SOY UNA SERPIENTE.

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Meses después

—¿Segura qué no necesitas que me quede contigo? —le pregunto a la abuela.

—¡Oh cariño!, no hace falta. Simplemente tengo una gripe. No es nada mortal para que te preocupes tanto.

—Eres mi abuela, siempre me voy a preocupar por ti.

—No hace falta. Ahora tienes una vida por la cuál ver. Mejor concéntrate en Alessio y en tú felicidad. ¿Dónde está él ahora?

—La verdad es que no lo sé. Se desperto muy temprano y solo me dijo que tenía que salir a resolver unos asuntos importantes.

—Ya veo, Dominic ¿Te has sentido bien en estos últimos días?

—¿Yo? —ella asiente sin decir nada —.Si ¿Por qué me preguntas eso?

—Bueno... lo pregunto por las fechas en las que estamos. Ya casi es Navidad y tengo miedo que la ausencia de tus padres te llegue a afectar un poco. Después de todo está va a ser tú primera Navidad sin ellos y sin estar en América.

—Abuela me siento bien.

—¿De verdad?

—Si, no te niego el hecho que será unas fiestas algo difíciles pero... me siento bien. Tal vez si no hubiera conocido a Alessio, a Beatrice, a Dante, a Stefano y a los hermanos Salvatore te diría otra cosa completamente diferente pero todos ellos y tú me han ayudado bastante a superar todos esos malos recuerdos. Quiero afrontar todo ahora. Confío en que voy a estar bien. No te preocupes por absolutamente nada abuela.

—¿Estás seguro cariño?

—Completamente.

—Bien...—ella acaricia una de mis mejillas —.Voy a confiar en ti —sonríe —Has cambiado demasiado Dominic en estos últimos meses. Te has vuelto un hombre hecho y derecho. Tú madre estaría muy orgullosa de ti tesoro.

—Muchas gracias por tus palabras abuela.

—De nada mi niño lindo —dice —.¿Puedo pedirte un último favor antes de qué te vayas?

—Claro ¿De qué se trata?

—¿Podrías acompañarme a mi cuarto? Ha sido un día muy ajetreado para mi, quisiera dormir un poco.

—Claro que si, ven.

Le extiendo mi brazo derecho, ella lo toma y juntos caminamos hacia la recámara. Ya en la habitación ayudo a la abuela a recostarse en su cama con mucho cuidado.

—¿Necesitas algo más?

—No, nada más. Muchísimas gracias cariño.

—De nada abuela. Vendré mañana a verte ¿Está bien?

—Claro Domi. Vuelve con cuidado a casa.

Asiento con la cabeza y me giro para ir hacia la puerta.

Camino hasta ella y antes de cruzarla detengo mi caminar al notar una foto muy curiosa sobre el tocador de la habitación.

Camino y me coloco frente al mueble.

Se trata de la fotografía de la boda de la abuela Verona con el abuelo. La abuela de joven era muy hermosa. Definitivamente mamá era una copia de ella. Se veía muy contenta.

Volteo hacia el lado izquierdo del mueble y veo un pequeño sobre. Me acerco y lo tomo.

Es una carta de los Estados Unidos.

—Un momento...—susurro bajo mientras desdoblo la carta para leerla.

Está carta. Es la misma que me encontré ese día en la sala, la misma que la abuela me arrebato con demasiado nerviosismo.

De LucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora