24: Desde la primera vez que nos vimos.

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Eran las seis y media de la tarde cuando finalmente llegaron a la residencia familiar de su socio intermediario, Tanaka Yasashiro, en la ciudad de Meguro.

NamJoon inclinó la cabeza y observó cómo el portón del frente empezaba a abrirse para permitirles la entrada. La casa estaba situada en una pequeña colina unos metros más adelante. Sin embargo, al verse en la necesidad tener una conversación en privado con SeokJin antes de presentarse frente a sus socios, NamJoon ordenó al jefe Choi, que se encontraba conduciendo esta vez, que se estacionara en ese lugar.

—¿Por qué nos detenemos aquí...? —SeokJin preguntó con confusión. Aunque él estuvo aparentando estar tranquilo durante todo el camino, NamJoon lo conocía muy bien, sabía que él se encontraba un poco nervioso.

—Vamos a caminar desde aquí —él le avisó y se inclinó para desabrochar el cinturón de seguridad de SeokJin—. Ya nos están esperando en la entrada.

SeokJin asintió sin pronunciar una palabra, pero cuando se bajaron del auto, él miró a los alrededores con un poco de admiración. Tal vez estaba curioso por el aspecto tradicional y moderno con el que estaba construida la residencia. NamJoon sabía lo curioso que era este omega. Pero después de una clara advertencia de su parte cuando estaban en el hotel, SeokJin no se atrevió a alejarse mucho de su lado.

—Es una casa muy bonita —el omega señaló dando unos pasos adelante para observar el lugar.

Pero NamJoon lo observó únicamente a él. La figura de SeokJin, extrañamente, se veía muy apreciable bajo la cálida luz de las farolas. Su cabello café, que había peinado cuidadosamente en el hotel, caía por su frente en ondas, haciéndole ver tierno y lindo. Cualquier persona que lo viera en este momento pensaría que él era la criatura más inocente y bonita sobre la tierra, irónicamente todo lo contrario a su verdadera naturaleza.

Inevitablemente, cuanto más lo miraba, NamJoon no pudo evitar recordar con contemplación las fotos de SeokJin que se filtraron unos años atrás, donde él estaba recostado entre flores silvestres, mientras vestía únicamente ropa interior. Él se veía dulce e inocente en esas fotos, pero también pecaminoso y lascivo de forma implícita, y por eso causó tanto revuelo. A NamJoon no le pareció provocador la primera vez que lo vio; aunque SeokJin era mayor de edad para ese entonces, todavía tenía rasgos infantiles. A diferencia de aquel entonces, hace tres meses atrás, cuando no le importó en absoluto la situación del omega, ahora no se sintió a gusto con el pensamiento de que esas fotos de SeokJin, en sus tempranos veinte, vistiendo sólo unas apretadas bragas, todavía estuvieran circulando por internet.

NamJoon se sintió muy incómodo cuando pensó en esto.

Pero, al final de cuentas, él no podía hacer nada. El omega deseaba convertirse en un actor famoso en el futuro, tarde o temprano, esas fotos volverían a circular otra vez. Le perseguirían toda su vida. Y, en realidad, no había nada de malo con ellas, ¿cuántos artistas no tenían fotos en ropa interior? El problema en sí, de hecho, fue parte de la sociedad en la que vivían. Nunca dejarían de criticar a SeokJin por ello...

Sin embargo, si SeokJin algún día se lo pidiera, NamJoon haría uso de todo su poder para que esas fotos desaparecieran casi en su totalidad de internet. Si tuviera que contratar a todo un bufete de abogados para ello, y demandar a todo el que continuará publicando las fotos, lo haría sin problema alguno.

—Deberíamos tomarnos de las manos —SeokJin opinó con una sonrisa en los labios. Él volvió a pararse frente a NamJoon y extendió su mano—. Daríamos una mejor impresión, ¿no crees?

NamJoon miró su mano y luego la sostuvo entre la suya. El contraste entre sus manos fue inusualmente más notorio que antes cuando observó los anillos en el dedo anular de SeokJin. Él incluso pensó fastidiosamente que las manos del omega eran muy suaves y bonitas.

Seduciendo Un Alfa |NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora