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Entró por la puerta apresurado el médico que me atendió la primera vez, el viejete ese. Parecía exhausto, y yo seguía con lágrimas en mis ojos.

-¡Evelyn! Perdón por entrar así pero a tu madre le ha dado un paro, sólo queríamos que lo supieras pero...¿que te pasa? ¿va todo bien?

-¡¿QUE MI MADRE QUÉ?!

-No te preocupes, está controlada pero en otra habitación, lo importante es qué te pasa.

-Sólo...dejalo terminar.

-¿El qué?

-Este continuo sufrimiento, nada está bien conmigo, siempre estoy igual, no sé que hacer...-rompí en lágrimas de nuevo.

-Eh, pequeña, tranquila, vas a mejorar, ya verás como sí.

-Eso quiero creer...

-Ya verás como sí, tu tranquilízate. Te iré informando de lo que pase con tu madre, al parecer a sido por una pelea con un hombre.

-Papá...

-¿Es tu padre? Vaya sorpresa, en verdad os parecéis.

-Yo no me parezco a él.- mis facciones se endurecieron.

-Bueno...iré a revisar a tu madre, ¿quieres llamar a alguien?

-¿Podría venir la psicóloga que me iba a tratar?

-Claro, en seguida la llamo.

-Gracias.

Al rato, apareció por la puerta la mujer de pelo rojo, pero esta vez lo llevaba suelto y la hacía preciosa. Llevaba un vestido de mangas cortas de flores rojas a juego con su pelo, y unos taconcitos negros, se veía muy linda.

-¿Que tal, Evelyn?

-¿Miento o digo la verdad?

-Mejor dime la verdad.- rió suavemente.

-Mal, acabo de despertar de una pesadilla horrible...

-¿Y eso? Cuentame tu pesadilla.-se subió las gafas que tenía y puso cara de estar atenta a todo lo que decía, y cuando terminé de contarle con pelos y señales, suspiró.

-Es...algo...normal, en tu caso, se podría decir. Es normal que tengas pesadillas, aunque esa haya sido tan mala, pero se irán pasando. He pensado en si tu querías recetarte un fármaco antidepresivo para ayudarte, podríamos hablarlo con el psiquiátra.

-Quiero salir de donde estoy...si eso me ayuda...

-Por supuesto que te ayudará, ya verás como si.- me sonrió mientras acariciaba mi brazo, pero al notar las cicatrices no apartó la mano, sino que sonrió más.- Esas marcas por todo tu cuerpo, no pienses en ellas como en cicatrices de haberte dejado vencer, sino en batallas, perdidas, pero que ahora están todas vencidas y superadas.- dijo mientras quitaba la mano de al lado mía y giraba sus brazos para mostrarme sus muñecas, y vi cicatrices por todo el brazo, entero. También me fijé en un tatuaje que tenía que decía ''Warrior''

Le sonreí, se levantó y salió por la puerta después de despedirse de mi con un suave movimiento de brazo.

Estaba feliz de tener a una psicóloga que me entendiese tanto, y fuera tan genial. Por una

Crash.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora