[ D O C E ]

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El timbre sonó antes de las 10 de la mañana en la bonita casa que ahora no solo alojaba a un solitario director de escuela, sino también a un entusiasmado "estudiante", listo para volver a nutrir su cabecita

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El timbre sonó antes de las 10 de la mañana en la bonita casa que ahora no solo alojaba a un solitario director de escuela, sino también a un entusiasmado "estudiante", listo para volver a nutrir su cabecita. No había sido capaz de tocar su desayuno por los nervios, además del dolor de panza que traía por cenar chocolate la noche anterior, pero nada le impediría estrenar su cuaderno y sus lápices con el profesor que el hombre le había conseguido.

GeonHak le dedicó una sonrisa al chico y luego se acercó a la puerta. Se sorprendió cuando vio que Choi no traía absolutamente nada, ni bolso ni mochila; por otra parte, Choi estaba aún más sorprendido, veía a lo lejos al chico sentado a la mesa... ¿de verdad eran clases? Podía ser el momento más incómodo de su existencia. A él le había sorprendido que Kim propusiera su casa cuando nunca antes lo había invitado, siempre prefería dejar las cosas "sucias" en otro lado.

— ¿Viniste sin nada? —preguntó GeonHak apartándose de la puerta para dejarlo entrar. La sangre de Choi se congeló al instante.

— Como es la primera clase, no quiero asustarlo. Mejor tomar el rato para conocernos y ver qué tiene de base —respondió con la mayor tranquilidad que pudo aparentar. Por dentro, quería volatilizarse en ese instante, convertirse en vapor y desaparecer del lugar.

— Ah, que bien pensado. Está un poco nervioso porque hace mucho que terminó la escuela, pero yo creo que va a estar bien en tus manos —dijo GeonHak tragándose el cuento por completo, hasta le había parecido una idea genial.

Los dos avanzaron hasta donde SeoHo esperaba temblando como una hoja. El hombre los presentó rápidamente y le ofreció una taza de café al profesor. Se quedó solo unos minutos más para asegurarse de que las cosas marcharan bien y después se excusó con ambos para ir al gimnasio. Prefería que se sintieran cómodos y tranquilos durante la clase, sin nadie escuchando por ahí.

Al volver, los dos seguían completamente concentrados en Newton, o al menos eso fue lo que pudo detectar en la conversación, no quería interrumpir. Pasó la media hora que quedaba de clase en su cuarto, sintiéndose completamente orgulloso de que el chico estuviera poniendo tanto de sí para retomar el curso de su vida, donde se había detenido por motivos que todavía no conocía, mientras se cambiaba antes de ir a su turno en la escuela.

— ¿Necesitás que te lleve? —preguntó cuando las dos horas se cumplieron. No quería pagarle delante de SeoHo porque sabía que eso lo haría sentir culpa y no quería ningún sentimiento de ese tipo en los bonitos ojos de su chico que brillaban como nunca frente a sus cuadernos llenos de apuntes.

— Eh, si no es problema...

— Tengo que irme a la escuela.

El hombre asintió y GeonHak se aseguró de explicarle a SeoHo que se iría durante unas horas y volvería con él apenas terminara. Para que no se pusiera nervioso, le ofreció que cocinara algo para los dos con lo que había en la heladera. La cara de Choi estaba completamente pálida ante la conversación de los dos, no tenía sentido en su cabeza. Había dado su mejor esfuerzo para improvisar una clase de física, pero su estómago no dejaba de arder por dentro.

El chico de la calle | SeoDo | ONEUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora