Capítulo 3

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Capítulo 3

La princesa María no solo sintió la presencia de su marido, era algo extraño lo que le sucedía cuando Esteban estaba cerca, pero miró hacia la puerta y efectivamente, ahí estaba él, con expresión seria.

M: Esteban...

E: buenas noches...

"Su Alteza..."

Los nervios de aquel joven al levantarse y al dirigirse a él no le sorprendieron del todo, era la reacción de la mayoría, y Esteban no se terminaba de explicar por qué.

M: te presento a Gianluca Rossi...

El nombre y la cara le resultaron conocidos, pero claro, era el famoso piloto de carreras.

Lo habían conocido en persona unos días antes en la competencia de Fórmula 1 que se llevó a cabo en la capital país. Y recordó que habían coincidido en la boda de uno de sus primos.

Él mismo le había dicho a María que el piloto era amigo de sus primos.

Gi: buenas noches, Su Alteza... (Ofreciéndole una mano)

E: señor Rossi, es un gusto tenerlo aquí...

Algo le decía a María que su marido estaba celoso, por eso hizo la presentación más específica.

M: es amigo de Melissa, vino con ella...

Y como por arte de magia, las facciones del príncipe Esteban se relajaron.

E: perdón... No sabía que mi hermana y usted eran amigos...

No habían dado a notar nada en público, aunque ellos eran especialistas en ser prudentes.

Gi: sí, nos conocimos hace algún tiempo...

La princesa Melissa entró como un huracán, desde pequeña había sido así.

Mel: Esteban, por fin llegas...

E: hola, Mel... (Abrazando y besando a su hermanita)

Mel: espero que no te importe que trajera a Gianluca... Está en la ciudad y...

M: ya te dije que es un honor tenerlo en nuestra casa, Mel... (Tomando del brazo a su marido) Y sé que Esteban piensa igual...

E: así es... María tiene razón...

Mel: gracias...

Gi: gracias...

La niñera llegó con el pequeño príncipe. Para que sus papás le dieran las buenas noches pues ya iba a hacerlo dormir.

Y se alegró mucho cuando vio al papá.

Mel: ¿desde qué hora no te ve?

E: desde la mañana que salí... ¿Les importa si subo a acostarlo?

No lo hacía todas las noches y su plan había sido hacer dormir a su hijo ese día...

Mel: para nada...

Gi: por mí no hay problema, aquí los esperamos...

M: gracias... No tardamos, cuando lleguemos a la habitación estará dormido ya...

Mel: me pregunto, ¿cómo las mamás saben todo de sus bebés?

Gi: instinto materno supongo...

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Al terminar la cena, y que cada pareja agarró su rumbo, comentarían sobre la velada, era inevitable.

Gi: Mel, tu hermano no es tan serio como parece...

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