Capítulo 13

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Valentina estaba emocionada.

Pero no tan emocionada como Derek, quien estaba removiendo entre las cosas de su closet buscando el atuendo perfecto para su mamá. ¡Tendría una cita con la mejor omega que había conocido! ¡No podía arruinarla llevando una camisa fea!

—Derek, creo que puedo vestirme a mí misma.

El cachorro de siete años la analizó con la mirada de arriba a abajo.

—No lo creo. —Soltó el niño siguió removiendo la ropa en el closet. —¡¿Por qué no compras ropa que no sea de color negro?!

El niño se veía frustrado ante las pocas opciones que tenía.

Valentina solo se veía al espejo preguntándose qué tenía de malo su camisa de flores moradas y anaranjadas, junto con sus bermudas negras.

—¿A dónde van a ir?

—Un picnic.

—¿Un picnic? —Derek se veía pensativo y puso su dedito en su barbilla reflexionando. —Está bien, supongo que compraste comida.

—De hecho, yo cocine la pizza que llevaremos.

Derek vio alarmado a su mamá.

—Mamá, —El niño la vio serio. —No es por ofender, pero cocinas horrible.

Valentina le vio ofendida.

—¡Eso no es cierto! A Mark le gusto la pizza que le prepare hace una semana.

—Mamá, Mark intenta conseguir un auto.

Valentina puso una cara de horror.

—Lo bueno es que prepare una ensalada. —Susurro. —Largo de mi habitación, Derek. Créeme que puedo tener una cita sin que tú estés controlando todo.

Sin más el niño salió de la habitación dejando a Valentina sola, realmente la rubia no sabía cómo tener una cita. Nunca ha tenido una exactamente, al menos no una que ella deseara.

Sus citas eran arregladas por su padre con omegas que beneficiarían a su empresa —hijas o hijos de accionistas—, y eran aburridas, algunas rescatables y muchísimas fueron horribles, la que tuvo con Jenna, la madre de sus hijos fue terrible.
Fue tan mala que las dos se vieron disgustadas al final de la noche, Jenna no era exactamente la persona más agradable y Valentina era muy controlada, sus palabras siempre eran ensayadas antes para no llegar a ofender por accidente a alguna de sus citas.

Una cita terrible, pero Valentina tenía 22 años, según su padre ella ya estaba en edad de contraer matrimonio, y él padre de Jenna de verdad estaba interesado en la empresa de los Carvajal. Contrajeron matrimonio y meses después nació Mark.

No tenían sexo. Pocas veces lo tenían, y sus hijos eran procreados en celos accidéntales en que las dos por naturaleza y obligación compartían. Aun así, nunca era exactamente bueno, según recuerda Valentina.

No había explosiones o mariposas en el estómago.

Todo era monótono.

Terminando cuando el padre de Valentina tuvo un ataque al corazón y Jenna decidió irse. Ahora vive en cuba con dinero que recibe por parte de Valentina.

Genuinamente Valentina espera que ella sea feliz. Porque ella lo es, es feliz alejada de ella y con sus cachorros.

Suspira llena de ansiedad y viéndose al espejo. Sus jeans negros y su blusa escotada azul marino se ven bien, aparte lleva unas botas negras, además de que se llevaría un abrigo para cuando anocheciera.

Se siente bien.

Se siente atractiva y con confianza construyéndose lentamente.

Está emocionada de pasar tiempo a solas con Juliana. No habrá algún tipo de interrupción por parte de los niños a menos que sea una emergencia.

𝐘𝐞𝐥𝐥𝐨𝐰 𝐅𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐂𝐮𝐩𝐬; 𝐉𝐲𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora