ÁNGEL DE LA GUARDA.

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—Tú abuela es una mujer muy agradable —me dice Beatrice mientras caminamos por el centro comercial —. Es muy dulce con todo el mundo.

—Lo es —respondo —. Le caíste bien.

—Ahora entiendo de dónde eres tan bueno. La bondad la tienes en la sangre Dominic. Es una lástima que la señora Verona no pudiera venir con nosotros al centro comercial.

—La oíste, tiene junta vecinal. Tenia que estar presente.

—Pues espero verla de nuevo muy pronto. El convivir con ella me hizo recordar a mi mamá.

—Lo mismo dijo tú hermano cuándo la conoció.

—Es que tienen demasiadas cosas en común que me fue completamente imposible no pensar en ella.

—Me hubiera encantado conocer a tú mamá.

—A ella también le hubiera encantado conocerte. Estoy completamente segura de que serías su persona favorita en el mundo.

—No creo que tanto —reí.

—Lo digo de verdad para ella tú hubieras sido...—Beatrice detiene sus palabras, deja de  caminar y la veo sacar su teléfono para revisarlo —. Demonios.

—¿Qué pasa? ¿Sucede algo malo?

—Al parecer hay un problema con el local que quiero usar para mi tienda nueva. Tengo que ir a solucionarlo urgentemente.

—Pues entonces ve.

—Pero no quiero dejarte solo. Me la estaba pasando bien contigo.

—Beatrice lo más importante es tú negocio. No te preocupes por mi. Ve a solucionar el problema que tienes, yo regresaré a la casa y nos veremos allá.

—¿Seguro que puedes regresar solo?

—No soy un niño. Puedo regresar solo.

—Está bien. Entonces nos veremos en casa.

—Bien. Nos vemos después.

Beatrice me abraza y después se va rápidamente.

Ahora ya estaba solo.

Un suspiro sale de mi boca y comienzo a caminar hacia la salida del centro comercial.

Ha sido un día muy tranquilo. Me siento bien. He vuelvo a ver a mi abuela y eso me hace sentir verdaderamente feliz. Y pienso que todo eso se lo debo a Alessio.

Él realmente se está esforzando con el nuevo comienzo que acordamos. Me cuesta trabajo creerlo aún.

Espero que no me arrepienta de nada. De verdad no quiero tener de regreso a ese Alessio que mando a secuestrarme por una maldita memoria.

Quiero tener fé en esto.

Sigo mi camino tranquilamente, salgo del centro comercial y me dirijo hacia el lugar en dónde había dejado estacionado el coche.

Llego al vehículo, subo y arranco.

Enciendo la radió y comienza a sonar "Baby" de Justin Bieber. Ese artista siempre ha sido mi favorito, también era el de mamá. Antes del accidente en dónde ella murió las canciones de Justin Bieber se escuchaban a todo volumen en mi antiguo hogar.

Eran unos buenos tiempos. Unos que nunca voy a olvidar en definitiva.

Conduzco por unas cuántas calles hasta parar delante de un semáforo.

Bajo mi ventanilla y observo el espejo.

Una camioneta negra se detiene justo delante de mi. El conductor era feo realmente.

De LucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora