Tiempo de animar

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Me senté junto a Keigo después de que recibiera su premio. Los otros niños estaban jugando mientras tanto, porque él estaba muy cansado para jugar.

Miramos hacia el horizonte y vimos a la familia Todoroki a lo lejos. Touya parecía contento con su primer lugar y eso me alegraba también.

—Fue muy lindo lo que hiciste, no creas que no me di cuenta.

—¿Puede ser un secreto?

—Te doy mi palabra. Nadie nunca lo sabrá.

Touya vino corriendo hacia nosotros, con una amplia sonrisa en el rostro.

—Estoy de buen humor ahora que gané —dijo Touya, con su voz engreída de siempre—. ¿Así que, qué tal si hacemos un tratado de paz, niño pollo?

—Me llamo Keigo…

—Sí, lo que sea. Quería hacer las paces con Kai, pero él es aterrador. Así que el tratado de paz va para ti…Keigo…—dijo, mientras estiraba su mano para sellar el trato.

Keigo me miró a mí, cómo pidiendo su autorización para estrechar la mano de Touya. A lo que asentí y ambos niños estrecharon sus manitas.

—¡Perfecto! Bueno, ahora debo irme, de seguro papá querrá que lo ayude a prepararse para la carrera de… —Al ver hacia donde estaba su familia, se puso triste de forma inmediata—. Lo siento…yo tengo que irme…

No sentí hasta que ya estaba unos metros lejos de nosotros, corriendo hacia la dirección contraria, que estaba sollozando. Ni Keigo ni yo teníamos idea de qué le había pasado y nos quedamos congelados sin saber qué hacer.

Volteé a ver a su familia y para mí sorpresa, ví a Enji cargando al bebé. La criatura no parecía nada feliz, pero el punto era que su padre lo estaba cargando. Quizás le dió vergüenza el incidente y la discusión que habíamos tenido por causa de la poca confianza de Shoto en su padre.

Keigo se elevó hasta quedar a mi altura.

—Creo que antes de la competencia, oí a Touya decir que odiaba a su hermanito, porque su padre le ponía más atención que a él…Tal vez por eso se ha sentido mal.

Era verdad eso de que Keigo escuchaba muchas cosas por sus plumas. Una aterradora pero muy útil habilidad de la que el señor Tsutsumi me había advertido.

Bueno, lo que me decía sobre Touya era preocupante. Era triste cuando algo tan puro como un niño llegaba a manifestar emociones tan dolorosas como el odio. Más hacia un bebé indefenso. Pero como culparlo, después de escuchar a su padre dirigirse a Shoto como su "obra maestra".

No quería ver a Touya llorar ni menos alejarse de su hermano por culpa de su entorno.

Creo que recuerdo muy mal, pero una vez escuché una de esas frases cliché de los héroes en la televisión: "Los buenos héroes son entrometidos". Tenía razón. No puedes ver a alguien sufrir mucho y quedarte quieto sin hacer nada. Mejor pecar de entrometido que de indiferente.

Le dije a Keigo que esperara ahí, mientras corría para alcanzar a Touya. El vástago de Enji era demasiado rápido, pero logré llegar a dónde se había ido a esconder. Me acerqué sigilosamente, intentando no asustarlo. 

Para mí sorpresa, caía perfectamente entre unos neumáticos apilados. El pequeño peliblanco era muy menudo y bajito, tal vez por eso su padre no lo tomaba en serio. Incluso con lo estrecho del espacio, caía dentro y hasta sobraba un poco.

Touya lloraba amargamente, a veces intentando ahogar sus sollozos y hacerlos más silenciosos. Finalmente, debido a una ramita quebrada, me oyó y se asomó por la entrada de su escondite. Parecía un tierno conejo albino, asomando en la madriguera. Solo que un conejo rabioso y enojado.

Madre no hay una sola (BNHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora