𝐘𝐞𝐥𝐥𝐨𝐰 𝐅𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐂𝐮𝐩𝐬; 𝐉𝐲𝐕

Capítulo 8.

Ian y Juliana estaban jugando en el cuarto del cachorro quien estaba de un buen humor.

—Hola, Juls.

Valentina entró a la habitación con su maletín en mano y la corbata desecha.

—Es temprano, ¿qué haces en casa?

—Tome unas semanas libres, tengo que pasar tiempo con mis cachorros, en especial si Mark está cerca de su celo.

Juliana asintió y se mantuvieron jugando con Ian por un buen rato.

A la alfa le parecía impresionante como el bebé nunca se aburría con Juliana, en sí ver a Juliana era interesante, ella tiene un aura de amor y felicidad a su alrededor que parece nunca abandonar su persona. De un momento a otro el celular de la omega empieza a escucharse llamando la atención de la alfa y del bebé que se sienta en las piernas de Juliana.

—Una disculpa, Valentina.

La omega a pesar de las quejas del bebé abandona el cuarto para poder tomar la llamada en el pasillo. Dos minutos después Juliana entra al cuarto de nuevo con un lindo sonrojo en sus mejillas y una gran sonrisa en su rostro.

—Alguien recibió buenas noticias. —Valentina tomó al bebé en su regazo y lo usó como marioneta.

—No son exactamente buenas noticias, sino que tengo una cita.

Valentina se puso rígida en un momento y su alfa gruñó un poco. Era confuso, ¿por qué le importaba tanto que la omega saliera con alguien?

—Ouh... —Los movimientos de la alfa se hicieron torpes mientras jugaba con el trenecito de su bebé. —¿Con quién? Si es que puedo saber.

—El doctor Jared, ya nos habíamos conocido antes, de hecho, ese fue el alfa que habló conmigo en el supermercado por el cual Derek estaba molesto.

Valentina rio. —Excelente, Juliana. Creo que es genial que tengas una vida social fuera de nosotros, tomamos mucho tiempo tuyo. —Las palabras de Valentina sonaban un poco más para ella misma que para la omega que estaba un poco distraída.

No le gustaban mucho las citas, la hacían sentir nerviosa y normalmente los alfas se terminaban aburriendo de ella.

—Si, pero Valentina, yo adoro a tu familia. Estos cachorros son los mejores. —Abrazo a Ian quien soltó una carcajada feliz. —Creo que solamente iré a esa cita porque mi madre de verdad cree que debo de conseguir un alfa o al menos intentar salir con alguien nuevo.

Eso era verdad.

Las últimas citas de la omega habían sido un asco totalmente, llenas de momentos incómodos, silencios y en muchas ocasiones alfas u betas molestos tratando de aprovecharse de la omega.

Las citas eran la perdición para Juliana.

Empezando por las que tuvo en la preparatoria con Charlie, Charlie es asombroso, pero simplemente no eran "una buena pareja" desde el odio interminable de la madre del alfa hacía Juliana, hasta los cuchicheos en los pasillos acerca de cómo Charlie solo salía con ella para poder acostarse con ella o por pena.

El haber crecido en un ambiente sin mucho dinero le hizo darse cuenta a Juliana que no es importante tener las mejores cosas materiales, sino que es importante ser amables y trabajar duro, como lo ha hecho desde que tiene memoria.

Claro que no tuvo la oportunidad de entrar a la universidad como había deseado, pero era eso o la comida en la mesa, igual aprovecho la oportunidad de entrar a cursos que llenaron su currículum técnicamente.

—¿Entonces no eres una gran fanática de las citas? —Valentina vio a la omega que se veía adorable jugando con su cachorro.

—Nop, o bueno, nunca he tenido una con la persona adecuada.

El sonrojo de Juliana hizo feliz a la alfa de Valentina.

Juliana vio el reloj en su mano y alejó un poco a Ian quien gateó hacia su Mamá.

—Es hora de hacer de comer.

Al ver salir de la habitación a la omega, la ojiazul se sintió un poco vacía. Y su cachorro comenzó a llorar buscando a la dulce omega con olor a flores.

Valentina lo tomó en sus brazos y abrazó llenándolo de su aroma. El bebé veía con atención a su madre, resaltando sus grandes ojos azules.

Sus cachorros eran técnicamente iguales a ella, rubios y de ojo claro. Sus pestañas eran delgadas y su nariz de botón. Sus cachorros eran adorables, y su ella los adora.

—No entiendo porque no te agrado últimamente.

El bebé tomó la nariz de Valentina y esta rio.

Valentina se pregunta si para sus hijos es necesario que ella tenga una pareja, un omega que tome ese lugar. Ella no quiere eso, no quiere una pareja justo ahora. O tal vez si la quiere, pero esa omega que tanto le gusta está a punto de salir en una cita.

Al final el veredicto de la alfa es que sus hijos no necesitan tener opinión en la vida amorosa de la alfa, quien no quiere siquiera empezarla porque la omega que a ella le gusta está fuera de su alcance.

Valentina suspira.

Juliana se encontraba cocinando la comida para los cuatro alfas que se encontraban en la casa. Ese día en la noche tendría su cita cuando su horario de trabajo terminará.

Se siente un poco nervioso y su aroma lo demuestra. Las citas siempre le serían complicadas, es un poco insegura acerca de si ella es lo que un alfa busca. Es seria y sus modales no son los mejores, tiene muchos defectos y siente que no está en forma.

Juliana se siente poco atractiva para un alfa.

Derek entra a la cocina dándose cuenta del olor nervioso de Juliana.

—¿Qué sucede, mamá?

La omega sonríe nerviosa.

—Estoy un poco nerviosa. Tengo una cita hoy.

El alfa empezó a saltar emocionado.

Vio a su mamá hace unos minutos. ¿Acaso será que Valentina le pidió una cita?

—¡Iré a buscar que te puedes poner! —La omega rio y asintió con la cabeza dejando a Derek elegir su ropa.

El alfa salió de la cocina corriendo y se encontró a su mamá en el pasillo.

Le dio un abrazo.

—¡Gracias, mamá!

Y volvió a salir corriendo, dejando a la rubia confundida. Derek entró a la habitación de Juliana y empezó a ver en el armario de la omega. Los colores suaves que utilizaba Juliana usualmente no iban a funcionar esta vez.

El alfa dudoso le fue a preguntar a su hermano quien hacía la tarea.

—Mark. —Este lo volteo a ver quitándose sus audífonos. —¿Qué ropa encuentras atractiva en una omega?

Las mejillas del alfa se pusieron rojas y muchas imágenes pasaron por su cabeza.

Negó con la cabeza, nunca le diría eso a su hermano.

—¿Las faldas?

—¡Excelente!

El pequeño alfa empezó su trabajo de encontrar la ropa perfecta para que la omega pueda salir con su mamá.