propios ojos horas antes.
—Lo sé, lo sé —Acarició su espalda en pequeños movimientos de arriba a abajo. Rápidamente, pudo sentir su camiseta y piel humedecerse—. Estoy aquí para ti, te tengo.
Un sollozo ahogado salió de su garganta al momento que sus rodillas fallaron. Por suerte, Gakushu reaccionó al instante; sostuvo el peso de su novio y luego se hincó para que al final ambos terminaran sentados en el frío piso.
Karma se separó, avergonzado y limpió su nariz con el dorso de su mano por milésima vez en el día.
—Lo siento —dijo, intentando reponerse, pero le era imposible. Mientras más intentaba alejar sus pensamientos de los hechos de la noche anterior, más parecían atormentarlo.
—Está bien —Asintió mientras acariciaba el brazo de su pareja con una mano y limpiaba sus lagrimas con la otra.
—Es un asco —Sorbió su nariz y soltó un intento de risa—. Siempre estuve a favor de matarlo y ahora... —Recordó con nostalgia la pelea que tuvo la Clase E para tomar una decisión respecto a su profesor.
—Bueno, él les había pedido que lo mataran; les confió la tarea. Era natural que quisieras hacerlo, así como también es natural lo que sientes ahora —razonó.
—Era como... —mi padre, quiso decir, pero se lo tragó. Aún no estaba listo para aceptar eso en voz alta—. Gracias por estar aquí —Sorbió su nariz una vez más y miró el hombro de la camiseta ajena—. Te... llené de mocos.
Asano miró de reojo la zona. La camiseta estaba completamente empapada, igual que su piel. En lugar de asco, sintió pena; Karma jamás se había abierto tanto con él al grado de llorar o dejar que lo consolara, el hecho de que estuviera llorando tanto solo era prueba de lo destruido que probablemente se sentía.
—Ya haré que la laves después —Intentó bromear. Karma río ligeramente y volvió a acunarse en los brazos de su novio. Gakushu depositó un beso suave sobre su sien y lo abrazó con fuerza—. Puedes llorar las veces que quieras.
Puedes lanzarte al vacío las veces que quieras.
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Ustedes podrían pensar que tengo una obsesión con Karma triste, pero es que les juro que no sé de dónde salen estas ideas masoquistas. De los proximos 3 cápitulos, solo uno será "triste", los otros dos serán flores y esperanza, lo prometo.Bueno, aquí está el quinto OS (qué rápido). Espero que les haya gustado y que al menos les haya hecho sentir algo porque en este perfil no se sale de la depre por Koro-sensei.
Les ama, Jenn♡

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Asakaru Week 2022
Hayran Kurgu¡Semana de regalo! Asakaru Week 2022: Un OneShot Asakaru cada día por la semana del 25/12 - 01/01. #1 en anatsukyoshitsu 07/01/23 #1 en gakushu 07/01/23 #1 en asanoxkarma 30/05/23