Sendero de piedra y lodo

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Aclaración: la imagen de la multimedia me gustó, pero no tiene necesariamente relación con el capítulo o el fanfic jajaja.

—Touya, ¿recuerdas lo que dije sobre los adultos?

—¿Eso de que a veces actúan estúpidamente? 

—¡Sí! No te voy a mentir, eres pequeño, pero mereces entender lo que te está pasando. Si lo que dices es cierto...Tu padre no está haciendo las cosas bien y quizás pienses que no es así porque has nacido en un ambiente complicado y es lo único que has conocido…

—No soy estúpido, sé que papá hace mal en tratarnos como productos defectuosos. Pero, ¡él hace un excelente trabajo de héroe, no por nada es el número 2! ¡Yo quiero ser como él!

—Sí que es un gran héroe. Nadie lo niega. Pero ser héroe es mucho más que vencer villanos, se lo dije a Keigo una vez, no es el cómo sino el por qué.

—¿Hablas de esa porquería cursi de servir al más débil? Papá no piensa en esa basura y aún así ha llegado muy lejos. 

Bien, ya estaba harta de lo mucho que este niño idealizaba a su padre. No podía culparlo, pero tenía que bajarlo de esa nube. 

—Tienes razón…pero, —lo miré directamente a los ojos azules— ¿en serio quieres ser como él? Pensando en todo lo que eso implica. Tu padre es un excelente héroe, pero, ¿qué hay de todo lo demás? ¿Quieres heredar sus éxitos y también sus fracasos? Porque serás igual que él si sigues siendo así.

—¿Sus fracasos…? ¿Te refieres a lo que él ha hecho mal?

—Sí. Además de su récord de casos resueltos cómo héroe, ¿qué tiene realmente? Tu lo conoces más…

Se quedó pensando durante un largo rato, y al final me miró horrorizado.

—No…no puede ser…¡Es que si no lo sigo a él me quedo sin propósito! 

— Mejor acompáñame, te voy mostrar algo —dije, adentrándome en el campo—. ¡Rápido, ven! 

Él me siguió hasta un lodazal cercano. Las luciérnagas cubrían todo el lugar, huyendo de dónde íbamos pasando, y me sentí como en la película del Rey León, aunque eso no suene muy esperanzador si me toca ser Mufasa.

Allí había unas rocas para pasar y no hundir los pies en el lodo al pasar por el camino. 

—Bien Touya, haremos un ejercicio simple —dije, poniendo mis manos en la cintura. 

—¿Qué ejercicio podrías enseñarme tú? No tienes madera para eso.  

—Pff, lo dices porque no te atreves. 

—¡Claro que me atrevo! 

—Perfecto. Lo que harás es seguirme por este caminito. Yo voy primero y tú detrás. Es importante que me veas hacerlo primero, no importa si entendiste  a la primera cómo hacerlo. 

Comencé a correr sobre las piedras, para evitar caer al lodo, aunque en un momento de forma accidental pisé en aquella masa viscosa, ensuciando mi pie y haciendo que Touya se riera de mi torpeza. Luego me detuve poco más allá. 

—Bien, ahora tú.

El niño corrió a toda velocidad sobre las piedras, evitando caer en el lodo como yo. Era tan ágil para su corta edad. El muy presumido hasta encendió una llama para ver mejor. 

—Eso era muy fácil, yo no me llené los pies de lodo —se burló de mí con aquella sonrisa maliciosa. 

—Ese es el punto del ejercicio. El camino fue el mismo para ambos, entonces, ¿por qué pudiste saber dónde pisar sin tocar el lodo? 

Madre no hay una sola (BNHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora