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 Diana.

"Al parecer la joven exitosa modelo Diana Valente ha encontrado un remplazo para su expareja el arquitecto alemán Hades Meyer"

Veo la foto que nos han sacado a Dante y a mi durante uno de sus partidos al cual asistí.

"Se le ha visto con el talentoso basquetbolista italiano Dante Meroni, la pareja ha sido vista en distintos entrenamientos del equipo, así como cenando en varios de los restaurantes de la cadena Eclissi, restaurantes reconocidos de la familia del jugador.

Durante los juegos del equipo de Brooklyn el basquetbolista le dedica todas sus canastas con algunos besos al aire los cuales ella recibe sonriendo.

¿Acaso estamos presenciando como una nueva relación florece? ¿Qué pensara el joven Meyer? No se ha aclarado el porqué de su repentina ruptura, ninguno de los dos implicados ha salido a dar sus motivos o explicaciones.

¿Cómo se sentirá el heredero de la fortuna Meyer al saber que a ojos de la modelo es alguien fácil de reemplazar?"

Termino de leer la nota de una revista donde Dante y yo salimos en la portada con el titular " Un basquetbolista y una modelo, una pareja con bastante potencial".

Vaya, mierda.

Coincido contigo, querida conciencia.

Esta es una de las cosas que más me molesta y que siempre he vivido, cuando comienzo una amistad con un hombre y todo el mundo supone que me gusta o estamos quedando, o sea, existe algo llamado amistad entre hombre y mujeres, ¿por qué la gente limita su mente?, lo viví con Eric y con la mayoría de mis amigos.

—Así que ya viste lo bien que salimos en esa foto —comenta Dante saliendo a la terraza del hotel donde se está hospedando.

—No la tomaron en mi mejor ángulo.

—¿Ese no es tu mejor ángulo?

—No, en cambio tú sales muy bien, Dante.

—Yo siempre, Occhi dolci.

Estamos disfrutando del sol de una de las playas de miami ya que tiene un juego importante.

—¿Crees que es momento de salir a hablar con la prensa? —pregunto recostando mi cabeza en la silla, dejando que mi piel absorba los rayos del sol.

—No, déjalos hasta que nos vean besándonos.

Río ante su ocurrencia.

—Se volverían locos.

—No solo ellos —me dedica una sonrisa coqueta.

—Eso no pasará.

—¿Quién dice que no?

—Yo.

—¿Ah, sí? —se levanta de su silla y se inclina sobre la mía, su pierna separando las mías y su brazo izquierdo que está sujeto al cabezal sostiene su peso.

Se ve glorioso, lo admito.

—Si, ojos coquetos, ¿A ti que te hace pensar que nos besaremos?

Con su mano derecha delinea mi mandíbula y el contorno de mis labios.

—Mi intuición me lo dice, preciosa —contesta con una de sus características sonrisas.

—Vaya que tienes una pésima intuición.

Staremo a vedere, bellissima —murmura muy cerca de mis labios.

Levanto un poco mi cabeza haciendo como si quisiera unir nuestros labios, pero cambio la dirección a su mejilla derecha donde deposito un beso para después sonreír. Escucho como saca aire y para cuando me separo él me mira juguetón para al final depositar un beso sobre mi frente.

Paradies [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora