Capítulo VI. "Encerrados en el Edén."

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Mariam.


Aun no me puedo creer que los idiotas Powell, hayan reservado una suite para pasar la noche lejos de nosotras, pero cuando Emily nos lo dijo, y nos dio la idea de trasladar nuestra fiesta a la suite que habían reservado los tres herederos y el marido de Emily, lo hizo porque estaba muy enfada por que el marido de Ariana, ya que según Dartacan habían secuestrado a su marido esta noche. Después de defender su postura, a todas nos pareció la mejor idea.

Había unas cuantas promesas que le iba arrancar al niño de mama esta noche, una era que a no ser que fuera un viaje de negocios, al que yo no pueda ir con él, tenía rotundamente prohibido dormir en otro sitio que no fuera a mi lado, no más faltaba que a un mes y medio de casarme, el idiota de Kevin se buscara otra cama sólo, porque si es acompañado me lo cargo a él y a la zorra que tenga en su cama. El niño de mamá sólo podía dormir en la mía, siempre que me hiciera el amor primero, sino ni eso.

Cuando llegamos al hotel se nos confirmó, que la suite había sido guardada para los herederos Powell, al comunicarles que nosotras éramos sus esposas y que nos estaban esperado, nos comunicaron que aún no habían llegado, y nos miraron escépticas como si no creyeran nuestra versión, ¿Es qué no era lo suficientemente creíble cuatro mujeres, con siete hombres como escoltas, y ropa de marca cara, con unos anillos de compromiso que podían alimentar un país?
Pues no parecieron impresionadas, hasta que Brandon, escolta jefe de Elena mostró su credencial, donde se notificaba que era la escolta personal de las herederas Powell. Automáticamente nos dejaron pasar.

Al entrar a la suite, me sentí abrumada, nunca había estado en una habitación así, o eso creo, tengo un vago recuerdo de la habitación de mi noche de bodas, pero en ese momento estaba muy, pero que muy, distraída.
La suite presidencial del Hotel Arcona ocupaba casi toda la última planta del hotel, tenía cuatro habitaciones, con su baño incluido, un salón enorme a dos alturas, una terraza con su piscina privada y su yacusi, una cocina con todo lo que se podía desear, una sala de audiovisuales, y otra de reuniones, además de un despacho. Todo estaba rodeado de lujo y con clase típica que tenían todos los hoteles de la cadena Powell.

-” Me quedó con esa habitación-” anunció Elena. Era la que más cerca estaba del despacho, y como que era la más pequeña pero la una de las más aislada. -” No quiero que oigan llorar al playboy cuando lo castigue esta noche.”- yo no pude evitar que mi lengua se disparara.

-” ¿Y cómo lo vas a castigar, Aramis? ¿Qué te haga el amor tres veces en vez de cuatro? Creo que hasta eso lo agradecerá, tu técnica de agotar al playboy funciona, ya ni mira a otras mujeres, lo tienes seco, morena.”- le dije haciendo reír a las otra mientras, Elena me miraba con esa miraba que usaba para reprenderme por ser tan descarada.

-” Yo me quedó con la que da la ventana delantera izquierda, asi puedo contemplar la luna con Jason, mientras vosotras matáis a vuestros maridos.”- dijo Emily.

-” Pues yo me quedo con la del ventanal derecho, si tengo que poner al ególatra Powell en su sitio al menos que tenga donde mirar, toda la noche.”- dijo Arianna.

Os prometo que intenté no contestar a esos comentarios, pero mis amigas me conocían y se me quedaron mirando, en espera de mi respuesta, asi que no las defraudé.

-” La única luna que veréis es la del techo de la habitación si se refleja en la piscina, de resto mosqueteras estaréis demasiado ocupada gimiendo, para acordaros de mirar por la ventana. Eso si el cielo lo vais a ver, vais a viajar tanto al Edén que os van a hacer tarifa plana, eso seguro.”- dije sonriendo.

-” ¡Cállate ya, descarada! Voy a preparar las bebidas, ¡ah! y Mariam hoy cuando le saques hasta la última gota de sudor a tu marido, procura controlar tus gemidos, que luego Jason se emociona y quiere competir.”- no pude evitar sonrojarme.

La culpa fue de Kevin y su manía de querer entrar en el club de la Milla Alta. Esto ocurrió, en el vuelo de regreso, de los Estados Unidos, después de casarnos y tras la luna de miel, de regreso, las cuatro parejas nos cogimos unos días para que las herederas, ósea nosotras, conociéramos las empresas del grupo en Seattle, y, además, Emily y Jason se presentaran como los dueños de las acciones de la empresa que Emily había recuperado de mal nacido de su padre. La cuestión es que mi tentador hombre, me convenció en ir al baño del Jet privado, para tener sexo, y asi él cumplir su sueño de entrar en tan exclusivo club, el problema surgió cuando, por culpa de su muy, pero que muy, buen hacer, su mujer, ósea yo, me puse a gemir como si mi vida se fuera en ello. ¿Os he dicho que es muy bueno en eso?, pues por si no lo he dicho, lo es.

Así que todo el pasaje, ósea mis amigas y sus esposos, junto a toda la tripulación de cabina, se enteró, y al salir del baño fui vitoreada por mis amigas, y por parte de las azafatas del vuelo, mientras los hombres intentaban inútilmente controlar sus carcajadas, creo que esa fue la vez que más vi a Keanu, felicitar a su primo.

-” Para que baje los niveles de sonido, tendrías que exigirle a mi hombre que no sea tan bueno en lo que hace guapa, y eso es algo que en la vida haré, ya tengo que conformarme con que su madre y esa advenediza zorra que, su madre ha traído para intentar meter cizaña en nuestro matrimonio, y se meta en nuestra vida. Para que lo único que me distrae de cargármelas, no lo pienso limitar. Asi que, por ahora, os poneis poner tapones, o se los poneis a sus maridos.”- le dije a las tres tomado la primera copa que Emily nos preparó en el bar de la suite, que estaba pero que muy bien provisto.

Las tres estallaron en carcajadas.

-” Por eso te hemos dado la habitación principal porque esta al otro lado de la suite subiendo la escalera, y esta insonorizada, aunque a mí no me importaría nada que mi hombre se animé a competir por satisfacerme más que su primo, ambos son muy competitivos”- dijo asombrándome Ariana, no solía ser tan atrevida, de las tres era la más comedida y recatada, la miré y vi que ya se había venido la copa, que yo apenas había tocado, mientras Elena ya iba a pedir otra más.

-” Pues el playboy hoy me hace todo el repertorio de habilidades sexuales que tiene, y otras que se puede inventar, porque ni le voy a dejar hablar, hoy lo devoro todo, pero todo, y luego le chu...”- tuve que taparle la boca a la serena Elena, para que no terminara la frase. Ambas Elena y Arianna, estaban acaloradas y las mejillas las tenían enrojecidas, parecían borrachas con una sola copa.

Miré a Emy y ella no me miraba a los ojos, aunque intentaba disimular su sonrisa mientras preparaba más cocteles. Me di cuenta de que había gato encerrado, y así que cuando ella no se dio cuenta, le cambié la copa, e hice que me tomé la que ella me sirvió, de una vez.

-” Eso, y que no haya superficie, de esa habitación, que le niño de mamá no estrene conmigo”- dije imitando el estado de mis amigas.

Emy dejo de disimular la risa y comenzó a beber su copa, pronto las tres estaban coloradas, y diciendo barbaridades, se parecían a mí, en mis peores momentos, decidí gravarlas para chantajearlas más tarde. Fue los más divertido que había hecho con ellas, en mi vida, hasta que, por equivocación, al estar concentrada en la grabación, confundí mi copa con la de Ariana, y bebi su contenido sin querer, sólo recuerdo que tras la primera copa un calor extremo y un deseo me invadió, y comenzamos a desvariar entre nosotras, intentado desnudarnos las unas a las otras, hasta quedarnos en ropa interior corriendo por la habitación, lanzándonos cojines, y tirándonos agua de la piscina.
En esa estábamos cuando por la puerta entraron los seres más atractivos, ardiente y embriagadores que habíamos visto nunca, se quedaron en la puerta mirándonos en a la locura que tenían delante. De repente las ganas de besar y entregarme al más guapo de ellos, que se me hacía conocido, se me volvió una urgencia, una autentica necesidad.


Kevin J.


Nos saltamos todos los semáforos y en dos ocasiones estuvimos a punto de chocar con un camión y con otro coche. Gracias a dios James es una gran piloto, o ahora no estaríamos vivos.

Entramos en el hotel, mientras nuestros escoltas nos habría paso. Todo el mundo nos miraba, y algunas personas nos reconocían, parecía una película. Enseguida nos hicimos con los ascensores, apartando a todo el mundo de ellos, y mientras subíamos, yo no apartaba la vista de los numero que iban cambiando mientras ascendíamos, nadie hablaba, pero la tensión se cortaba con un cuchillo.
Por fuera de la suite varios escoltas custodiando la habitación para que no se acercaran nadie, e incluso habían bloqueado la puerta para que sólo se abriera desde fuera. Todo para evitar que las atrevidas herederas, salieran de la habitación y corrompieran a todo el personal de seguridad, y yo tuviera que asesinar a mis escoltas.

Cuando abrimos las puertas de la habitación la escena más erótica que habíamos visto ninguno de los cuatros se desarrollaba ante nosotros, las cuatro diosas estaba semi desnudas tan sólo con la ropa interior, mientras se lazaban unas a otras almohadones y agua de la piscina, mientras se reían, y se movían una alrededor de la otra, era como si la imagen que se desarrollaba delante de nosotros era como verlo a cámara lenta.

Era el mismo jardín de Edén, los cuatro estábamos paralizados. Mi mujer parecía la misma diosa afrodita, tentado a su hombre, hasta verlo loco, y mi pulso se aceleró de golpe.

-” Cada uno por la suya, y espero que sobreviváis a esto chicos, porque esta noche ese fuego no será fácil de apagar.”-. Dijo Keanu con la voz ronca, afectada por el deseo.
Rápidamente me puse en acción al ver a mi mujer poner sus ojos en mí, el deseo de sus ojos se podía cortar, y mi miembro golpeó contra mi ropa interior.

-” Hola guapo, eres todo un bombo, totalmente comestible.”- se pegó a mi cuerpo vestida únicamente con su ropa interior de seda negra.

-” Eres peligrosa, Arpía, ¿Dónde está tu habitación?”- le pregunté, envolviéndola en mis brazos y alzándola, pegándola aún más a mí, nuestros cuerpos se rozaban, y un gemido de placer y felicidad salió de sus labios que casi me hace perder el control, alrededor mío había más ruido y algunas risas, pero esta mujer me robaba toda mi atención.

-” Dicen que me haces gemir mucho y muy alto”- dijo ella acariciándome el pecho con un dedo poniendo una cara de niña mimosa y traviesa, haciendo morritos y mirándome con una mirada que me dieron ganas de besarla hasta dejarla sin aliento, casi me atraganto mirándola.

-” Lo pones siempre difícil, preciosa Arpía, ¿Dónde está nuestra habitación?, intenta recordar, o entro en la primera que encuentre.”- dije acercando mis labios a los suyos, pero sin tocarlos.

-” Subiendo las escaleras habitación principal, ¿Ahora me besaras o sigo castigada?”- preguntó con un ligero mohín en sus labios, adoraba verla si como una niña traviesa, toda una tentación para cualquier hombre, pero era mía, sólo mía, y no la compartiría con nadie, me vuelve loco me rompe los esquemas, me hacer sentir en ocasiones el infierno en la tierra, pero también era capaz, de con una sonrisa, llenarme la vida.

-” No preciosa, no te voy a castigar, más bien vamos a castigarnos a los dos, porque o te llevó a ese cuarto ahora mismo y te hago el amor hasta que los dos desfallezcamos, o moriremos los dos de frustración ahora mismo.”- sin más devoré sus labios con un beso, mientras subía las escaleras a la habitación.

Nos insertamos en la misma, y tras separar mis labios de ella, oí algo de sus labios que me hizo temblar el corazón y comprendí que Mariam Lugo García, ahora Mariam Powell era la mujer de mi vida y que la amaba como nunca había amado a nadie.

-” Promete una cosa Niño de mamá, que pase lo que pase, te enfades lo que te enfades conmigo, nunca más te iras como hoy, y me dejaras sola, nunca más me dejaras dormir sola sin ti. Prométemelo, te amo demasiado, y te deseo aún más, mi cuerpo te reclama, mi corazón te pertenece, y yo soy toda tuya, pero tú eres mío, no puedes abandonarme nunca, prométemelo, y hazme le amor hasta que me desmaye.”-

-” Te lo prometo, mi preciosa arpía. Te amo, mi diosa morena. Te pertenezco, Mariam Powell, y ahora crucemos el paraíso”- y tumbándola en la cama, me sumergí en ese mundo donde solo estábamos los dos.

Matrimonio concertado del CEO: La Arpía y el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora