Capítulo IX. La nueva vida de la señora Powell.

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Mariam.

- “¿Está segura de lo que quieres hacer, Dogos?”- me dijo la sensata Elena, ósea Aramis.
- “Déjala no vez que prácticamente tiene ya la maleta hecha, ya solicitó al personal el puesto de secretaria de dirección en Seattle, va a trabajar con el número dos de la empresa que dirige su marido.”- le respondió por mí, antes de que yo pudiera hacerlo, nuestra pequeña gran líder Pontos, ósea Arianna.

- “¿y vosotras que vais a hacer para recuperar a vuestros maridos?”- pregunté abrazándolas mientras Emily nos miraba seria sin decir nada.

- “Yo tengo que acompañar al jefe del departamento de logística internacional al evento que se realiza en las empresas de Nueva York. Los chicos se quedan con el abuelo Powell.”- nos dijo Arianna sería, como si nosotras no supiéramos que el serio, e infranqueable Keanu Powell no estuviera en esa ciudad en este momento y, además, tenía que dirigir ese evento y hacer de anfitrión. Las tres no pudimos evitar sonreír ante el descaro de Arianna.

- “Pues yo tengo que acompañarte.”- dijo Emily seria después de apagar su sonrisa- “Tu marido a secuestrado al mío, hoy me acabo de enterar que estoy embarazada, y no puedo decírselo al padre de mi hijo o hija, sino es en persona”- las palabras de Emily nos paralizó a todas en un segundo, para que al siguiente todas saltáramos de alegría para abrazarla, de felicidad y un minuto después, las tres, nos sintiéramos culpables.
Nos acabamos de dar cuenta que en nuestra cruzada personal contra el abuelo Powell, nos habíamos olvidado de las diferentes víctimas que dejábamos por el camino. Nuestros maridos, Jason, Emily y todos nuestros familiares.

- “Lo siento Emy si llego a saber que te hubiera afectado así, lo hubiéramos hecho de otra manera”- dijo Arianna arrepentida.

- “No importa no hay nada que no tenga solución incluso para ustedes, aunque la próxima vez avísenme primero para saber a qué atenerme.”- dijo Dartacan sonriendo nos.

- “Tranquila que no habrá próxima vez de esta aprendimos. Además, después de ir a Asía para supervisar con el jefe de recursos humanos del área de eventos, poco tiempo tendré para veros”- dijo la ecuánime Elena, ósea Aramis. Todas la miramos para que se diera cuenta que nos quedaba claro su juego, pero fue mi maldita boca quien al final se desató, como siempre.

- “y que cierto guapo moreno de ojos azules que te puso ese anillo en el dedo y te transformo en una mujer lujuriosa ardiente de deseo, este paseando solo, sin ti a su lado, ese cuerpo por toda Asía. ¿Verdad?”- le dije muerta de risa acompañada de mis otras dos compañeras.

- “Quizás o seguro que es eso, y que se le va a hacer no puedo dormir una sola noche sin el playboy a mi lado.”- todas comprendimos lo que quería decir.

Para mí la noche anterior sin Kevin fue horrible, en poco tiempo ese hombre se había convertido en una necesidad, y no solo porque sexualmente me volvía loca, que lo hacía, sino porque no tener su calor en mi cama me ponía nerviosa y eso me volvía mas peligrosa.

Habíamos hecho esta reunión para despedirnos por un tiempo las cuatro, ya que cada una tomaba su rumbo tras nuestros maridos, y no sabíamos cuánto tiempo estaríamos separadas, sería la primera vez que nos separábamos, y estábamos muy tristes.

Pero teníamos que, cada una seguir nuestro camino, sabíamos que nuestra amistad era fuerte y soportaría este tiempo separadas.

- “En fin, ya sabéis estamos a una videollamada para estar juntas, y no lo olvidéis, UNA PARA TODAS”- dijo Arianna, y todas respondimos al unísono.

- “TODAS PARA UNA”- dijimos las demás y nos pasamos el resto de la noche riendo, comiendo y bebiendo. La última noche que estaríamos juntas en mucho, mucho tiempo.
Aunque los enemigos estaban ya manipulando sin nosotras saberlo.

Kevin.

Han pasado ya dos semanas desde que deje a Miriam en Madrid. Los primeros días la rabia de sentirme utilizado y manipulado por la persona que amaba, palió en gran medida la necesidad que tengo de ella. Y no hablo de necesidad sexual, que esa siempre la he tenido desde que la conoció, es el único ser de esta tierra que hace que me sienta como un adolescente en plena pubertad. El problema es que extraño su risa, su manera de llamarme niño de mamá, la fuerza de su carácter, y el fuego que se enciende en sus ojos ante una discusión, adora la batalla y la presenta siempre. Pero lo que más adoro, es su forma de mirarme, de abrazarme y hasta su lengua viperina, que es un arma de destrucción masiva.

Deseo llamarla, deseo verla, abrazarla, besarla y decirle que no puedo vivir sin ella. Pero cuando la necesidad casi se vuelve insoportable, el recuerdo de cómo me sentí cuando la que se quejaba que eran un pelele de mi madre, luego se dedicó a decidir nuestro futuro, sin consultarme con mi abuelo, y soltándolo en una junta como si fuera un ejecutivo más, y no su esposo.

Es en ese momento cuando sé que he tomado la mejor decisión necesito replantearme muchas cosas, y no hay nada como un trabajo estresante y agotador para embotar tus sentidos y dejar tu mente anestesiada.

Respiro hondo antes de acabar con el tercer informe que me ha dejado Brandon, mi ayudante sobre la mesa.
Casi ni las miro, llevo dos semanas trabajando en exceso para tener la mente ocupada, aunque esto no mata mis noches, cuando sólo deseo que el cansancio del día sea suficiente que no me deje echarla de menos.

Brandon se dio cuenta de mi intención, y se vio en la obligación de recordarme que era importante que los revisara, su insistencia me extrañó, lo mire serio, pero el permaneció como siempre correcto, frío e inalterable, llevábamos juntos mucho tiempo, era perfecto, para mí, el asistente ideal, siempre cumplía todo lo que le indicaba, nunca preguntaba la causa, ni juzgaba mis decisiones, si veía que había otra solución posible la exponía, como una sugerencia y si no la quería seguir, no insistía.

-” ¡Qué bonita lección podría darles a las dos mujeres de mi vida!”- pensé.

- “Le sugiero que revise la documentación entregada sobre todo los dos últimos documentos.”- volvió a insistir. 

Fue esa insistencia la que provocó que se despertara mi curiosidad, Brandon no solía insistir, si yo mostraba desinterés tras su sugerencia.

Al revisarla documentación, dos sentimientos me asaltaron, el primero era una manipulación clara y totalmente gratuita del ser que me dio la vida, y que por ello se creía mi dueña, la señora Brenda Powell, viuda del segundo hijo de la gran familia Powell. En el documento se describía como mi madre había manipulado o amenazado a los de recursos humanos de grupo nacional, de la sede central de Powell holding, para que de forma sorpresiva y sin tener estudios académicos para ellos, no conocer idiomas más que él inglés, y mucho menos de administración, o secretariado de empresas, Eliana Da Silva se convirtiera en mi secretaria personal, ¡increíble!.

-” Llama a recursos humanos y les dice que a partir de este momento cualquiera que quiera ser mi secretaria tiene que pasar el examen del instituto de secretario y negocios Laurel, para altos ejecutivos y sus asistentes.”- Brandon reflejó una sonrisa irónica que borró enseguida., pero yo sabía lo que eso significaba, solo el diez por ciento que hacia ese examen lo superaba, era prácticamente imposible, que una heredera caprichosa y malcriada como Eliana, tuviera alguna posibilidad sin hacer trampas, y eso yo ya lo tenía previsto, y por la mirada de Brandon el también.
El segundo documento me hizo levantarme de la silla.

-” ¿Cuándo llegó?”- pregunté alterado. Al mirar la nueva reubicación del personal ejecutivo y de secretariado, desatacó la asignada como secretaria al nuevo jefe de departamento de ventas. No era otra que mi mujer, aunque ahora no tenía el apellido Powell, la nueva asistente del jefe de ventas del área nacional, encargado de tecnología e innovación, no era otra, sino que la gran Miriam Lugo García, más conocida por mí, como la Arpía manipuladora. Trasladada desde la sede central internacional, ubicada en Madrid, España, por órdenes, ¡Cómo no!, de gran presidente del grupo, Kevin Senior Powell.

-” Ayer aún no se ha presentado, su primer día es mañana, pero quizás debería también echar un vistazo a la hoja que le proporcioné junto con ese contrato, hace referencia al nuevo jefe de la señora... Digo de la empleada, la señorita Lugo.”- Miré a Brandon serio, no me gustaba como sonaba lo de señorita Lugo, ella era mi mujer, mi señora, era la señora Miriam Powell, y nunca dejaría de serlo, y no por la exigencia de mi entrometido abuelo, sino porque la amaba, y ella a mí. Nos pertenecíamos el uno al otro, y eso nada ni nadie lo podía cambiar.

Tranquilicé mis nervios, no quería derrochar toda mi ira en contra del pobre Brandon, que tan sólo cumplía con su trabajo de informarme, decidí averiguar que tenía de especial el que a partir de mañana, era el jefe directo de mi mujer.

-” Se llama William Benítez, es español, treinta y dos años, llevaba varios departamentos de diferentes empresas, nada en especial, un rendimiento normal, se suele apoyar en sus asistentes, les suele robar sus ideas y sus trabajos, inexplicablemente pasó todos exámenes de selección del departamento de recursos humanos, y sólo por una cosa, es el antiguo pretendiente de la que hoy en día es la Señora Powell, la señora Miriam Powell”- esa información me chocó y unos celos ardientes se atenazaron mi estómago, no pude decir nada, necesitaba calmarme, o destrozaría la oficina, si daba rienda suelta a lo que sentía. Me centré en lo que Brandon contaba.  

-” Según he investigado, la señora Brenda Powell, recomendó al señor Benítez, y por lo que tengo entendido, la última vez que la señora Powell se encontró con el Señor Benítez, le derramó una cubitera de hielo en su entrepierna por intentar besarla sin permiso, y a la fuerza. Según tengo entendido la señora Powell no lo podía ni verlo, de hecho lo amenazó con literalmente “Cortarle los colgantes del tesoro hereditario de la familia Benítez” si se volvía a presentar delante de ella.”- tras recibir toda la información de Brandon, me encontraba más tranquilo, al parecer el tal Benítez no era más que un mosquito molesto, que aplastare en cuanto pueda.
De toda la información que recibí algo me quedó claro, mi madre no entendió cuando le dije que dejara de manipularme, ahora lo hacía a mis espaldas, y desde luego de forma mas rastrera.

En cuanto a la señora Powell, una idea maravillosa me vino a la cabeza.
-” Brandon, avisa al departamento de recursos humanos que el sistema de adjudicación de puestos a cambiado, si mi madre quiere que su adorada Eliana trabaje para nosotros, quien soy yo para negarme, sólo que no será en el puesto que ella desea, la prueba de capacidades Laurel deben pasarlos en todos los puestos, los contratados de secretarias, en los últimos seis meses y se asignar el puesto según la nota que obtenga del mismo, la mayor nota será mi secretaria y la peor, la del señor Benítez.”- Brandon sólo asintió, y con una sonrisa disimulada y se disponía salir del despacho cuando lo avise.-” ¡Ah Brandon! también avisa al jefe de personal que si vuelve a haber alguna intromisión de mi madre o hacer algún arreglo ilegal, no sólo lo despediré, me encargaré que nunca consiga trabajo, déjaselo claro.”-  Brandon se inclinó en respuesta afirmativa y salió finalmente del despacho.

Yo me acerqué a la gran ventana que había en mi despacho con las manos en los bolsillos de mi pantalón, y miré a la ciudad. La gente se movía por las calles y los coches circulaban entre el tráfico lento, pero mi mente sólo estaba en una cosa, mañana cuando mi mujer demostrara de lo que era capaz, estaba tan seguro de ella, que sabía que mañana por la tarde, entraría por la puerta de mi despacho, como mi nueva secretaria, y ahí comenzaría otra vida, una con mis reglas, que nos pondría a prueba a los dos, pero eso era mejor que echarla de menos, esperaba que esa lengua de arpía, hubiera venido con ella la verdad, la estaba echando de menos a ella también.

Aunque en ese momento no sabía que las cosas eran más complacidas de lo que yo esperaba, y que de mi mujer no puedes esperar nada, siempre te iba sorprende, sin remedio caerías bajo su hechizo.






















Matrimonio concertado del CEO: La Arpía y el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora