Madre no hay una sola (BNHA)

Keigo Takami parte 1

Kaina me llevó al piso de abajo, donde supuestamente entrenaban algunas veces. Claro, yo sabía que solo era una fachada demasiado amigable como para ser real. 

Giró la puerta de metal al lado de la ventanilla y el ruido que hizo retumbó en mis tímpanos. 

 Apenas nos asomamos, sentí una ráfaga de viento, y vi a Kaina ponerse en posición de combate. Al principio pensé que estaba loca peleando contra molinos imaginarios, pero resultó que junto con el viento cientos de plumas rojas se abalanzaron contra ella. Se lanzó al suelo, indicando que hiciera lo mismo, hasta pasar por debajo del cúmulo de plumas. 

—¡Buen intento, Hawks! Pero soy más rápida que tú…

Luego logró atrapar a la fuente de todo ese enredo entre sus manos, levantándolo con cuidado del piso: Un niño de más o menos la edad de Kai, cabello rubio desordenado, de ojos dorados y pequeñas marcas bajo los ojos. Su mirada era triste, pero llena de admiración hacia su tutora.

—No vine para entrenar. Así que no uses tu quirk. 

—Sí, señora. 

El niño reagrupó todas las plumas rojas hasta formar unas lindas alas en su espalda. Luego Kaina lo bajó al piso. Él me miró con curiosidad, mientras sus alitas tintineaban con la vibración del viento. 

—Ella es T/N, prima de tu madre. Saluda.

—Buenos días, mi nombre es Hawks. Es un placer conocerla. 

—El placer es mío, Hawks. 

—Recluta, desde el día de hoy quedarás bajo el cuidado personal de la señorita y ya no formarás parte del programa de entrenamiento de héroes de la Comisión. 

Él no pareció entender a la primera lo que estaban diciéndole. Su mirada se ensombreció al mirarme. Creo que pude recordarle un poco a su madre, después de todo, ¿éramos parientes, no?

—Entendido —respondió, sin protestar. Aunque su expresión decía que no estaba del todo conforme. Miró a Kaina, como implorando una explicación. 

—Irás a vivir a su casa ahora y tendrás libertad de acción, bajo la educación que ella te dé. 

—Eso significa que…¿No podré ser un héroe como la persona que me salvó? —dijo, acariciando un peluche de Endeavor todo magullado que traía en la mano. 

Me arrodillé a su altura y le sonreí. 

—Claro que podrás. Cuando estés en la secundaria, podrás tomar un curso de heroísmo. El que tú quieras. Pero ahora debes estudiar, jugar y crecer sano. 

—¿En serio? ¿Qué pasará con mamá?

—Ella está con algunos problemas ahora y no podrá cuidarte. Necesita ver por sí misma, así que yo lo haré por ella hasta que se recupere. 

—Bien…solo espero que esté bien. 

—¿Vamos? Te enseñaré dónde vas a vivir. 

Él miró a Kaina, como pidiendo su autorización. Se veía algo nervioso. Y cómo no, después de que sus propios padres lo habían tratado como basura toda su vida, era difícil confiar en extraños. 

—Hawks, ve con ella. Yo iré a quedarme contigo un par de semanas mientras te adaptas. No estarás solo. Lo prometo. 

—¿Debo seguir llamándome Hawks?

—No, ya no es necesario.

—Después…¿Tendré que volver a mi casa?

—No cariño. Vivirás conmigo y con otros dos niños más, que son mis hijos —le expliqué— Tenemos una linda casa a las afueras de la ciudad.