𝐘𝐞𝐥𝐥𝐨𝐰 𝐅𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐂𝐮𝐩𝐬; 𝐉𝐲𝐕

Capítulo 4.

Los días pasaban, se convertían en semanas y sin darse cuenta Juliana ya había estado más de un mes en la casa de los Carvajal.

Las flores y colores abundaban en la casa, con una Juliana comprándolas en puestos y poniéndolas en lindos jarrones de cristal.

Como todas las mañanas, Juliana despertó a sus pequeños alfas con su suave voz y su desayuno casi listo.

—Mark, es hora de despertar, cariño.

—Juli, no me siento bien. —Mark susurró y la omega le vio curiosa.

Toco la frente del alfa y la sintió ardiendo, tenía la nariz congestionada y su voz sonaba rota.

—Por las lunas de saturno, tienes un resfriado, cariño.

Juliana acarició el cabello de Mark quien ronroneó por la acción.

Juliana rio.

—No te preocupes, descansa, llamare a la escuela para justificar tu falta.

El alfa sonrió y se acurrucó en su almohada.

—Gracias, Juliana.

Después de eso, Juliana salió de la habitación y preparó a los niños.

Tendría que ir a la escuela de Mark para justificar la falta, y poder recoger los libros que necesitaría después.

—Juliana, ¿dónde está Mark? —Valentina se veía de mal humor y cansada, Juliana solamente le extendió una taza de café y la mayor sonrió un poco.

—Tiene un resfriado, iré a su escuela para poder justificar su falta y recoger sus libros.

—Iré contigo.

—N-no es necesario. —La omega siendo tímida es una de las cosas favoritas de Valentina en el mundo.

—No tengo problema con esto, solo tengo una junta hasta las 11am, andando. Sin más Juliana tomó a Ian en sus brazos y Derek tomó la mano de su mamá.

Para Valentina, Juliana lucia especialmente adorable el día de hoy, con unos skinny jeans negros y un suéter blanco, este era esponjoso y suave, esto hizo que Ian luchara con su vida para no despegarse de la omega cuando subieron al auto, pero esta se rehusaba a correr el riesgo de tener al bebé en sus brazos y que ocurriera un accidente.

Al llegar a la escuela, Juliana dejó a Derek en la entrada del área de primaria donde este estudiaba y Valentina se acercó a Juliana con Ian en sus manos.

—Ten un día excelente, Derek.

—Gracias, Judy.

Juliana le dio un beso esquimal y el cachorro rio para después salir corriendo y entrar a la escuela.

—¿Judy?

Valentina rio por el apodo tierno.

—Es algo entre Derek y yo, no lo entendería, señora Carvajal.

Valentina rio.

—Juliana, puedes llamarme Valentina.

Juliana rio.

—No puedo, tengo que respetar a mis mayores. —Le dio una sonrisa burlona a Valentina quien fingió indignación.

Entraban al área de preparatoria, llena de adolescentes hormonales, alfas que no sabían cómo controlar su enojo y fuerza, y omegas asustados sin poder controlar su aroma, los betas simplemente trataban de disfrutar su preparatoria con seres 100 veces más disfuncionales que ellos.

—¡Disculpa, solamente tengo 35 años!

—Exacto, cuando tú te graduabas de la preparatoria, yo apenas aprendía a deletrear mi nombre. —Juliana rio.

—Oh vamos, aun así, no es tan amplía nuestra diferencia de edad, te aseguro que tu adolescencia fue muy parecida a la mía.

—No lo creo, la mía tenía internet, y la tuya el inicio de las computadoras apple. —Rio Juliana.

—Te aseguro que tú adolescencia fue 100 veces mejor entonces.

—¿Por qué asumes eso? —Pregunto curiosa Juliana.

—Eres una omega hermosa, eres amable y cordial, lo más seguro es que todos los alfas luchaban por tu amor o una cita contigo.

Juliana se sonrojó por el comentario, y la alfa de Valentina quiso gruñir ante tal comentario.

—No exactamente, vivía en la parte "fea" —Hizo comillas. —De Doncaster, por lo cual no tenía tiempo para interesarme en alfas entre mis trabajos, además de que los alfas solo me veían como la omega pobre. —Juliana susurró.

—Yo creo que eres más que eso, Juliana.

Llegaron frente a la oficina del director y Valentina se detuvo viendo a los ojos de Juliana. Se perdieron unos segundos en la mirada de la otra hasta que Valentina empujó la puerta de la oficina.

La secretaria les sonrió con amabilidad.

—Buenos días, les puedo ofrecer algo.

—El alumno Mark Carvajal no asistirá a clases hoy y posiblemente mañana, tiene un resfriado, soy su niñera. —Juliana habló amable y mantenía a Ian en sus brazos.

La omega le sonrió amable y le entregó el horario del alfa, antes de salir de la oficina un alfa alto y de cabello castaño rojizo se detuvo frente a Juliana bloqueando el paso de la omega.

—Juliana, ¡Soy yo, Charlie! —Se acercó a abrazarla cuando escuchó un gruñido bajo del bebé en sus brazos.

—Es un poco celoso. —Rio Juliana.

—¿Qué haces por aquí, caramelo? —Juliana se sonrojó por el viejo apodo.

—Ya sabes, cosas de la vida de niñera. —Le hizo una señal con la cabeza al pequeño Ian en sus brazos. —Él es Ian, y ella es Valentina, la mamá de estos lindos cachorros. —Valentina veía un poco molesta a Charlie por el apodo cariñoso con el que llamó a Juliana.

Posiblemente su alfa solo reaccionaba a proteger a la linda omega, no por algo más.

—Entonces eres soltera. —Sonrió Charlie con una sonrisa coqueta.

—S-sí. —Rio Juliana nervioso.

—Nos vemos luego, Juliana. —Le guiño un ojo a Juliana y la dejó pasar.

Valentina avanzó rápido con el nudo en su garganta y una Juliana distraída detrás de ella.