Capítulo 3.

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Una semana había pasado desde que la linda omega había llegado a la casa. Los cachorros la adoraban, especialmente Ian, quien no se despegaba de la omega en ningún momento, disfrutaba de su olor y le gustaba lo suave que era.

Derek disfrutaba jugar con la omega y seguirla a todas partes mientras le hablaba de cosas triviales las cuales Juliana le ponía atención. Y Mark, Mark simplemente le parecía adorable la omega, la escuchaba y le preparaba waffles cuando quería,
además de que le daba muchos abrazos y mimos.

Ahora mismo se encontraban en la cocina tomando el desayuno antes de irse a la escuela, la pelinegra preparaba el desayuno de sus 'pequeños alfas', gracioso debido a que Mark medía al menos 10 centímetros más que ella, de seguro es hilarante ver a Juliana llamándole la atención al alfa.

—Puedes creer que el entrenador me amenazo con sacarme del equipo, Juli. —Mark se encontraba molesto y hablando con la boca llena de waffles.

—Mark, tienes que aprobar cálculo, sé que es fastidioso, pero lo necesitas. Y no hables con la boca llena.

Juliana ponía los almuerzos en la mochila de cada uno y también hacía figuritas graciosas con la fruta con la intención de llamar la atención de Ian quien tenía una fascinación por las manzanas en forma de estrella.

Valentina bajó corriendo y se escuchó como tropezaba en la escalera.

—Cachorros, es tarde, andando. ¡Diablos, necesito café!

Juliana le extendió un termo con café y una lonchera gris.

—Tu café, además de tu desayuno y almuerzo en la lonchera.

La ojiazul se sintió tranquila al saber que no tendría que pasar la mañana con el estómago vacío.

—Gracias, Juliana, eres un sol.

Juliana rio. —Andando, pequeños alfas. A la escuela, Derek, no molestes a tus maestros, además comete las uvas. Mark, pon atención en cálculo, —Se acercó al alfa y susurró en su oído. —Habla con Alex de biología.

El alfa rio y dejó un beso en la frente de Juliana, y Derek dejó un beso en la mejilla de Juliana.

—Juliana, aquí está la lista de compras y el dinero. —Valentina dejó todo en la mesa y salió apurada, cerrando la puerta.

La omega suspiró y puso una mueca en su cara. Segundos después la puerta se volvió a abrir dejando ver a una Valentina apurada en la entrada de la cocina donde estaba Juliana.

—Que tengas un excelente día, Juliana.

—Usted también, señora Carvajal. —Juliana sonrió y Valentina abandonó el lugar.


La omega estacionó la minivan en el estacionamiento de la tienda y tomó a Ian en sus brazos.

Al entrar a la tienda empezó su trabajo.

Adoraba pasar tiempo con esos cachorros y mimarlos, son dulces y la adoran.

Los primeros días ellos se sentían un poco incómodos por la presencia tan repentina de Juliana en su casa, pero después de unos días, estos se emocionaban con la presencia suave de Juliana. Les gustaba su dulce aroma, sus suéteres suaves y su deliciosa comida.

Con eso Valentina se preguntaba como una linda omega como Juliana seguía soltera. Juliana que usaba suéteres y faldas, además de oler a dulces flores. Tiene la personalidad más amable y cordial que ha conocido.

Sus pensamientos vagan mientras que camina por la oficina.

Últimamente sus empleados han notado la sonrisa en el rostro de la alfa y la lonchera gris con comida caliente, esto considerando que la rubia solía no comer o simplemente pedir comida de fuera.

Minutos después Mateo, su mejor amigo entra a la oficina.

El alfa la veía pícaro.

—¿Cómo van las cosas en casa, Carvajal?

—Excelentes, Juliana es asombrosa.

Mateo sonríe.

—Es una linda omega, que cocina y cuida a tus cachorros, sospechoso que los últimos días has llegado con sonrisas enormes a la oficina.

Valentina rio.

—No es lo que piensas, pero sí. Juliana me da alegría porque les da alegría a mis cachorros.

La omega que llenaba la casa de color y flores la hacía muy feliz.

𝐘𝐞𝐥𝐥𝐨𝐰 𝐅𝐥𝐨𝐰𝐞𝐫𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐂𝐮𝐩𝐬; 𝐉𝐲𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora