EL TRATO.

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—¡Mierda! —grito furioso al no poder desatar la maldita cuerda que me mantenía a la silla —. ¡Dios por favor!

Llevo ya varias horas en esté lugar. Esperando a que ese tal Alessio De Luca viniera para ponerle fin a toda está mierda.

No entiendo la razón del por que me dejo vivo. Definitivamente no lo entiendo. Es un matón por lo que ví y un matón no deja vivo a nadie. ¿Qué carajos trata de hacer?

Mierda... no dejo de pensar en mí pobre abuela. No me quiero ni imaginar lo que debe de estar sintiendo en estos momentos. Me siento terrible por ella. Me siento la peor persona del mundo entero por hacerle pasar por todo esté maldito dolor.

Ella seguramente me debe de estar buscando por todos lados. Solo espero que una vez que Alessio decida terminar conmigo se encargue de desaparecer mí cuerpo completamente. Que no deje rastro alguno de él ya que sí lo hice y mí abuela encuentra su dolor será mucho peor.

Espero que después de esto, ella pueda estar tranquila. Lo único bueno de estar a un solo paso de la muerte es que podré reencontrarme de nuevo con mis padres. Eso me hace sentir un poco mejor. Yo debí de haber muerto en ese accidente y creo que ahora Dios está reparando ese error con todo esto de la USB.

La puerta se abre sacándome de mis pensamientos totalmente.

Se trataba del rubio de mierda de nuevo.

—Buenos días solecito. ¿Qué tal amaneciste?

—Vete al carajo.

—Esa boquita tuya realmente se está volviendo un gran y verdadero fastidio —se aproxima a mi —. Es una lástima que no te pueda dar un tiro en esa cabeza tuya.

—¿Por qué? ¿Por qué no solo lo haces y ya? No entiendo la razón del por que dejarme vivo.

—Por que Alessio te quiere vivo. Le sirves más así que siendo un cadáver maloliente.

—Ya mátame. Por favor termina con toda está mierda de una vez.

—No puedo, ya lo he dicho.

No entiendo para nada estos sujetos.

—¿Qué va a pasar ahora entonces? ¿Qué es lo qué van a hacer conmigo?

—Por lo pronto sacarte de aquí. Alessio quiere que te dé un poco el sol ya sabes.

Se acerca a la cuerda y comienza a desatarla. Termina con eso, me toma de uno de los brazos, me hace ponerme de pié y después caminar hacia la salida de la habitación.

—¿A dónde vamos? —pregunto una vez que salimos al pasillo.

—No hables.

Seguimos caminando hasta llegar a una puerta de metal. El oji-verde abre la puerta y salimos los dos. El sol golpea mi rostro haciéndome cerrar por un momento los ojos. Los abro lentamente y a unos pocos metros se encontraba un corral con dos hermosos caballos blancos dentro. A lo lejos podía apreciar a lo que mi parecer era una cabaña. Estábamos rodeados de muchos árboles enormes, era un paisaje hermoso.

—¿Qué es esté lugar? ¿Dónde estoy?

—Está es una casa de campo. ¿Qué? ¿Nunca habías visto una?

Me hace caminar de nueva cuenta. Vamos hacia la cabaña y después me hace entrar en ella. No es muy grande pero tiene demasiados objetos y muebles muy finos.

Observó el fondo de la propiedad. Delante de la chimenea se encontraba él, Alessio De Luca viendo fijamente el fuego.

El rubio me hace caminar hacia él.

De LucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora