d i e c i o c h o

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Miró la cama y sintió un hueco en el estómago, como un agujero negro absorbiendo sus entrañas. 

Verás, Jisung consideraba que es abismalmente diferente, dormir junto a la persona que te gusta siendo consciente de lo que sientes, que cuando no lo eres y, además, esa cama era mucho mas pequeña que la otra en su casa de Seúl.

—Si quieres puedo dormir en el suelo-

—No —Jisung interrumpió al mayor, demasiado pronto para su buen juicio—. N-no tienes por qué, los dos cabemos perfectamente en la cama.

Minho lo miró en silencio. Jisung sintió que lo estaba evaluando, intentó no sonrojarse y no apartar la mirada, hasta que el mayor se encogió de hombros y se metió a la cama.

—Yo duermo junto a la pared, tú apaga la luz —dijo.

Y Jisung se apresuró a hacer lo que decía solo porque de alguna forma sentía que la penumbra le daba algo de seguridad, hasta que se acostó a su lado y comprobó que, de hecho, la cama era demasiado pequeña para dos personas, y a pesar de que estaba conscientemente esforzándose para no cruzar la línea imaginaria que había trazado entre los dos, aun podía sentir el calor del cuerpo de Minho a lado suyo.

Intentaba no moverse y controlar su respiración para poder conciliar el sueño, pero habían pasado minutos... tal vez horas, y no estaba funcionando, aquel agujero negro en su vientre había terminado succionando sus tripas y reemplazándolas por mariposas, que revoloteaban violentamente y en cualquier momento iban a hacerlo levitar.

—Hanji... ¿duermes? —Minho murmuró.

El corazón de Han dio un vuelco, pensó hacerse el dormido, pero sentía claramente la mirada de Minho en un costado de su cara, mientras él mantenía la suya fija en el techo.

—¿Hmm?

—Antes... —el mayor empezó, pero luego se quedó en silencio, giró sobre su costado y Jisung volteó por inercia, el aleteo desenfrenado de las mariposas aceleró también su corazón al verlo tan claro y tan cerca, a pesar de la oscuridad, había suficiente luz de la luna entrando por la ventana para poder distinguir las formas de su rostro, a solo centímetros del suyo— Cuando estábamos hablando antes de la cena, quería decirte una cosa.

—¿Qué es? —se escuchó a si mismo preguntar.

—Yo tampoco, no pienso en ti como un simple amigo —Minho declaró, su voz era grave y su tono dulce, y las mariposas de Jisung se asentaron por fin, haciéndolo caer en una inmensa calma.

—¿Por qué...? ¿qué es diferente? —preguntó, girando también su cuerpo para estar frente a frente con el mayor.

—Lo estuve pensando y, con mis amigos no- —Minho frunció el ceño, intentando encontrar las palabras—, no tengo este sentimiento que tengo contigo.

—¿Qué sentimiento? —cuestionó Jisung con un hilo de voz, se sentía como en un sueño, flotando en una nube.

—De querer cuidarte... me gusta- —Minho se interrumpió, respiró profundo, aclarándose la garganta antes de continuar, si hubiera más luz en la habitación, Jisung habría podido notar lo rojas que comenzaban a ponerse sus orejas, pero afortunadamente, la penumbra los rodeaba, dándole un poco más de valor para sincerarse y abrir su corazón—. Sé que es un poco egoísta y extraño... pero me gusta ser la única persona en la que puedes confiar, el primero a quien recurres cuando te sientes solo o tienes un problema, me gusta ser yo quien te protege y te anima cuando estás triste, me gusta que cuando te abrazo prácticamente desapareces entre mis brazos. Y pienso... pienso que tu sonrisa es tan preciosa, cuando juegas con mi gato o cuando te cocino algo que te gusta, que tus ojos son tan brillantes cuando estás contento y que luces bonito aun cuando lloras, que tu piel se ve tan suave y tu cabello tan sedoso... que me muero por sentirte.

Hubo un momento de silencio que Han se tomó para procesar lo que acababa de escuchar, para obligarse a sí mismo a seguir respirando y esperar que su desbocado corazón volviera a latir a un ritmo saludable.

—Entonces hazlo... —balbuceó, como en un trance, embriagado por sus palabras, por la calidez que sentía brotándole del pecho, corriendo por sus venas y llegando a cada milímetro de su cuerpo.

Minho colocó su palma sobre su rostro primero, acunando su mejilla, acariciando suavemente con sus dedos, Jisung se mantuvo muy quieto, asustado de decir o hacer algo que rompiera la fantasía, luego Minho lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo más cerca, sus pechos juntos, sus piernas inevitablemente entrelazadas. Finalmente, Jisung se permitió moverse y tocarlo también, abrazándolo por la cintura.

—¿Estoy soñando? —Minho cuestionó, su aliento cálido le hizo cosquillas en la nariz y Jisung sonrió.

—No sé, creo que yo estoy soñando —dijo, y era cierto, tenerlo así de cerca, respirando su aroma, sintiendo su calor con cada parte de su cuerpo, sus corazones latiendo juntos...

—Realmente quiero besarte ahora mismo —expresó Minho, interrumpiendo su ensoñación.

Jisung casi se queda sin aliento.

Un latido pasó.

Sentía el corazón en la garganta.

—Bésame... por favor.

Entonces Minho tomó su rostro con ambas manos y lo atrajo a su boca, juntando sus labios con los suyos, no esperó ni un segundo más para probarlo, porque era algo que había querido hacer desde hace semanas, pero no se había atrevido a planteárselo en voz alta.

Jisung cerró los ojos, apretando la ropa de Minho entre sus puños, torpemente intentando corresponderle al beso, porque estaba demasiado abrumado para pensar si lo estaba haciendo bien, si a Minho le gustaba, solo sabía que a él le gustaba, que las manos de Minho eran tan cálidas, que olía tan bien y que sus labios eran tan suaves como se veían, que parecían encajar a la perfección con los suyos, que su boca sabía a menta fresca por el enjuague bucal, y que era el mejor primer beso que alguien podría haber imaginado jamás.


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n/a: si llegaron acá muchas gracias y felicidades por esperar 18 capítulos para una confesión/beso, yo sé que es lo que querían desde el cap 1 pq yo también, les juro que me emocioné muchísimo mientras lo escribía jajaj en fin, feliz navidad.

La casa con el gato en la ventana [minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora