Capitulo XXVII: Comenzó la Guerra

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Terminus, Qua-Toyne, 28 de marzo del 2300 – 1036h

Los gritos eufóricos de miles de soldados resonaron del bosque siendo un claro indicativo del inicio de la guerra contra el imperio Rowlia.

La ciudad de Terminus estaba al mando del comandante Mojin, un demi-humano con ciertos rasgos felinos, distinguiéndose más sus orejas triangulares recubiertas de pelaje y cuatro colmillos, dos en su mandíbula al igual que en su maxilar superior.

Tuvo en total dos meses para prepararse para esta guerra, la ciudad de Terminus, no era una fortificada, así que tuvieron que improvisar murallas de madera y piedra, pero lo más desesperante para él fue el hecho de la enorme cantidad de rezagados que quedarón en la ciudad, más del 50% de su población.

Ahora mismo contaba con solamente 60 wyverns, el 10% de las fuerzas aéreas de su reino sumado a más de 40,000 unidades terrestres compuestas por la caballería, infantería, arqueros y un grupo de magos.

"El gritó de Rowlia, esto es el comienzo", comentó uno de sus generales, un elfo, un amigo de confianza el cual observaba como la paz en el horizonte desaparecía mientras cientos de aves elevaban vuelo por la marea de guerreros que se abalanzaba contra ellos.

"El miedo de mis soldados, es comprensible, esta guerra no la podremos ganar, hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance, trasladamos a todos los civiles posibles, pero aún quedan muchos dentro o en los alrededores de la ciudad" , pensó para sí mismo el comandante dando un profundo suspiro listo para la batalla.

" -¡Avistamiento de los wyverns enemigos!- ", tras el informe de los comunicadores mágicos, enormes siluetas emergieron de entre las espesas hojas de los arboles como grandes seres alados de piel mezclara oscura y rojiza.

"¡Ordénales a todos los escuadrones wyverns que alcen vuelo!", gritó el hombre comenzando a correr en dirección a su puesto de combate junto al resto de sus camaradas.

Poco a poco las bestias aladas inundaron el cielo, los wyverns verdosos de Qua-Toyne y los semi-rojizos de Rowlia, aunque hubo un ligero inconveniente, pasados varios minutos todas las unidades aéreas del reino elfico se habían desplegado, casi al mismo tiempo que las de su contrincante, sin embargo, su número no paraba de aumentar rápidamente.

Para cuando las fuerzas del enemigo dejaron de aparecer, la cantidad de wyverns en el cielo cuadruplicaban las unidades aéreas con las que contaba Mojin, a pesar de ellos recibió un último mensaje de sus tropas en aire a través de su intercomunicador.

" -¡Por nuestro reino, llévense a cuantos les sea posible!¡Comandante Mojin, fue un honor servir bajo su mando!- "

Mientras los soldados enemigos aún estaban a varios cientos de metros de las paredes de madera el comandante miró los cielos por última vez dando la orden para atacar a los wyverns que pasen el bloqueo de sus jinetes.

Las primeras bolas de fuegos fueron lanzadas casi al mismo tiempo por parte de ambos bandos, los jinetes de Qua-Toyne hicieron todo lo posible para mantener a raya a la mayor cantidad de wyverns enemigos como les era posible, aunque debido a la superioridad numérica en su contra muchos de ellos pasaron su bloqueo fácilmente.

"¡DISPAREN!", ordenó el comandante Mojin en un último intento para contrarrestar la abrumadora fuerza aérea del enemigo.

Cientos de flechas se alzaron al cielo listas a su encuentro con las bestias aladas, algunas de ellas impregnadas con magia pertenecientes a los elfos que se encuentran entre sus filas, los magos lanzaron sus ráfagas de fuego y rayos como un apoyo extra.

La lluvia de flechas y magia logró en parte su objetivo inicial cuando un par de jinetes fueron alcanzados por estos ataques, uno que otro wyverns fue lastimado principalmente en la cabeza desorientándolo gravemente provocando su caído de los cielos.

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