Capítulo 7.

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—Entiendo si quieres renunciar.

Ian se encontraba durmiendo en los brazos de Juliana, mientras Valentina estaba junto a ellos.

Juliana estaba perdida en sus pensamientos y su olor aún era triste por lo cual la ansiedad de la alfa era fuerte.

—N-no quiero renunciar, Valentina. Adoro a tus cachorros, y claro que me dolió lo que hizo Mark, pero n—No quiero renunciar, adoro a estos cachorros con toda mi alma.

Dejó un beso en la frente de Ian quien se acurrucó más.

Valentina tomó a Juliana entre sus brazos con cuidado de no lastimarla.

Acaricio su espalda baja y cabello.

—M-mi alfa me estaba matando por consolarte.

Al soltar lentamente a Juliana y ver su sonrojo le dio ternura.

—E-es una reacción común de los alfas. —Rio la omega.

Estaban en el estacionamiento del hospital esperando a que Derek se sintiera mejor, pues se sentía adormilado y quería relajarse un poco.

Juliana abrió la puerta del auto y ayudó a Derek a bajar de este.

—Mamá, ¿me puedes cargar? me duele.

Juliana tenía ya a Ian en sus brazos y se rehusaba a soltarle, especialmente porque la omega aún olía a tristeza y un poquito de miedo, el pequeño alfa quería proteger a su mamá.

—Juls, ya tiene a Ian en sus brazos. Ven aquí, campeón. —Valentina levantó con facilidad a Derek quien se apoyó escondió triste en el cuello de su Mamá.

Al entrar al hospital los atendieron y llevaron al área de pediatría donde le darían una consulta rápida. Ahora Derek estaba en una camilla e Ian durmiendo en los brazos de Juliana.

La pelinegra seguía nerviosa y podías sentir tristeza en su aroma, por lo cual la mayor se acercó a ella y la abrazo, rodeando sus brazos alrededor de ella y descansando su barbilla en su cabeza.

Juliana se acurrucó un poco más por el hecho de que su omega estaba débil y necesitaba un poco de mimos. Valentina disfrutaba del olor de Juliana, así como Ian se sentía cálido por el abrazo.

Un doctor abrió la puerta, llamando la atención de Juliana y de Valentina quienes siguieron en la misma posición, pero con su mirada puesta en el doctor.

—¿Jared?

—Hola, omega. —Le sonrió feliz a la omega, a Valentina no le gustó nada esta acción. —Buenos días, señora Carvajal. —Tal vez Valentina quería gruñirle, pero su hijo estaba presente y sería una falta de respeto gruñir en un hospital.

Jared empezó a revisar a Derek y hacía anotaciones de cada cosa.

—Tiene un esguince en la muñeca y una cortada poco profunda en el tobillo izquierdo, ¿cómo pasó? es necesario para el registro.

Jared parecía serio y tenía toda la razón, Juliana aún estaba triste y con miedo y su olor lo demostraba.

—Tuvo una pelea con su hermano mayor, lo empujó y fue muy atemorizante con todos.

—¿Es un alfa? ¿cuántos años tiene?

—Cumplirá 16 dentro de unos días.

—¿Ya tuvo su celo reproductivo?

Juliana frunció el ceño.

—No, ¿usted cree que tiene que ver con esto?

—Absolutamente, es un alfa, tendemos a ser más agresivos, y cuando el celo reproductivo está cerca y nos comportamos de una manera totalmente irracional, no es aceptable que lastime a sus hermanos u otros omegas. —Puso sus ojos directamente en Juliana. —Pero dentro de unos días él estará mejor, aun así es mejor que lo disciplinen a que aprenda a controlar a su alfa.

Juliana y Valentina estuvieron felices de saber que esto no era una fase que estuviera toda la vida, o que Mark era un idiota.

Juliana se movió un poco incómoda por el dolor de espalda y estar parada por tanto tiempo.

—No deberías de cargarlo tanto tiempo, cariño. —Jared vio a Juliana y al bebé, quien se mantenía quieto en los brazos de la omega.

Valentina mantenía en su posición abrazando a Juliana, «¿por qué rayos le llama cariño si su alfa está presente?» la alfa de Valentina se quejó.

—Ian no se ha querido despegar de Juliana desde hace unos días. Llora si no está en sus brazos y se enoja si mamá intenta quitarlo de sus brazos. —Confesó Derek sin importancia comiendo su paleta de cereza que le dio el doctor.

—¿Eres su madre biológica?

—No, soy su niñera.

—Está empezando a considerar que eres su madre, no hay problema si es que ustedes lo piensan, y como es un alfa es territorial y protector, pero también necesita empezar a confiar en la gente a su alrededor, no solo en ti. —Volteo a ver a Valentina quien estaba nerviosa en su lugar y un poco incómoda por la forma en que el otro alfa veía a Juliana. —Si eres su Mamá tienes que empezar a pasar más tiempo con él, sin Juliana. —Aclaro.

Valentina asintió y tomó en sus brazos a Ian quien empezó a llorar por no estar en los brazos de Juliana.

La menor al fin pudo estirarse.

—Gracias, doctor. Derek, ¿qué le decimos al doctor Jared?

El pequeño alfa veía enojado al doctor.

—Deja de ver a mi mamá. —Soltó sin más y después agregó sonriente un: —Gracias.

Cuando llegaron al auto Ian seguía llorando en los brazos de Valentina, pero se tranquilizó al entrar a su silla de bebé en el carro.

—Nunca pensé que lo difícil es tener alfas.

Juliana rio por el comentario de Valentina.

—Mis dos hermanas menos eran alfas, créeme era un desastre.

—Te creo, pero yo nunca fui como Mark se comportó, mi padre siempre me mantenía disciplinada, como un robot.

Juliana veía triste a Valentina.

—Ya no tienes que ser un robot, Valentina. Alócate, disfruta tu vida como la alfa soltera y rica que eres.

Valentina se sonrojó, nunca consideró volver a las citas, al menos no había un omega que le interesara aparte de Juliana.

¿Invitar a salir a Juliana?

Sería absolutamente irrespetuoso y la haría sentir incómoda si es que ella la rechaza.

—S-sí.

Juliana se sintió feliz porque Valentina merece felicidad.

Al entrar a la casa se podía oler un delicioso aroma a comida.

El comedor estaba preparado y una cena puesta en la mesa, Mark se encontraba poniendo vasos en esta.

—H-hola...

Mark se acercó a su familia tomando un ramo de margaritas que sacó del jardín.

Se las entrego a Juliana.

—D-de verdad lo siento por la manera en que actué, te falté al respeto, Juliana. Eres una omega increíble y respeto tu trabajo. —Se agachó a la altura de Derek y la abrazó. —Perdóname, pequeño. No debí de haberte gritado ni lastimado.

Derek abrazo a su hermano y Valentina vio feliz a su hijo.

—Sigues castigado, pero vas por el buen camino. —Valentina aclaró.

Mark asintió feliz y los invito a cenar la comida que había preparado.

Primero, jalo la silla Juliana para que ella pudiera sentarse y después de la cena él se encargó de limpiar todo dejando la cocina reluciente.

𝐘𝐞𝐥𝐥𝐨𝐰 𝐅𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐂𝐮𝐩𝐬; 𝐉𝐲𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora