PUERTAS DEL INFIERNO.

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—¡Domi! —la voz de Alice me hace voltear hacia la izquierda de la cafetería.

Ahí están ellos, mis dos hermanos esperando por mi. Camino hasta la mesa, Alice se levanta de su lugar y me da un abrazo al cuál yo correspondo enseguida.

—Se siente bien al fin poder abrazarte —dice la castaña —.He esperando demasiado tiempo por esté momento Dominic.

—Lo sé Alice.

Nos dejamos de abrazar, Damián se levanta también y ambos quedamos frente a frente. No espero ni un solo segundo y lo abrazo.

—Hola hermano —le digo.

—Hola hermanito —dice él.

Nos dejamos de abrazar y nos miramos a los ojos.

—Gracias por darnos la oportunidad, Dominic —comenta él.

—No, gracias a ustedes. La forma en la que actúe con ustedes dos y Alexis no fue la correcta.

—Ya ha pasado eso Dominic, ya no nos tenemos que preocupar más por eso —dice Alice —.Ahora los tres estamos nuevamente juntos y nunca más nos vamos a separar.

—Si, nunca más —sonrío —.Mamá debe de estar feliz en estos momentos.

—Si, debe de estar contenta allá arriba. Sus hijos finalmente están reunidos —dice Damián.

Los tres tomamos asiento y ordenamos tres tazas con café y un poco de pan.

—¿Y Alessio? —pregunta Damián.

—Se quedo en casa, está cuidando a Alec.

—Al parecer mi cuñado se ha acostumbrado demasiado rápido al rol de padre —habla Alice.

—Si, le ha tomado cariño a Alec. Ambos están creando un vínculo demasiado fuerte y de una manera muy pero muy rápida —contesto.

—¿Han iniciado con los trámites de la adopción? —interroga mi hermano —.Si no lo han hecho yo puedo ayudarlos. Tengo un amigo que me debe un favor, puede hacer todo el proceso de una manera muy rápida.

—Alessio dijo que lo dejará en sus manos.

—¿Entonces dentro de poco el pequeño Alec será un Salvatore?

—Tal parece hermana.

—¿Y tú cómo te sientes hermanito? —me pregunta ella.

—Me he sentido bien. Quiero proteger a ese niño, quiero criarlo perfectamente junto con Alessio. Quiero hacer que la señora Felicia se sienta feliz por el niño.

—Y estamos completamente seguros de que así será Dominic —comenta Damián —.Tienes a un buen marido contigo, le darán mucho amor al niño.

—Y nosotros también por supuesto —agrega Alice —.Alec se ha convertido ya en nuestro sobrino y te juro que ambos lo vamos a querer y a proteger mucho. Nuestro padre es el más emocionado con todo esto de Alec.

—¿De verdad?

—Si, en cuánto el comentamos de lo que querías hacer se puso cómo loco. Él no podía creer que va a tener un nieto, papá es muy pero muy consentidor. Ten por seguro que Alec se volverá la luz de sus ojos.

—¿Me debo de preocupar?

—Tal vez un poco —ríe Damián.

Rió también y la empleada trae nuestros pedidos.

—¿Y ustedes? ¿Tienen a alguien especial? —pregunto curioso.

—Yo tenía uno —responde Alice —.Pero no resultó bien, me engaño con la que se decía mi mejor amiga.

—¿De verdad te hizo eso?

—Si pero ya es pasado. Aún recuerdo perfectamente el susto que Damián le dió.

—Era un idiota. Se lo merecía.

—¿Y tú Damián? —lo miro —.¿Tienes a alguien?

—Aún no, pero espero que pronto. Así que por ahora tú eres el único con familia.

—Espero que muy pronto eso cambié.

[🔥]

El desayuno en la cafetería ha terminado, salimos del local y juntos comenzamos a caminar por la calle mientras que vamos hablando tranquilamente. Estamos creando un vínculo verdadero de hermanos y me siento muy feliz por ello, el tener hermanos con los cuáles poder hablar con confianza me gusta mucho.

Estoy realmente contento de ahora poder contar con ellos dos.

—Para la próxima por favor hermano trae a Alec, quiero convivir más con él. Él también tiene qué crear un vínculo con sus tíos.

—Alice te prometo que lo traeré la próxima vez.

—Eso espero, he —ella me abraza —.Nos vemos después.

—Si, por favor regresen con cuidado y díganle a papá que iré mañana a verlo.

—Se lo diremos hermano —dice Damián.

Mis dos hermanos suben a su auto, arrancan y se van del estacionamiento.

—Así que Dominic guardaba un oscuro secreto —la voz de Angelo De Luca suena a mis espaldas.

Me giro y lo veo delante de mi.

—Eres hijo de Alexis Salvatore.

—¿Cómo se enteró?

—¡Oh Dominic! Tengo ojos y oídos en todas partes. Iba a comprobar si era cierto ayer yendo a tú casa pero para mi mala suerte solo encontré a Alessio y a un niño.

—Bien, ya lo sabe. Soy un Salvatore. Así que le recomiendo andarse con cuidado, soy una serpiente.

—Una serpiente sin veneno.

—No se confíe, señor De Luca. Puede que está serpiente no tenga veneno pero sabe morder a la perfección.

—No sé que carajos le has metido a mi hijo en la cabeza para que ahora quiera jugar a la casita y adoptar a un bastardo, pero quiero que se detenga ahora mismo.

—No tuve que hacer absolutamente nada, Alessio tomó su desición. Por fin se libero de usted.

—Te haré un favor y te dejare libre de todo esto para que vivas tranquilo el resto de tú vida Dominic. Separate de Alessio y aléjate para siempre.

—No, no lo voy a hacer. No le tengo miedo señor De Luca. Así que haga lo que quiera, pero yo no me voy a alejar de Alessio jamás.

—Entonces me obligaras a separarlos yo. Abriré finalmente las puertas del infierno.

—Haga lo que haga nada me va a separar de él. No fue un placer verlo señor De Luca.

Camino hacia mi coche, abro la puerta y subo.

Enciendo el motor y arranco.

Salgo del estacionamiento y dejo al padre de lo De Luca atrás.

Maldito anciano loco, si piensa que le tengo miedo a su amenaza está totalmente equivocado. No le tengo miedo, si quiere perder su tiempo allá él. Nada ni nadie me a va separar de Alessio.

Jamás, eso lo juro por lo más sagrado.

De LucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora