Capítulo XVI - Un cuerpo cubierto de cicatrices

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Las primeras experiencias marcan el rumbo de pensar y vivir en las personas, pues sin importar la naturaleza del acontecimiento, es un hecho que la perspectiva común se moldea para poder afrontar la realidad.

Frente al ojo de agua artificial en el baño del hogar del gran dragón, un pequeño humano desnudo temblaba ante la incertidumbre de su seguridad anal.

- El primer paso está listo, ya me limpié, pero... no creo poder hacer eso, ¿cómo me voy a meter un dedo en un lugar que solo existe para sacar cosas? ¡ay! Está bien, ¡puedo hacerlo! No puedo echarme para atrás.

Tragando saliva, el chico destapó un frasco de lubricante herbal que había comprado de regreso del restaurante de la elfa Raon; con delicadeza, vertió un poco en su trasero, y lentamente fue rodeando el área de su ano para poder lubricarlo adecuadamente.

-¡Ugh! Está frío. – Su interior era un desastre, pues su corazón no dejaba de latir, sabía que la hora temida casi llegaba.

Ante el miedo de salir huyendo, el azabache mordió su dedo índice derecho, y sin pensarlo mucho, lo metió rápidamente a su boca para lubricarlo y posteriormente llevarlo a su pequeña entrada palpitante.

Mordiendo por igual su labio inferior, el chico empujó lentamente su índice derecho, pero no contaba que una extraña sensación se apoderaría de su pensamiento.

"¿Qué tal si me lastimo yo solito?, ¿la masturbación no debía de sentirse bien?, ¿porqué me siento incómodo?, ¿acaso no podré hacer esto porque de verdad soy un hombre débil?, si no puedo lograrlo, ¿jamás podré hacerlo con Ryu?... él... ¿se cansará de mí y me dejará por una mujer tetona como Raon? yo...yo..."

Inevitablemente, el humano se echó a llorar, eran demasiadas emociones y pensamientos golpeando su poca estabilidad.

-¡BUAAAAAA! No puedo hacerlo, me duele, ¡BUAAAAA! ¡SOY UN VERDADERO IDIOTA!

De golpe, la gran puerta del baño se abrió, y una curiosa escena se hizo presente; el moreno tenso hasta los dientes al pensar que algo malo le había pasado a su pareja, y en contraste, un chico tembloroso con una carita llorosa y la mitad de su dedo en el ano.

El hombre peliblanco tragó saliva mientras tallaba sus ojos, pues pensaba que lo que veía frente a él, era parte de sus constantes fantasías eróticas creadas a raíz de su deseo.

-¿Estoy soñando? -Boquiabierto y con la mente en blanco, el dragón no pudo esquivar la botella de madera que el chico lanzó directamente hacía su cabeza.

-¡NO ME MIRES IDIOTA! – Rápidamente el tómate personificado sacó su dedo, y se hizo bolita en el mismo lugar en que el dragón presenció la escena, el pobre se encontraba paralizado ante la abrumadora vergüenza que el momento le había hecho pasar.

-Briel... ¿me podrías decir qué estabas haciendo?

-Aah... no preguntes...por favor olvida lo que acabas de ver... no fue nada... sentía algo raro y por eso decidí... checarme...

Las palabras no podían salir de su boca correctamente, ya que el pelinegro no dejaba de tartamudear debido a los terribles nervios que recorrían todo su cuerpo, sin embargo, al sentir una cálida amabilidad en forma de una manta suave, y la mano del hombre sobre su espalda, el chico comenzó a llorar más y a derramar su inquietud.

Sin mucho esfuerzo, la débil voz del chico comenzó a salir.

-Ryu, tengo mucho miedo, yo...yo... no puedo ni meterme un dedo, me siento raro, pero yo... yo... enserio quiero hacer estas cosas contigo, pero tengo miedo de no poder lograrlo, siento que no me quieres sostener porque soy enano, llorón, mi cuerpo entero está cubierto de feas cicatrices, y soy un total debilucho, pero ¿me sostendrías si desarrollo musculatura?, ¿o si fuera sexy?... aahh~ necesito que me des un poquito más de tiempo, te prometo que lo tendré dominado para ese entonces...

El amante del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora