Seduciendo Un Alfa |NamJin|

26: Profundamente enamorados.

La casa de moda que visitaron en Shinjuku era la única tienda en Tokio que tenía ropa tradicional coreana de buena calidad y en varios estilos. NamJoon se había encargado de hacer una cita el día anterior para que los atendieran lo más rápido que fuera posible, debido a que necesitaban los trajes para esa misma noche. La gerente de la tienda, que era de nacionalidad coreana, los recibió con una profunda sonrisa en los labios, e hizo que sus empleados lo trataran con mucha eficiencia.

En un principio, SeokJin había estado de mal humor por lo sucedido en el hotel, pero después de empezar a probarse los diferentes hanbok que les mostraron, y recibir muchos halagos por parte de los empleados, su humor volvió a ser el mismo de siempre.

Cualquier cosa incómoda entre NamJoon y él que estaba perturbando su usual dinámica fue enterrada otra vez en la parte posterior de su mente.

Gracias a eso, SeokJin pudo volver a hablar y bromear con normalidad con el alfa mientras elegían sus hanbok. Ahora, mientras NamJoon y él almorzaban en un restaurante de la ciudad, estaba sumamente feliz porque ambos encontraron unos buenos trajes para esa noche.

—NamJoon-ah, ¿por qué sigues colocando comida en mi plato? —SeokJin se quejó con una pequeña mueca en los labios cuando vio al alfa volver a poner vegetales y algunos cortes de carne en su plato—. ¿Cuántas veces te he dicho que odio los vegetales...?

Había pasado alrededor de media hora desde que llegaron al restaurante. NamJoon había pedido dos habitaciones privadas, una para ellos dos, porque al hombre le gustaba la privacidad, mientras que la otra, al lado de la suya, para el jefe Choi y sus guardaespaldas. En ese punto, SeokJin ya se sentía casi satisfecho con lo que había comido. No podía comer más de lo normal si deseaba que su hanbok le quedara perfecto, pero NamJoon continuaba insistiendo en que debería comer más.

—Necesitas comer bien ahora —NamJoon respondió sin ninguna emoción en particular. Él cortó la carne para SeokJin y le instó a continuar comiendo todo en su plato—. Tal vez no puedas cenar correctamente esta noche.

SeokJin observó cada gesto y movimiento del alfa con mucho interés. Aunque le gustaba ser mimado, porque era algo natural en él, de todas formas, le parecía que NamJoon se estaba comportando demasiado raro. Anteriormente, creyó que el comportamiento del alfa era arbitrario y ridículo. Todas esas excusas sobre no hablar con desconocidos y su actitud posesiva hizo que SeokJin realmente creyera que el alfa estaba preocupado por su seguridad. Sin embargo, viendo cómo el hombre era tan cuidadoso con alimentarlo, ya no estaba tan seguro de que su seguridad fuera lo único por lo que NamJoon estaba preocupado.

SeokJin tuvo que olfatearse a sí mismo para asegurarse de que no era por culpa de la aproximación de su celo. Pero no sintió nada particular en sus feromonas, todavía olía igual que siempre. No obstante, descubrió que su aroma estaba más mezclado con el de NamJoon que el día anterior, debido a que el alfa había estado dentro de su espacio personal todo este tiempo.

—No quiero que el hanbok me quede apretado... —SeokJin se volvió a quejar con un puchero en los labios. De igual manera, terminó abriendo la boca y permitiendo que el alfa volviera a alimentarlo. Él masticó y tragó apresuradamente de malhumor—. Uhm... puedo comer en la fiesta, ¿sabes?

—Puedes comer bien ahora y también comer algunos bocadillos en la fiesta —NamJoon declaró, siendo totalmente inflexible acerca de que SeokJin dejara tanta comida en su plato.

SeokJin mastico el vegetal cocido que NamJoon le dio, junto a la carne que usó para engañarlo, y con una expresión de asco, preguntó: —¿Acaso quieres engordarme? —Hizo una mueca y se negó a comer más. Aunque sabía que NamJoon tuvo un trastorno alimenticio, por todo lo que le sucedió cuando era niño, actualmente, no creía que la obsesión del hombre por hacerlo comer todo en su plato se debiera a esto—. ¿Qué haré si mi cintura se ensancha y no me entra el hanbok que compramos? Toda la gente que me mire pensará que tengo panza. O mucho peor, ¡creerán que estoy embarazado!