Capítulo VIII: Nuevo Continente

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Bosque Desconocido, 15 de enero del 2300 – 0932h

El ambiente era desolador, los arboles tenían un aspecto demacrado, al mismo tiempo una leve niebla cubría todos los alrededores, no había una sola prueba de que algo viviera en ese lugar recóndito, lo único que se apreciaba fue el silencio sepulcral de esa zona, el cual fue interrumpido por una pequeña vibración seguido de múltiples rugidos provocados por enormes maquinarias.

Estas eran las fuerzas de expedición de las JSDF quienes ya habían llegado al nuevo continente el cual era el lugar de origen de sus atacantes.

Podemos observar al teniente segundo Itami, actual comandante de una división de reconocimiento terrestre.

Ellos fueron envidados para registrar las áreas circundantes en busca de alguna señal de invasores debido a los múltiples ataques de mercenarios en diferentes horas, por lo que identificar el lugar donde se aglomeran y que esta fuera de la vista satelital sería lo mejor.

Los satélites mostraron un gran continente que según los capturados en Hashikami este nuevo continente recibe el nombre de Eostia.

Fue una tarea difícil hacerlos cooperar para entender su idioma y lo peor de todo siempre intentaban hacerle algo al personal femenino algo que solo consiguió la furia de las autoridades, por esas acciones y sumado a que solo eran violadores y asesinos, ya no se consideraron humados en el sentido metafórico de la palabra, solo eran bestias.

Por ese motivo agarraron al preso más problemático y lo pusieron en la cámara de muerte, esta no era una cámara de la muerte como hace 300 años, esta era una cámara de vacío, junto cables de alta tensión y hornillas de alta potencio en los lados.

Pusieron aquel hombre en la cámara mientras que, a sus compañeros frente a un espejo de alta resistencia, al principio todo era burlas y diversión, hasta que el hombre empezó experimentar falta de oxígeno sumado a que una sensación de hormigueo e incremento de temperatura invadieron sus sentidos.

Sus colegas parecían desconcertados por cómo estaba actuando su amigo, pero poco a poco se fue incrementado la potencio de aquellos efectos, hasta que el reo empezó gritar con lo poco que le quedaba de ahora, su habitación empezó a tornarse de un rojo vivo y los cables empezaron a soltar chispas por su uso, pero el vacío no aumento, simplemente para materno vivo, su piel se desprendía mientras que sus ojos empezaban a salir de sus cuencas.

Fue en el momento de total agonía que fueron a máxima intensidad, un destello rojo se aprecio en el interior de la cámara, llegando a temperaturas de 500°C, los del otro lado sentían ese calor claramente, fue de un momento a otro que todo se apagó.

Aquellos mercenarios que veían todo como si fuera un chiste ahora estaban en estado de shock, aquel que consideraban un hermano estaba sentado con una cara de agonía pura su cuerpo estaba calcinado y era irreconocible, al igual que la habitación que paso de un blanco similar a la nieve a un oscuro infinito.

Fue en ese momento que un hombre entro en ese lugar, mirando lo poco que quedaba del mercenario, solamente lo pateo destruyendo los últimos vestigios de lo que antes era considerado humano. A partir de ese momento que empezaron a ser más cooperativos.

No dijeron mucho, simplemente que venían de un continente llamado Eostia al sureste de Japón, eran mercenarios de Kuroinu, una organización que buscaba crear el 'Imperio de Sexo', un lugar donde las mujeres solo nacen y viven para complacer los deseos primitivos del hombre, cabe decir que esto solo hizo incrementar la furia de los japoneses que se propusieron erradicar a todo Kuroinu.

Volviendo a la unidad de reconocimiento ellos contaban con ocho vehículos los conformaban su convoy.

Estos eran tres APC-114-A 6x6. Con capacidad de transporte hasta 12,5 toneladas, puede llevar 10 soldados, cuenta con una torreta montada y dos ametralladoras a los contados

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