El amante del dragón

Capítulo XXVIII - Dandelion; el mestizo y la bruja

"Las perspectivas son la base para el aprendizaje"; frase que acuñó la serpiente al estar a lado de ese curioso humano, ya que, a pesar de haber visto una pequeña parte de la vileza de las personas durante su búsqueda, ella no podía clasificarlo en algo igual o incluso similar, pues para Giri, ese humano era peculiar, y sin entender del todo el sentimiento, lo amaba tal y como era.

Mientras Briel trataba de recordar algún otro reino o pueblo al cual ir, se percató que la serpiente se metía más y más entre los bosques, así que, sin importarle mucho la dirección, le preguntó.

-¿Hacía dónde vamos?, ¿vamos a descansar en el bosque? Ah~ te entiendo, ya pasamos por tres reinos, dos humanos y uno mixto, es muy cansado. Aunque es divertido, ¿no? La gente de las posadas en las que nos infiltramos creían que habían fantasmas jajajajaja

El azabache no paraba de reír, pues el recordar todas aquellas veces en la que les jugaron bromas a los dueños de las posadas, lo hizo recordar en aquellos divertidos momentos en los que le gastaba bromas a Ryu y a Maru.

Un tanto nostálgico, dejó de reír y solo se limitó a acomodarse en el lomo de la serpiente, pues sentía incomodidad mientras ella se arrastraba por el suelo.

Orgullosa, Giri habló. -Ujum, encontré el lugar perfecto, creo que llegaremos al anochecer.

Briel miró al cielo, y por fin entendió algo que lo tenía un poco nervioso.

-¿Eso explica porque estás siguiendo a esas dos aves? Son muy lindas, parecen dos gorriones.

La serpiente sabía que Briel era listo e intuitivo, por lo que no le sorprendió que se hubiera dado cuenta.

-Son mis amigos, los conocí en el último reino en el que estuvimos, tenían su nido en el techo de la posada donde nos quedamos. Les platiqué que estábamos buscando un refugio cerca del bosque, así que me dijeron que conocían uno y que nos llevarían bajo una condición.

El azabache tragó saliva pensando en lo peor.
-¿Qué condición?

Una pausa dramática se hizo presente.

-Ya no quieren las sobras del arroz de la anciana, quieren algo decente. Me pidieron que cuando nos coláramos, les diéramos mucho arroz, son muy glotones.

-Ahhh~ está bien.

Algo avergonzado por pensar mal de unas pequeñas aves, el humano solo asintió, y le confió el trayecto a su amiga.

Pasadas unas horas, llegaron a su destino.

Briel y Giri activaron la desaparición de espíritu desde antes de llegar, pues nunca habían estado en un pueblo exclusivamente de elfos. Aunque el pelinegro conocía a Raon, sabía que no debía generalizar.

-Que linda cafetería, todas sus paredes están llenas de enredaderas con florecillas blancas y amarillas. Tiene un aspecto rústico, me gusta. Además, huele delicioso.

-Si te gusta tanto, ¿por qué no pasas a descansar de una vez? Sentí que estabas incómodo durante el trayecto.

La serpiente estaba preocupada, sabía que el humano no podía aguantar tantas horas de viaje, y aún así, lo hacía sin quejarse.

Con una mirada fría y un temple fuerte, Briel acarició la cabeza de la serpiente y dijo. -Si este es el lugar donde nos quedaremos, debemos de confirmar lo que dicen las aves. Vamos a analizarlos por tres días, podemos pasar y ver cómo trabajan, pero no hay que relajarnos. Trata de averiguar si hacen algo sospechoso. Cuando el tiempo límite llegue a su fin, nos diremos nuestros hallazgos, ¿te parece?

Giri asintió, y sin más, con gran cautela, empezaron a recopilar información de ese lugar conocido bajo el nombre "Dandelion".

El tiempo pasó, por lo que el día límite llegó sin más. Dentro de una pequeña habitación en el ático de la casa, Briel y Giri se acomodaron en una cama polvorosa que se encontraba abandonada en el lugar, posteriormente, comenzaron a relatar sus reportes.