Capítulo 15

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Capítulo 15

María sonrió... ¿a qué mujer no le gustaban los obsequios?? Y más si venían del hombre que amaba... Eran más especiales...

M: Esteban...

E: cuando nacieron Sebastián y Matías te di un regalo, no pensaste que con el nacimiento de nuestra hija lo había olvidado, ¿o si?

María sabía que era una tradición antigua de los miembros de la realeza, pero lo único que necesitaba y deseaba de Esteban era su amor, su cariño, su respeto... Su pasión...

M: la verdad es que estoy tan feliz con nuestra bebé que... No me puse a pensar en eso...

E: quiero que veas esto...

Se trataba de una pieza única, una tiara diseñada por el mismísimo príncipe Esteban, sabiendo cuáles eran las piedras preciosas favoritas de su mujer.

M: está hermosa...

E: ¿te gusta...?

M: son mis piedras favoritas... Es... Me encanta... Es maravillosa...

Y dejando la tiara en el estuche, abrazó a su marido.

E: me alegro que te haya gustado...

M: será la próxima que use... (Después de besarlo)

E: de acuerdo... (Tomándole el rostro en sus manos y besándola ahora él)

M: el regalo que más valoro y me gusta eres tú...

E: ¿yo??

M: sí... Y por supuesto nuestros hijos...

No necesitaba más que ellos para ser feliz, pero la tiara le había fascinado.

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Cena de la nueva familia de 5. Era así como los niños la habían imaginado, pero la bebé no estaba.

Tián: ¿por qué no la traen, mami?

M: está muy bebé aún...

E: vamos a cenar los 4, hasta que Ale aprenda a sentarse, ¿no?

Tián: ¿cuándo será eso, papi?

E: dentro de unos meses...

Mati: ya quiero que camine...

M: ¿de verdad??

Mati: sí, mami, para jugar mejor...

E: tendremos todos más trabajo cuando pueda caminar, eh...

Tián: ¿por qué?

E: querrá ir a todos lados, agarrar todo, bueno... Mejor nos preparamos, equipo...

La princesa sonrió, verdaderamente eran un equipo. Esteban le tomó una mano sobre la mesa y se sonrieron.

Mati: ¿podemos empezar...?

M: ¿ya tienes hambre, mi amor??

Mati: sí...

E: ¡Ese es mi hijo! Vamos a comer...

MatI: ¿puedes cortar mi pollo, papi?

E: claro que puedo, mi vida...

Sebastián le habló muy bajito a su mamá, hasta hizo que se acercara.

Seb: yo ya puedo cortar, mami...

M: sí, mi vida... Eres más grande que Mati...

Esteban mientras interactuaba con el otro niño.

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