Briel no podía entender bien lo que había ocurrido mientras estuvo inconsciente, pues aunque parecía que solo se había desmayado por el malestar tan solo por un par de horas, en realidad estuvo en ese estado por dos semanas enteras en las que se quejaba por el dolor, y su temperatura era inestable hasta el punto en que la abuela Alya tenía que sumergirlo en una bañera llena con una mezcla de aguas herbales para humectar su piel y tratar de calmarlo.
Cuando despertó, tardó toda la noche en recuperar sus sentidos, y tratar de procesar lo que había experimentado, ya que no podía creer que ese ser tan irracional que no escuchaba sus palabras fuera esa criatura tan elegante y amable que alguna vez conoció.
El tiempo pasaba, y con ello la preocupación de aquellos quienes conocían al chico incrementaba.
Una tarde en la que Briel limpiaba las mesas y atendía a los clientes en la cafetería, un elfo joven amigo de Orion se acercó a la barra donde el pelirrojo se encontraba preparando unas bebidas, y le preguntó en voz baja.
-Oye, no sabía que te habías cogido a una mujer humana tan linda, ya era hora hermano, aunque eres bien parecido, nadie se te quería acercar porque siempre rechazabas a todo el mundo, pero sabes, pensaba que odiabas a los humanos hasta el punto de prohibirles la entrada a este lugar, pero parece que por lo menos tienes buenos gustos y no te importa la raza para hacer tus cosas.
Dándole pequeñas palmadas en su espalda, no consiguió más que el coraje del elfo. Con una mirada asesina, lo jaló de la oreja y se acercó a su rostro.
-Mira idiota, no sé de qué mierda estás hablando, cállate de una buena vez o te enveneno en tu próximo pedido.
-Ahh~ no te hagas el tonto, ¿cuándo nacerá tu bebé? Espero que sea una linda niña que se parezca a su madre y no a tí, maniático del perfeccionismo cara de amargado.
-Mira Perko, en primer lugar, dime porqué piensas que está embarazado.
-¿Cómo? ¿Embarazado? Estas pero bien mal, no le digas así a una bella dama.
Volteando sus ojos cansado, el pelirrojo solo suspiró, ya que era normal que los clientes habituales pensaran que Briel era una chica.
-Eres tú quién lo está confundiendo estúpido, aunque no lo parezca mucho, mi ayudante es un hombre humano, sé que su apariencia engaña, pero no trates de imponerle algo que no es, ahora dime porqué mierda crees que está embarazado.
Con una cara de asombro y un tanto avergonzado, el castaño sujetó su rostro.
-Bueno, no puedes culparme por pensar en eso, siempre lleva puesto vestidos largos o capas que cubren su cuerpo, solo es visible su rostro y sus delgados brazos, pero está bien, me disculpo por cambiarle de sexo, pero con lo otro no puedo estar equivocado, porque sabes... me he dado cuenta que eres muy amable con él, y que... es al único al que le sonríes.
-¿Y eso?, ¿cómo dictamina que está embarazado?
-No puedo creer que sigues sin entender siendo tan listo, recuerda que soy el único varón entre 7 hermanas, sé de esas cosas, tengo 12 sobrinos y he visto a más de la mitad de mis hermanas embarazadas, es obvio. Evitas que Briel se agache o levante cosas pesadas, lo conscientes dándole de comer cosas dulces y saladas en sus descansos, y, sobre todo, te ves más calmado cuando estás a su lado aunque sea un humano.
Con una cara de admiración, Orion solo tragó saliva, ya que nunca creyó que su amigo de infancia fuera tan observador, por lo que solo se limitó a seguir con sus mentiras, no quería levantar sospechas.
-No creí que... fueras tan idiota Perko, simplemente lo ayudo porque perdió a toda su familia y es buen trabajador, y sí, tienes razón, está embarazado porque una criatura temible lo violó, aunque sea humano no puedo ignorar que ocupa ayuda, así que no hables más o él te matará, aunque lo veas tan débil, es súper hábil, ayudó a mi abuela de unos matones el otro día, entonces ya te la sabes, si abres la boca, Briel te asesinará.
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El amante del dragón
FantasyEsta es la historia de un chico de la era moderna, quien a una corta edad fue invocado a un mundo lleno de criaturas extraídas de cuentos y leyendas legendarias. Sin desearlo, conoció el odio, el rencor, la muerte, el amor, y la eternidad gracias a...