Capítulo 4

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Capítulo 4

La princesa María no entendía nada. Nadie le había dicho que Ernesto estaría al frente de la exposición. Y miró al príncipe Esteban que la entendió. Estaba incluso más sorprendida que él.

Pero es que claro, su padre no sabía nada de la relación que había mantenido con su profesor de arqueología.

Ern: Su Alteza... Sus Altezas... Bienvenidos...

E: muchas gracias...

M: gracias...

Algo había cambiado en el profesor, porque les ofreció la mano. Y les sonreía...

Lo más seguro era que los estaba poniendo a prueba, el autocontrol y hasta la educación.

Y pese a la provocación, los príncipes le estrecharon la mano. No se podía esperar menos de ellos. Toda su vida se habían preparado para contener sus emociones y hasta actuar cuando debían hacerlo.

Inició el tour, el profesor haría de guía y esperaba atraer toda la atención de María.

Cuando le dijeron que ella presidiría el acto, no dudó en aceptar la invitación, por ella estaba ahí.

Otro que también estaba ahí por María, era su marido, el príncipe Esteban.

Acostumbrado a asistir a actos de carácter político, deportivos y sociales, estaba presente en una exposición de arqueología... Y todo por amor a su esposa.

En un momento en que alguien le hizo una pregunta al expositor, María tomó una mano de Esteban, quien le sonrió.

No era ya un jovencito inmaduro, ni un energúmeno... Todo lo contrario, era un hombre hecho y derecho, y sobretodo un hombre cuerdo... Y un futuro rey...

E: ¿te sientes bien...?

M: sí...

Él se permitió acariciarle el vientre, al mismo tiempo que su otra mano la entrelazaba con los de ella.

E: disfruta... Finge que no lo conoces...

El gesto que todos vieron fue al príncipe hablarle al oído a la princesa... Nada del otro mundo, eran marido y mujer.

La actitud de ambos cambió un poco, se volvió más entusiasta... Pero no con aquel expositor, sino con las piezas arqueológicas, que comentaban entre ellos...

¿Resumen...? La princesa María le demostró a los presentes sus conocimientos, y pasó un buen rato con su marido.

En la cara del profesor de arqueología solo se pudo reflejar decepción y hasta incredulidad. María había sido correctamente amable con él, solo eso. Mientras que con el tal príncipe se había mostrado confidente y feliz... Enamorada...

Una sola pregunta le rondaba por la cabeza, ¿por qué no había aceptado la propuesta de María??

Pero ya era demasiado tarde...

Vio a los príncipes despedirse de todos... Y al salir, una mano de Esteban tocó la espalda baja de María, hasta posarla en una de sus caderas. Inmediatamente un brazo de ella también pasó por la espalda de su marido... Así, caminaron hacia el auto oficial que los esperaba...

Todo se había acabado para él...

>>>

E: ¿lo ves...? (Besando una mano de su esposa) No estuvo tan mal...

M: no sé quién lo invitó... Yo no sabía que él estaría...

E: claro que lo sé... Confío en ti...

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