El Sir me llevó a casa.
No quise decirle nada sobre la Comisión, pues mi confianza todavía estaba dudosa. Pero creo que él tenía alguna clase de sospecha de antemano. No dijo nada al respecto, pero supongo que mi intuición no se equivoca con facilidad.
Mirai parecía ser un tipo realmente amable dentro de ese caparazón serio. Me agradaba.
Oboro nos abrió la puerta, y detrás de él estaba Kai cómo un gato erizado al ver extraños. Aquel chico alto le causaba desconfianza al parecer, cómo si en otro universo hubiesen sido alguna clase de enemigos.
—¡¿Qué hace él aquí?! —exclamó el pelicastaño, bloqueando la puerta, antes de que Aizawa le tapara la boca con una cinta que traía encima.
—Kai, ya hablamos sobre esto —lo regañé—. Déjanos pasar.
Mirai lo observó de reojo un momento, confundido, podía sentir el desprecio injustificado en los ojos del niño. Kai iba a decir algo posiblemente impertinente, antes de que Tenko y Keigo se le abalanzaran encima. Creo que después de lo que pasó con Touya, ya no confiaban en la apacibilidad de su hermano mayor.
—Hola niños. Ha pasado tiempo.
—¡Hola señor Sasaki! —exclamó Tenko, mientras me acercaba unas pantuflas secas.
Oboro también se escandalizó al verme empapada así que me trajo una manta.
Al parecer nadie había notado a la pequeña Himiko que estaba envuelta en mi abrigo.
—Chicos, no sé cómo decir esto pero tengo una niña conmigo. Está empapada así que iré a secarla. Les explicaré luego. Denle un café a Mirai, por favor —dije, mientras subía las escaleras—. Tenko, cariño, te necesito. Acompáñame por favor.
El niño asintió con la cabeza y me siguió rápidamente.
—¿En qué puedo ayudarla, señora mamá…? —dijo, hasta que vio a la niña a la que estaba secando— ¡¿ES HIMIKO?!
La niña pareció reconocer a Tenko también, pues comenzó a celebrar y a levantar los brazos.
—Ah, te acuerdas de ella.
—¡Claro! Ella me dió la manita ¿Recuerda? No tuvo miedo de mí.
—Me alegro. La pequeña Himiko necesita vestir ropa seca y limpia. Pero como es muy tarde para comprar ropita, necesito que me prestes un pijama tuyo.
—¡Por supuesto! —Tenko corrió por el pasillo hacia su habitación, buscando entre su ropero el mejor pijama y calcetines que tenía. Al rato regresó con la ropa y una sonrisa de oreja a oreja.
Los calcetines tenían la cara de Aizawa cubierto en un saco de dormir, un regalo extraño que Tenko me había pedido. Sí, nunca había comprado calcetines personalizados tan raros. Ni siquiera había mandado a personalizar calcetines antes. Esperaba que Shota jamás se enterase de ello.
Terminé de vestirla. Se veía adorable con el pijama de Tenko, el cual le quedaba grande. La niña levantó los bracitos como solía hacerlo para indicar que estaba feliz y conforme con su nuevo y temporal atuendo.
—¡Que linda te ves con ese pijama! —exclamé.
—¡Lindo lindo! Gachiash amiguita.
Tenko tampoco se resistió a apachurrarla en un abrazo.
—¿La puedo cargar, señora mamá?
—Sí, pero con cuidado. Es algo pesada para ti, corazón.
Fue tan tierno ver a Tenko cargar a la niña. Ella parecía especialmente cómoda con él.
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Madre no hay una sola (BNHA)
Fanfic¿Quieres ayudar a los niños traumados de boku no hero? ¿quieres quitarles la patria potestad a sus negligentes padres? ¿estás leyendo esto con voz de comerciante? ¡Entonces este libro es para ti!