𝐘𝐞𝐥𝐥𝐨𝐰 𝐅𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐂𝐮𝐩𝐬; 𝐉𝐲𝐕

Capítulo 5.

Juliana tenía la costumbre de hacer las compras sola, acompañada por Ian quien siempre terminaba abrazando una caja de cereal colorida o una barra de pan.

Había pasado las semanas y todo se encontraba perfecto en la casa de los Carvajal, Juliana solía despertarlos a todos con su dulce olor y un beso en la frente a los cachorros.

ahora mismo Derek se encontraba tomando la mano de Juliana mientras que Ian en el carrito del supermercado abrazando una caja de coco pops.

—¿Por qué no te casas con mi mamá, Juliana? Eres una omega y ella una alfa.

—Derek, ya te he explicado muchas veces que no es solamente eso. —Rio Juliana. —Primero, no es necesario que sea un omega y un alfa, podría ser un alfa y otro alfa, o un omega con un omega, o podría ser un beta, todos somos libres de amar a quienes queramos. Y segundo, tu mamá y yo no somos pareja, ella es mi jefa y yo soy su empleada.

Derek suspiró triste.

—¿Qué pasa, cachorro?

—Y-Yo quiero que tú también seas mi mamá. —Susurró el cachorro triste y Juliana se bajó un segundo a su altura.

—Si tú quieres, yo puedo ser tu mamá. —El cachorro se alegró y abrazó a Juliana, esta prosiguió a darle un beso esquimal y continuaron con las compras.

Al llegar al pasillo de limpieza Juliana recordó que no había suavizante para ropa del olor que me gustaba a Mark, cuando encontró lo que estaba buscando vio una de las cosas más molestas que le sucedían constantemente.

Estaba en el anaquel más alto.

—Mierda —Juliana se estiró lo más que pudo y escuchaba la risa de Ian y Derek.

—Cuando sea grande yo bajaré las cosas por ti, mamá. —Derek rio y el corazón de Juliana se sintió cálido al escuchar las palabras del pequeño alfa.

Juliana se sintió frustrada un segundo. No era exactamente pequeña, pero no era tan alta como los alfas promedio.

—Hola, linda. ¿Necesitas ayuda? —Un alfa de camisa roja se acercó a ella y tomó la botella que Juliana luchaba por alcanzar.

Juliana sonrió nerviosa y se sonrojó un poco.

—G-gracias.

—Soy Jared. —El alfa moreno le guiñó un ojo. —¿Tú eres?

—Mi mamá. —El alfa pequeño tomó la mano de Juliana.

—Soy Juliana.

El alfa sonrió.

No había una marca, o un alfa cerca. Esto sin contar a los dos pequeños con problemas de celos por la presencia del alfa pelinegro.

—¿Puedo tener tu número?

—Wow, eres rápido. —Juliana rio nerviosa.

—Los primeros minutos deben de dar una buena impresión.

Juliana asintió.

Al llegar a casa el pequeño alfa estaba refunfuñando mientras ayudaba a Juliana con las pesadas bolsas, claro, Derek solo cargaba el papel higiénico. Mark también ayudaba, esto mientras escuchaba los reclamos de Derek.

Juliana cargo una bolsa pesada y Valentina al notarlo se acercó a ayudar a la menor.

—¡Puedes creerlo!

—¿Qué sucede, Derek? —Valentina sonrió por el enojo inexplicable de su hijo.

—¡Un alfa se acercó a mamá! —Habló refiriéndose a Juliana, Valentina lo vio sorprendida, pero sonrió al ver que a la omega no le molestaba. —Le coqueteó, y ahora ese alfa tiene el número de Juliana.

La alfa de Valentina gruñó un poco, y Valentina frunció un poco el ceño.

—Bueno, hijo, Juliana tiene que tener una vida personal aparte del trabajo.

Derek le frunció el ceño a su mamá y se acercó a ella para susurrarle algo.

—¿No te puedes casar con Juliana?

Las mejillas de Valentina enrojecieron, y su alfa aulló feliz.

—N-no, es una decisión de Juliana.

—Pero...

—Deja el tema, Derek.

El cachorro suspiró triste.

La ojiazul observó a Juliana quien acomodaba cosas en el refrigerador.

Era una de las omegas más lindas que había conocido en su vida, era dulce y atenta, perfecto diría ella, pero también debía reconocer que Juliana era joven, y con muchos más pretendientes que no tenían cachorros que cuidar o poco tiempo libre.

Suspiró y bajo la mirada cuando vio a Juliana sonreír a su teléfono.