Atsuhiro sonaba sumamente convencido casi de una manera teatral de que podía encontrar sin mayor esfuerzo aquel misterio que estábamos buscando, aún sin saber muy bien lo que era.
Lo dejé hacer su trabajo, pues parecía muy concentrado. Recorrió con los dedos una marca en la pared de la cocina, murmurando algo sobre el cambio de color de las paredes.
-—Sabes Reina, una vez intenté hacer trabajos honrados, ayudando a mi padre en la construcción y la remodelación de casas —mencionó mientras descascaraba la pintura—. Algo que aprendes es a diferenciar tonos diferentes de pintura y un intento de camuflar una zona en específico. Y si alguien hace algo es porque rompió la pared…
—¡Wow, jamás lo hubiera notado!
—¡Voilà! —exclamó, mientras con una patada destrozaba la frágil pared, dando como resultado un frío y lúgubre pasillo —. Solo es una fachada para entrar a un sótano oculto. Aquí debe estar lo que buscamos, sea lo que sea…
—Hasta traes una linterna contigo, asombroso. No esperaba terminar allanando una casa junto a un ladrón profesional.
—¡Soy asombroso! ¡Por supuesto! —exclamó, ofreciéndome el brazo—. ¿Bajamos, mi Reina? ¿No? Bueno, solo decía.
Me adelanté en el lugar, bajando la escalera que parecía sacada de una película de suspenso. Y la verdad es que tras la puerta las cosas solo empeoraron. Si de por sí encontrar una tumba en el patio era escabroso, esto no daba lugar a la duda de la razón para ello.
Una pared llena de fotografías de personas, descartadas con una línea roja de marcador, unas carpetas ordenadas alfabéticamente con antecedentes de dichas personas y unos manuscritos de un libro polémico que la viuda tenía planeado publicar al parecer.
—¿Qué clase de gente vivía aquí? ¿De quienes son estas fotografías?
—Gente desaparecida. De seguro son las personas que corrieron la misma suerte de los Toga —afirmó él, estático frente al mosaico de fotografías.
—Suenas muy seguro de ello, podría ser otra cosa, ¿no? — dije, mientras revolvía unas carpetas— ¡Atsushiro! ¡Mira, aquí está uno de los reportes de la periodista…¿Atsuhiro, estás bien?
Él se sacó el sombrero mientras tocaba una de las fotografías. Vi que algo no andaba bien, pues llevaba varios minutos sin curiosear nada más en la habitación.
—No…—Él parecía conmocionado incluso bajo la máscara.
—¿Conocías a ese hombre? —Dejé la carpeta en la mesa para acercarme a él.
—Preguntaste cómo estaba tan seguro de que era gente desaparecida. Pues te diré que él era mi padre, desapareció por semanas, hasta que lo encontraron enterrado bajo un manzano…
¡Rayos! Eso era lo último que esperaba escuchar. No estaba preparada para algo como eso, y creo que el mucho menos.
—Lo siento…
—No lo sientas. Él no era buena persona, por algo se volvió un blanco fácil de los héroes más vengativos…—dijo, volviendo a poner el sombrero sobre su cabeza—. Al menos, el amor de las madres compensa casi cualquier otra pérdida.
—Por supuesto.
Suspiré. Al menos eso era cierto para él y eso era aliviador. No arruinaría el momento hablando sobre los problemas con mi mamá.
Se puso a guardar cuántos documentos importantes encontró. Yo leí superficialmente la carpeta que se veía más contundente en cuanto a información. Pero cuántas más pruebas tuviéramos contra la comisión sería mejor.
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Madre no hay una sola (BNHA)
Fanfiction¿Quieres ayudar a los niños traumados de boku no hero? ¿quieres quitarles la patria potestad a sus negligentes padres? ¿estás leyendo esto con voz de comerciante? ¡Entonces este libro es para ti!