Paradies [✓]

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Diana.

—¿Ya te he dicho lo mucho que me gustas? —cuestiona mi novio.

—Si, pero me lo puedes recordar las veces que quieras —sigo con medio rostro pegado a la almohada, el sol que entra por el ventanal del hotel donde estamos nos da directo, Hades se encuentra acostado frente a mí.

—No sé cómo es que me elegiste de novio, a alguien tan ordinario y simple.

—Y yo soy fan de Kanye West.

—¿Eh?

—Pensé que estábamos diciendo mentiras.

Abro un ojo y lo veo sonreír, admiro el brillo que llega a sus ojos y los perfectos hoyuelos que invaden su rostro.

—Eres tan perfecta.

—Lo sé, estamos hablando de mí —contesto con superioridad—. Hablando enserio, tú eres el perfecto en la relación.

—No.

—Sí.

—No.

—Sí.

—No, terca.

—Sí, ciego.

—Bien, los dos somos perfectos a nuestra manera —suspira tomando un mechón de mi cabello.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

—Ya serían dos —contesta, burlón.

Ruedo los ojos y él se acerca a besarme.

—Todas las que quieras, cría.

—¿Por qué te molestaste después de nuestra primera noche, cuando me fui sin avisarte?

—¿No es obvio? —niego y él sonríe— Y dices que yo soy el ciego, me tenías idiotizado, sigo estándolo, pero tu entiendes.

—Pero nos acabábamos de conocer, pensé que solo era deseo.

—Yo también pensé eso, pero cuando te fuiste me dejaste pensando en aquella chica de orbes diferentes, quería saber más de ti, había algo que siempre me atraía. Por eso cuando te encontré en la agencia, fue como si el destino me cumpliera uno de mis deseos.

—¿Y en qué momento te enamoraste de mí?

—En el momento en que dejé de contestar tus mensajes, porque tenía miedo de que significaras algo más para mí y justo cuando llegaron las pesadillas supe que estaba jodido.

—Sinceramente pensé que serias un capricho y terminaste siendo el amor de mi vida, irónico, ¿cierto? —me mira atento esperando a que continue— Y me enamoré de ti desde que preparamos pizzas junto a Eric.

—Tendremos una bonita historia para contarle a nuestros hijos.

Sonríe y eso causa estragos en mi interior, no malos, pero si nuevos, extraños.

—Les diré "Conocí a su padre en un concierto y me enamoré de él mientras cocinábamos pizzas siendo unos completos extraños"

—Y yo les contaré lo hermosa que estabas ese día, lo impresionado que me dejaste y como te colaste en mi mente y corazón.

—¿Desde cuándo eres tan romántico?

—¿Te molesta?

—Para nada —por fin me levanto y lo primero que hago es llenar su rostro de besos— Buenos días, mi cielo.

—Buenos días, mein liebling.

Para ponerlos en contexto debemos volver 4 meses atrás, cuando le dije que quería que nos enamoráramos de nuevo, bueno, mi maravilloso novio se lo tomo muy enserio; todas las mañanas sin falta me preparaba el desayuno y sacábamos a pasear a nuestro hijo, en las noches cuando iba por mí siempre me daba notitas con pequeños dibujos, hechos por él, algo muy lindo si me lo preguntan. Y todos los domingos hacíamos videollamada con Day, la cual estaba más que encantada de volver a hablar con el alemán.